Tiempo del MAS y el Estado Plurinacional

Daniel Pasquier Rivero

daniel-pasquier La historia nos da numerosos ejemplos de grandes proyectos malogrados por el azar: la coincidencia de eventos fortuitos contrario a lo planeado, su aparición inesperada en el momento menos oportuno.

La salud de los protagonistas los ha puesto en jaque, como fue el caso del retiro inesperado del gobierno del anciano líder cubano Fidel Castro, que ha reducido a breves y esporádicas apariciones en la Tv, su principal goce de multitud a la que es tan afecto; también el presidente del Paraguay moderó su discurso, no por los reclamos de paternidad planteados por varias afectadas, sino por la urgencia de un cáncer linfático tratado afortunadamente con prontitud y garantía profesional en Brasil; lo mismo le pasa a “Lula”, cuyos bríos y ambiciones dan para rato, de pronto vio que un pequeño cáncer de laringe le marcó el paso desde el 2011; la muerte sorpresiva de Néstor Kirchner debió ser el campanazo más fuerte, pero no, da la impresión de que todavía hizo falta otro más notorio, el caso de Hugo Chávez, donde parece sumarse hasta la posible negligencia profesional en los hospitales cubanos: el presidente venezolano pasa de la euforia con anuncios de curación total a la prudente declaración de “lucharemos hasta el final”, como cualquier mortal.



Da la impresión, una vez más, que la historia nos enseña que el ambicioso proyecto de la construcción del Estado Plurinacional (EP), que sirvió para encumbrar electoralmente al MAS, tropieza con los tiempos. El proyecto recogía viejas reivindicaciones de inclusión indígena y campesina, junto a una avanzada concepción medioambientalista, que lleva hasta el culto a la pachamama, y hacía vislumbrar un cambio del modelo de desarrollo tradicional primario extractivista hacia un modelo compatible con la armonía entre el hombre y la naturaleza. Estas banderas, pasado el tiempo electoral, hay que traducirlas a la realidad, y ese es otro tiempo. Que puede no ser coincidente con el tiempo político de un partido, que habría cumplido su papel con la concreción constitucional del proyecto. Sin duda, la verdadera construcción del EP parece ser otro tiempo. Un cambio como el previsto en la CPE no está al alcance de una gestión. Es más, es posible que requiera convertir el proyecto, de un partido, en una política de Estado. Lejos de los avatares cotidianos de la lucha e intereses partidarios. Lo contrario, es condenarlo al fracaso.

El tiempo del MAS. El desgaste en sacar adelante la nueva CPE fue inmenso: tres años hasta el Referéndum del 25 de enero 2009 y su aprobación el 7 de febrero. Había corrido mucho tiempo, y entremedio, el rechazo de alrededor del 65% en amplias zonas del país, presiones, heridos y muertos, demasiados muertos. En vez de recuperar tiempo dando paso a una nueva gestión salida del propio partido, se jugaron a la figura de Evo Morales, el líder de los sindicatos cocaleros del Chapare. Nuevo desgaste y tiempo perdido. Se aseguró la segunda gestión dejando de nuevo a un lado los temas de fondo, que tienen que ver con el proyecto país del EP pero también con el día a día de las necesidades de todos los bolivianos, para enfrascarse en buscar una segunda reelección, por la tercera gestión. No parece corresponder en derecho pero, acostumbrados como están a pasar por encima de las leyes, lo justificarán con la anuencia de un órgano judicial sospechoso de estar subordinado al ejecutivo. Pero el MAS habrá acumulado ocho años de gestión, descuidando la gestión.

La falta de gestión convertida en el principal escollo para la reelección de Evo. El pez muere por su boca, o no hay inventor que no se jorobe con su invento. Lo reflejan los resultados de cualquier análisis independiente de las empresas “nacionalizadas”, las empresas del nuevo estatismo centralista, fuera de gas y minerales altamente favorecidos por la demanda y los precios externos. Pronto estará a la vista de todos, hasta de los inexpertos, con la caída de precios del estaño, la plata, el cobre, por la complejidad de la crisis económica mundial. ¿Estaremos como los camireños, rezando por resultados? Hace 70 años que lo vienen haciendo: que la perforación de un pozo sea positiva. ¿Volverá como tema de charla, otra década perdida? La solución, desesperada, no es la Ley 0175 aprobando la creación del Fondo para la Revolución Industrial Productiva. ¿Lo administrarán otros?

Los conflictos confirman el fracaso de la gestión del MAS. Ha pasado el período de enfrentamiento ideológico político y sin embargo, un informe de la Fundación UNIR muestra que el ambiente de conflicto se mantiene, su número triplica al de 2010 y es ocho veces el de 2009. Empeora. Por razones distintas: la gente pide el cumplimiento con las necesidades elementales de empleo, educación, salud; lo que reclama no es el color de quién tiene el poder, sino los resultados del ejercicio del poder. La FAO lo apunta: el principal problema a atacar es el de la pobreza, el empleo; y el CEDLA señala que el empleo sea estable, porque la mayoría hoy son “precarios”.

¿Podrá el MAS controlar a su gente y, de paso, a la justicia comunitaria? Aún tiene que resolver el asesinato de la Concejal paceña, “agredida en carne propia” ¿por acoso político?, cuando suma otro, de un “supuesto” ladrón de 24 años de edad, torturado en Ivirgarzama (reductos del partido de gobierno) y después quemado por los pobladores. Más grave: una diputada nacional, Norma Piérola, agredida por policías, según dijeron, por órdenes estrictas de Evo “no dejar entrar a los discapacitados” a la Plaza Murillo. Por si fuera poco, se suma el de Tarija-Chuquisaca por la repartija trucha de regalías con el informe Gaffney. Y la vice masista quiere que cada funcionario público sea del MAS, ¿para qué más? El informe sobre cocales espera, la COB y los salarios también, el TIPNIS en marcha y la auditoría al “Bolivia cambia, Evo cumple”, pendiente. ¿Se acabó el tiempo del MAS o del líder; tiempo del Estado Plurinacional?

El Día – Santa Cruz