Mauricio AiraHace 33 años de la última vez que Bolivia fue sede de la Asamblea de la OEA que al igual que éste año se ocupó del tema del MAR. Diferencias entre entonces y ahora son muchas.Una. El Presidente Walter Guevara Arce, uno de los hombres más inteligentes que llegó a la primera magistratura, sentía pasión por el tema marítimo. Tomó la diplomacia casi como una carrera, con seriedad, profundidad y amor a la Patria. Siendo embajador en varios países, por decisión propia un poco y otro por mandato político se dedicó a preparar aquella Asamblea, convencido como era de ser el tema de la salida al Mar de Bolivia, una causa multilateral. Cuántas horas de intenso trabajo, de escribir sendos artículos y mociones, de entrevistar a personajes que tuvieran que ver con la Asamblea, una labor de persuasión admirable y fructífera hasta lograr lo que entonces pareció ser un milagro.De los 33 países reunidos en La Paz, 32 votaron por reconocer que sí, que la causa del MAR se había convertido en un tema general y de preocupación multilateral para el conjunto de naciones que se alojaban en la Organización de Estados Americanos.En estas condiciones se produjo la votación y Chile se quedó completamente solo, su Embajador tuvo que abandonar la Asamblea para no sufrir la vergüenza de pretender sostener una opinión contraria a la absoluta mayoría de naciones. De este modo, gracias a la labor personal de aquel gran patriota que fue don Walter Guevara y su convicción de obtener una salida al MAR por la vía diplomática, se había escrito una página imborrable para la historia del Continente Sur.Lo maravilloso de esta victoria diplomática fue opacado por un inexplicable golpe de Estado orquestado por Alberto Natush Busch un general de Ejército que nunca pudo dar una explicación racional para haber elegido aquel momento, en que los cancilleres abandonaban territorio boliviano debieron cruzarse en el camino con los tanques y carros de asalto que el militar había movilizado para afincarse en el poder. La acción armada que dejó 500 muertos solamente en la ciudad de La Paz, dejó mal parado al Gobierno de Bolivia, que ni siquiera pudo agradecer la presencia de tantos amigos que le dieron respaldo.Esto sucedió 33 años ha. La situación de hoy es muy diferente. Para empezar el Gobierno de Morales asume el poder tras una furibunda campaña antichilena, el pecado capital de Goni según Morales fue haber enunciado la posibilidad de exportar gas a los EEUU y México vía puertos del Norte de Chile, bastó la mención para desencadenar la más feroz campaña mediática en Bolivia, con epítetos como «traidor a la Patria, asesino, criminal, prochileno…» etc. Esta actitud pre-electoral hizo pensar que asumiendo Morales no habría diálogo sino fuerza contra Chile, por ello sorprendió cuando empezó una especie de «coqueteo con la presidente socialista Bachelet» quién alentó las esperanzas de «una solución ideal» en el originario quién entre ingenuo y «vivaz» le dio largas al asunto hasta que pasaron 5 años, la Bachelet dejó el mando y Evo continuó a la carga de sus insinuaciones, ahora ya francamente confrontado con el nuevo presidente brutalmente sincero «no habrá sesión soberana» sino mejoras en las necesidades de transporte de personas y mercaderías de Bolivia al mar por territorio chileno.El canciller Choquehuanca tan ingenuo como su Jefe, hizo vericuetos para explicar «la gestión de los 13 puntos» que terminó en cero hasta que ciertos incidentes han puesto en congeladora el tema.Los últimos días, ante la proximidad de la Asamblea, ahora en Tiquipaya, el régimen de Morales, está pretendiendo jugar a las cartas, de forma totalmente demagógica «el tema del MAR» y ha puesto en movimiento a sus funcionarios para «tratar de sacarle el máximo provecho» introduciendo un poco de contrabando el asunto, recordar la resolución Guevara, y acusar a Chile de agresor.Chile está a su vez desplegando toda su «gran experiencia diplomática» en una gestión de neutralizar el reclamo que Evo en el éxtasis de la Asamblea pretenderá volver a su favor.La mayoría de los expertos descartan una victoria de la actitud oportunista de Evo, especialmente porque no ha habido, no la hay una arremetida seria, consecuente, trabajada como la que protagonizó el Presidente Guevara Arce.Así las cosas, en horas más asistiremos a los «gestos histriónicos de un originario» en su desesperación de minimizar los problemas internos. El desquiciamiento policial, un espantoso aumento de la criminalidad, la Novena Marcha indígena del TIPNIS, y las denuncias de EEUU por los delitos contra los DDHH que Evo y su séquito pretender tapar con un dedo frente a la presión universal.