Fidel Castro: ¿el perfecto asesino?


Ismael Schabib Montero*El 21 de abril del presente año “El Nuevo Herald” comentó sobre el libro escrito por Brian Latell, analista retirado de la CIA, titulado “Los secretos de Castro y la máquina de Inteligencia de Cuba”, según este autor, Castro, mandó asesinar a sus enemigos del exterior mediante intermediarios usando medios descentralizados y compartimentados para poder negarlo después. Señala que la Dirección General de Inteligencia (DGI) de Cuba, usaba extranjeros ilegales que estaban en deuda con el gobierno de la isla, a escuadrones de la muerte, que los entrenaban al estilo pandillero. Pero si Castro necesitaba operaciones más sensibles, más delicadas, empleaba elementos cubanos. Menciona entre sus víctimas a “cuatro bolivianos, dos generales, un capitán de Ejército” además del Presidente Barrientos, fallecido en un accidente de helicóptero en abril de 1969, los que de alguna manera tuvieron algo que ver con la victoriosa actuación de las FFAA de Bolivia contra el “foquismo” liderado por el Médico Ernesto Guevara de la Serna, conocido como el “Comandante Che Guevara”. Entre las víctimas de Castro además se nombran al General Joaquín Zenteno Anaya, y al General Juan José Torres Gonzales asesinados el año 1976, el primero en Francia, mientras cumplía una misión diplomática y el segundo en la Argentina donde estaba exiliado. También a Roberto Quintanilla, asesinado en Alemania en 1971. En julio de 1969, Honorato Rojas, fue muerto, un guía del Ejército durante la guerrilla.Según este relato, estas muertes fueron ordenadas como venganza por el asesinato del “Che” Guevara, sin embargo que es prudente no asumir como cierta esta revelación todavía; cabe preguntarse si realmente Castro sintió la muerte del médico argentino, porque aparentemente este ya era un paria, un estorbo, ya no tenía cabida en los países socialistas de línea moscovita, porque después de la crisis de los misiles de Cuba, en 1962, se había decepcionado de los soviéticos de los que esperaba una reacción más violenta y había manifestado su simpatía por los chinos, aparentemente esto selló su suerte, no era bien visto ni en Cuba, podría ser una confirmación el hecho que mediante una carta dirigida a Fidel renunciaba a su cargo y a las prerrogativas que le otorgaba el Estado cubano.Este elemental análisis se lo puede catalogar como lineal y no es el que conviene hacer en este caso, se debería asumir entonces que para Castro mandar asesinar no crea un problema de conciencia, basta un motivo, aunque no sea muy importante, como vengar la muerte del médico Guevara, porque si era capaz de mandar asesinar por control remoto y salir bien librado, creando la duda razonable, podríamos imaginar que los disidentes cubanos que viven en la isla nunca tuvieron chance y que es lo más parecido a José Stalin que mandó asesinar a sus compatriotas por miles sólo por simples sospechas. Esto explicaría como el régimen liderado por los hermanos Castro gobierne tanto tiempo en medio de tanta miseria. La única explicación que puede haber para soportar una situación desesperada como la que viven los cubanos en la isla, teniendo en sus narices a una de las áreas más ricas del mundo como Miami, es que estén sometidos a un control donde el terror, el miedo a morir a manos de la DGI los paraliza, como ocurrió con el General Arnaldo Ochoa, héroe nacional, que fue acusado de narcotráfico y fusilado. Sin embargo se tiene que reconocer, que si fuera cierta esta revelación, en el caso del anciano Castro, aquella sentencia que dice “el que a hierro mata a hierro muere” no lo alcanzaría porque hasta ahora pareciera que algún día morirá apaciblemente en su cama pero no por venganza sino por vejez, pues ya tiene 85 años, se tendría que reconocer que es un perfecto asesino.El análisis sobre los asesinatos de nuestros compatriotas y las reacciones de las FFAA y de sus familiares, que como en el caso del General Torres, hombre de izquierda, juran que la derecha lo mandó matar, se merece un análisis posterior.*Vicealmirante de la República de Bolivia


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