Tener carácter, no es tener mal carácter

Álvaro Riveros Tejada

riveros_thumb Por enésima vez S.E. ha amenazado con cerrar la Embajada de Estados Unidos, durante un acto de su partido realizado el sábado pasado. "Yo quiero advertir públicamente”, ha dicho, “que no tengo ningún miedo. Sí otra vez la Embajada de Estados Unidos sigue molestando a Bolivia como está haciendo hasta ahora, mejor cerramos la Embajada de Estados Unidos en Bolivia porque somos antiimperialistas, anticapitalistas y antineoliberales", agregó.

Amenazar y no cumplir es como comer y no digerir, uno termina envenenado en cuerpo y alma. Lo curioso del caso es que estas declaraciones se producen a muy pocos días de haber firmado un acuerdo tripartito con los EE.UU. y el Brasil el cual, entendemos, llevó mucho tiempo de maduración y se deduce que antes de su suscripción, estaban definitivamente sentadas las bases de una nueva relación más amistosa y estrecha que la que originó la expulsión del embajador Goldberg de La Paz y la de Guzmán de Washington.



A fin de evitar que las relaciones diplomáticas entre los pueblos ingresen a un campo coloquial, donde los acuerdos o diferencias se ventilen como en una relación matrimonial, éstas se fundamentaron en tratados y convenciones que marcan las pautas y lineamientos que deben regir la sana convivencia entre los pueblos. La convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas por ejemplo, adoptada el 18 de abril de 1961, en su artículo 22 señala: “Los locales de la misión son inviolables y los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin el consentimiento del jefe de la misión” “El Estado receptor tiene la obligación especial de adoptar todas las medidas adecuadas para proteger los locales de la misión contra toda intrusión o daño y evitar que se turbe su tranquilidad o se atente contra su dignidad”. Entonces, mal se podría “cerrar” la embajada de los EE.UU, como si de clausurar una casa de lenocinio se tratara.

Algo similar viene ocurriendo con nuestras relaciones con Chile y Colombia. Con los araucanos, en lugar de adelantar fuimos retrocediendo y, al parecer, estamos con ellos más cerca del charango que de la Haya; más cerca de venderles gas que de recuperar el mar; más cerca de Portales que de Avaroa.

Sin querer queriendo, como dice un comediante mexicano, con Colombia hemos abierto un clima de desentendimiento a muy pocas horas de celebrarse el encuentro entre nuestros presidentes. La cancillería de ese hermano país desmintió categóricamente la afirmación boliviana en sentido de que Santos comprometió al Presidente boliviano, “toda aquella diligencia y actuación que pueda ayudar a Bolivia en su demanda a Chile de una salida soberana al Océano Pacífico” El comunicado colombiano señala que: “…éste es un tema bilateral entre Bolivia y Chile, que debe ser abordado a través del diálogo, de manera práctica y evitando las instancias internacionales” con lo cual hizo tronar el proyecto de llevar nuestro diferendo ante el tribunal de la Haya.

¡Un mal aniversario en este próximo día del mar! Es más, ello nos recuerda que en diplomacia, ¡tener carácter, no es tener mal carácter!