Una vez más, como ya sucediera el año pasado en Chaparina, fuerzas policiales enviadas por el gobierno de Evo Morales reprimieron brutalmente a la marcha indígena organizada en defensa del TIPNIS.
La violencia estatal fue desatada en pleno centro de la ciudad de La Paz, incluyendo el uso de carros lanza-aguas y de una gasificación, que provocó el traslado de varios a niños a hospitales cercanos.
Para el increíble viceministro de régimen interior, Jorge Pérez, no se trató de represión sino de una “reacción espontánea” de los policías, ante la “agresión de un grupo de señoras (Mujeres Creando)”.
Algo similar a lo que dijo cuando la enfermera que fue acusada de lanzarle una piedra sufrió torturas a manos de efectivos policiales, y Pérez respondió que sólo habían “forcejeado” con ella.
Mientras el viceministro trata de cubrirse las espaldas en cuanto a la responsabilidad sobre la represión “espontánea”, una parlamentaria de oposición conminó a la ONU, la Unicef y el Defensor del Pueblo para que condenen de manera urgente y enérgica este nuevo atropello a los derechos humanos…
“Descolonizar” el fútbol
El presidente Evo Morales acaba de proponer o amenazar que se “descolonice” el fútbol. Esperamos que esto no signifique que los nuevos DT-yatiris tengan que leer la coca para decidir la estrategia de los partidos, tal como lo hace el magistrado Cusi para emitir fallos en el Tribunal Constitucional.
O que la tal “descolonización” incluya un súbito cambio de reglas que legalice el “rodillazo”, o que sea un sinónimo de estatización.
Lo cierto es que Morales parece saber de fútbol un poco más de lo que conoce sobre la formulación de políticas de Estado. No en vano comenzó su carrera de dirigente cocalero como secretario de deportes en un sindicato de cultivadores.
A lo mejor el fútbol era lo suyo, actividad en la que no habría hecho tanto daño…