De la guerra del gas a la guerra de la coca

Iván Arias Durán

ivan-arias-duran Lo que muchos bolivianos temíamos lo estamos empezando a sentir. Los conflictos por el TIPNIS, los autos chutos, las muertes en Yapacaní y los aprestos de regiones como la Asunta son los prolegómenos de una guerra que empieza a emerger. De esa manera la pelea por la apropiación de la renta gasífera está perdiendo protagonismo frente a guerra por la apropiación de la renta de la coca y sus derivados. Los barones de la coca (actuales y aspirantes a ello) están decididos a dejar bien sentado su poder y sus áreas de influencia. Y dado que el negocio de la coca es uno de los más lucrativos de estos 6 años, miles quieren meterse en el.

Ateniéndonos a las conservadoras cifras del Viceministerio de Coca y Desarrollo Integral en la país habrían más de 42 mil cocaleros, de los cuales alrededor de 35 mil pertenecen a los Yungas paceños y unos siete mil al trópico cochabambino; teniendo cada uno de ellos un ingreso trimestral que bordea los 12 mil bolivianos por la venta de un cato de coca, actividad desarrollada cuatro veces al año y que genera una rentabilidad anual de 48 mil bolivianos por cocalero. La coca genera buenos réditos económicos sin que sea necesaria una gran inversión, ni trabajo físico.



El precio promedio de hoja de coca en los mercados autorizados (Sacaba y Villa Fátima) se incrementó entre 2009 y 2010 en un 22%, mientras que el precio promedio en el trópico de Cochabamba aumentó en un 37%. El informe de la ONUDD (2011) señala que en el trópico cochabambino se producen 27.916 toneladas métricas de la hoja de las que 1.804 pasan por el mercado legal (por valor de 10 Millones de $us) y 26.112 (93%) están fuera del mercado autorizado. La producción en el sector de Yungas es casi similar a la del trópico con 27.050 toneladas métricas, pero la diferencia es que de ellas 17.378 pasan por el mercado legal (por un valor de 106 Millones de $us) y 9.672 (35%) no.

En cuanto al movimiento en el mercado autorizado, los valores varían, tomando en cuenta que el precio del kilo de hoja de coca varía entre 6,1 dólares para la hoja de Yungas y 5,6 dólares para la del trópico cochabambino. Fuera del mercado autorizado, el kilo de la coca de Yungas cuesta 1,5 dólares más y llega a 7,6; mientras que la del trópico aumenta dos centavos de dólar, a 5,8. Si se considera la estimación para el valor de la coca que se comercializa fuera del mercado legal el trópico de Cochabamba genera 120 millones de dólares por las 26.112 toneladas métricas ilegales que se venden, frente a los 73,5 millones de las 9.672 toneladas métricas ilegales de Yungas. Si sumamos lo legal e ilegal, en el chapare se generan 130 millones de dólares por la coca y en Yungas 179 millones de dólares, haciendo un total de 309 millones que circulan en la economía sin contar la coca de zonas como Yapacaní, La Asunta, Muñecas, parques, áreas protegidas y otros.

¿Será que los bolivianos acullicamos coca hasta en la sopa? Un estudio realizado por el (CELIN) determinó que en toda Bolivia sólo un 14 por ciento de la población acostumbra practicar el aculliku (alrededor de un millón de habitantes), que está concentrada en las zonas altiplánicas de los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí; además de algunas regiones de Santa Cruz y Cochabamba. Los datos proporcionados por CELIN determinan que, tanto para el aculliku como para las iniciativas industriales e incluso para abastecer los mercados consumidores de otros países, como Chile y el norte de Argentina, sólo serían necesarias 8 mil hectáreas de coca y no así 20 mil como pretende defender el gobierno o las 32 mil en actual producción.

¿Y dónde se va tanta coca? Al narcotráfico. El primer secretario de la embajada brasileña, Murilo Vieira Komnisky, en enero de este año, señaló que “el grueso de la cocaína boliviana se va a Brasil. Brasil sufre “el efecto colateral” de haber sacado de la pobreza a 30 millones de personas, que se convirtieron en consumidores de clase media. A raíz del aumento del consumo en Brasil, mafias colombianas, mexicanas, peruanas y brasileñas comenzaron a establecerse en Bolivia para exportar la droga” a territorio brasileño. “Entre un 60 y 80% de la cocaína boliviana tiene como destino el mercado brasileño, estimado en unos 900 mil consumidores. Hoy día un 60% de la droga de Bolivia va a Brasil, 20% va a Argentina y 20% a Chile, son datos estimativos. Un 40% (del 60%) de la droga boliviana se queda en Brasil y el resto va a Europa. Vieira explicó que Bolivia puede fabricar 115 toneladas de droga al año, a lo que hay que sumar el estupefaciente de origen peruano que usa territorio boliviano como puente.

Espero que estos datos sirvan para los bolivianos y bolivianas empecemos a poner las barbas en remojo y dejar de hacernos los bizcos pues la guerra de la coca esta ya tocando nuestros barrios y hasta nuestros domicilios.