Economía y política en el Estado plurinacional

Daniel A. Pasquier Rivero

El 22 de enero 2012 marcó el inicio del tercer año del segundo mandato presidencial de Evo Morales, aunque el partido en gobierno trata de disfrazarlo como el primer mandato en el Estado Plurinacional (EP) según la nueva CPE. Había expectativa. El discurso presidencial no defraudó en cuanto a su duración, tres horas y diez minutos, pero dejó temas pendientes, no mencionados, mencionados a medias o saltados con bromas de por medio, aún tratándose de temas importantes.

La estrella, aparente, fue la economía del país. Todo va bien, vino a decir S.E. Sin embargo, todo lo que dijo reforzó la impresión de que las cosas no van bien. Los datos de S.E. contradicen las publicadas por personas e instituciones calificadas que, sin ánimo de dañar al país, llegan a otras conclusiones. Insistir en los destacados ingresos por hidrocarburos y minerales atribuyéndoselos a políticas internas o de nacionalización es un error o un despropósito. Para qué engañar al país. Según información del IBCE, entre 2005-2011 el PIB nacional pasó de 9.500 MD a 17.700 MD gracias a los precios internacionales, sobre los cuales el gobierno ni la política desde el ministerio de hidrocarburos tienen nada que hacer. El ministerio de hacienda solo cuenta la plata. La respuesta está en el precio del millar de pies cúbicos de gas, que pasó de 1 a 9. Prueba de ello es que el PIB per cápita en Tarija, sobre el que la política interna no ha hecho nada en particular, pasó de 2.332 US$ a 4.225 y, el de Potosí, de 563 a 1.770 US$. Lo más grave es no llamar la atención, por lo menos, sobre el sesgo tomado por la economía nacional, donde volvemos a depender en un 85% de la exportación de materias primas. Al proceso de industrialización casi no se lo menciona, siendo como fue una de las banderas de Octubre 2003 y que justificaron la nacionalización el 2006.



El “vivir bien” lo refleja mejor el aumento de empleo, la productividad general del Estado, no la actitud rentista de una población que poco a poco va confundiendo que recibir dinero sin trabajar es bueno. Que tener para gastar es sinónimo de una economía saludable, aunque lo que se gasta venga de bonos del Estado o de remesas del pariente, el que de verdad trabaja, en el extranjero. Las cifras no mienten. Las exportaciones del EP han generado 189% más que en el período 2000-2005 pero el volumen de lo exportado aumentó sólo el 8%. Este es el dato alarmante. El aparato productivo está paralizado. ¿Mostrar como éxito de gestión un crecimiento tan minúsculo en seis años? Si se analizan las exportaciones no tradicionales, las que generan mayor número de empleos, se demuestra que se incrementaron en valor el 61%, pero en volumen cayeron el 12% respecto al 2005. Si Suiza era la meta, hemos confundido la ruta.

Y si de logros se trataba, el presidente se explayaba. Pero cuando le tocó el turno a los números rojos, dijo sonriente, que le escondían los datos. Y así fue. Pasó por alto mencionar la deuda pública externa e interna. El meollo de la cuestión, para saber cuánto tenemos. ¿Son los 12.336 MD de RIN (Reservas Internacionales Netas), cifra histórica, el ahorro milagroso de seis años, lo que nunca consiguieron en 500 años la Colonia ni la República? Parecería que sí. Pero, qué pasa si nos dicen, al mismo tiempo, que la Deuda Pública Interna del TGN a noviembre 2011 es de 4.527 MD, y de eso, el 41% corresponde a las AFPs. Esa deuda, aunque sea a los bolivianos, hay que honrarla. O está en el plan, ¿borrarla de un plumazo? Supone el ahorro, de años de esfuerzo y sacrificio, del trabajador boliviano.

Los números rojos, pesan. Nos condonaron miles de millones de dólares de deuda externa, gracias a gestiones por años de muchas instituciones, principalmente la Iglesia Católica. Dice S.E., “pero nos vuelven a prestar”. Otra vez tenemos una Deuda Pública Externa de origen multilateral por 3.322 MD. ¿Qué es lo peor?, que solamente el 2010 ha crecido el 15%. ¿Y dónde se ha ido? No es a la subvención de importación de combustibles, eso es otra deuda, bilateral, donde aparece Venezuela como principal acreedor (50%): ya alcanzó los 819 MD y se incrementó en más del 35% el 2010. En buen romance, de los 12.336 MD de ayer, se deben 8.668 MD, aproximado, tomando cifras disponibles hasta fines del 2010. Si el ritmo de crecimiento de la deuda se ha mantenido el 2011, la diferencia entre las RIN y la Deuda Pública es aún más estrecha. Difícil sostener que todo este dinero se ha orientado al sector productivo, aunque se lo remarque levantando el dedo.

S.E. sorprendió con frases como "Mi pedido: cuando se presenten problemas hablen, conversen, júntense para resolver oportunamente, proponer al presidente, al vicepresidente, soluciones en bien del pueblo boliviano". Lo primero, recalcar a sus colaboradores decir la verdad, aunque duela. La actitud conciliadora, de ser sincera, es bienvenida por todos. Pero los hechos parecen indicar otra cosa. El perfil del nuevo gabinete, con conocidos reciclados, apunta a otra cosa. Parece, que se seguirá priorizando la política sobre los problemas reales de la población, que no son otros que los atingentes a la pobreza, resultado de una economía pequeña para diez millones de habitantes y, encima, mal distribuida.

Ese problema no se tocó. Cómo sustituir la economía ilegal originada en el narcotráfico por otra legal, en base a nuestros recursos y las remesas. Cómo enfrentar la inseguridad ciudadana ligada al incremento del tráfico de drogas. El tema al que deben orientarse todos los esfuerzos. Lo decía Hernando Henrique Cardozo, ex presidente del Brasil, "Resolver este problema debe ser responsabilidad obsesiva y permanente de los gobiernos y no el resultado de una cumbre"; como si estuviera dirigiéndose al actual gobierno del EP. El tema de la pobreza, "no se discute, se actúa todos los días con medidas", y para eso se requiere un equipo técnico, lo que se viene olvidando desde hace seis años.