Tilda Swinton:“Yo fui monstruosa”

Sincera La actriz de 50 confiesa que cuando tenía 4 quiso matar a su hermano recién nacido. “Pero lo salvé, de casualidad”.

En un tranquilo restaurante del Soho, en medio del desayuno, le pregunto a Tilda Swinton si alguna vez se ha sentido monstruosa. Mueve su cabeza de niño de pelo corto y pregunta:

 “¿Uno se siente monstruoso o simplemente lo es? Yo fui monstruosa, creo”. Hasta hace muy poco su familia la adoraba por haber salvado la vida de su hermano, hasta que les confesó que, en realidad, ella había querido matarlo.

“Lo iba a matar por ser varón, naturalmente -dice-. Ya tenía dos hermanos varones y tres eran demasiado”. Ella tenía cuatro años cuando entró al cuarto, determinada a hacerlo.



 “No lo había pensado en detalle, pero estaba decidida. Entonces vi un hilo de su gorrito metido en su boca y se lo empecé a sacar. Entraron, me vieron, y sintieron que lo había salvado de ahogarse, que fue un acto de amor”.

Recordada en el fim "Constantine" Tilda Swinton se encarga de interpretar a un bastante andrógino arcángel Gabriel.

La monstruosidad, se dio cuenta Swinton entonces, está siempre a punto de salir a la superficie en cualquier persona.

“Siempre que hay chicos matando chicos o cometiendo actos violentos, se usa la palabra ‘maldad’. Es una respuesta inmediata. La monstruosidad está siempre a mano. ¿No es ése el triunfo de la civilización? ¿Que no seamos tan monstruosos?”

A los 50 años, la cara de Swinton se transforma entre edades, sexos y estéticas. Difícil de encasillar y de transformar en objeto, siempre intrigante, generando curiosidad. Es cool, inteligente, responde en profundidad y se corrige para ser precisa en sus palabras.

Escena del fim "Tenemos que hablar de Kevin", dirigida por Lynne Ramsay

Tenemos que hablar de Kevin dirigida por Lynne Ramsay, es una película dura, un palazo en la nuca. Swinton encarna a Eva, una escritora especializada en libros de viaje que vive una cómoda y privilegiada vida, y que decide tener un hijo antes de los 40, pese a las dudas que la maternidad le genera a ella y a su marido, Franklin (John C. Reilly). Eva da a luz a Kevin, pero el lazo entre madre e hijo nunca se materializa. El se convertirá en la representación viva de su resentimiento por cómo la maternidad le cambió la vida. Y a los 15, Kevin comete una atrocidad.

La actriz de Michael Clayton describe el filme como una tragedia griega. “La obra que Eurípides no tuvo los huevos para escribir”. La novela en la que se basa el libro, de Lionel Shriver, es una colección de cartas de Eva a su marido luego de la masacre, una vomitiva catarata de palabras. El filme, en cambio, es tranquilo, se concentra en los personajes y las amarguras no se dicen en voz alta.

Dice Swinton que la idea de usar las cartas se descartó porque “Eva no tiene a quién ni cómo contar lo que le pasa. Es indescriptible lo que está atravesando. No es dolor ni soledad. Es como estar en el Purgatorio, algo mucho peor”.

El filme va y viene desde el crimen al nacimiento y la infancia de Kevin, una mezcla de escenas de su vida que muestran, siempre desde el punto de vista de Eva, lo malvado y grotesco que era el niño, desde hacer caca en cualquier lado hasta, ya más grande, masturbarse abiertamente frente a su madre.

Swinton no cree en la palabra maldad.

 “Es un concepto erróneo, una aclaración”. Para ella el filme es una fantasía en la cual “él actúa el alejamiento de ella. Su falta de empatía es su respuesta. Todos esos incidentes de niño, como cuando ella le dice al bebé Mamá era feliz antes de que naciera Kevin, mamá se levanta cada mañana deseando estar en Francia , se le vuelven en contra. Ella alza al bebé cuando grita y notás esa sonrisa falsa, terrible, que le ofrece. ¿Vos no gritarías si tu madre hace eso? Yo sí. Ella nunca se enganchó en la relación con el hijo y es difícil no simpatizar con él en sus intentos de llamarle la atención”.

¿Creés que la película puede hacer pensar a las mujeres que no es buena idea tener hijos?

No veo por qué. Es una fantasía, nunca va a ser tan malo. Todo el mundo piensa en algún momento durante el embarazo que está llevando adentro el hijo del Diablo.

¿Te pasó?

Por supuesto (Swinton tiene mellizos, Xavier y Honor, adolescentes). Estás en un estado que podés llegar a pensar cualquier cosa. Sería loco no pensarlo. Pero también me acuerdo cuánto los quise cuando nacieron. Estaba metida dentro de ellos, curiosa por todas sus cosas. Pero sé también que eso no es algo automático. Yo tuve suerte, no todos tienen la misma experiencia.

A lo largo de su carrera, Swinton combinó filmes independientes con éxitos de taquilla. La clave parece ser sentirse cómoda con la locura que hay bajo la superficie. Kevin se hizo en 30 días, muy poco para una película normal. Pero para ella no fue un problema.

 ”Hay que amigarse con el caos. Y eso es algo que llevo bien adentro”.

Fuente: www.clarin.com