Ven deficiente política de Estado para frenar a las narco-mafias

Santa Cruz y Cochabamba tienen más fábricas. Los indicadores del tráfico ilícito de drogas muestran que dos de los nueve departamentos de Bolivia son los que más fabrican, refinan y negocian con cocaína.

Droga: Santa Cruz y la Llajta tienen más fábricas

Critican la falta de políticas de Estado contundentes para frenar a las mafias.

image El Deber. Santa Cruz



Estefano Ferrari (capo de la mafia italiana) es uno de los traficantes que cayó en suelo cruceño.

Los indicadores del tráfico ilícito de drogas muestran que dos de los nueve departamentos del país (Cochabamba y Santa Cruz) son los que más fabrican, refinan y negocian con cocaína. Los datos que el año pasado mostraban que en la región del valle se elaboraba la pasta base de cocaína y que en tierras cruceñas se la ‘mejoraba’, hasta la mitad de esta gestión se ratificaron.

2011 cerró mostrando que de 5.226 factorías de cocaína base destruidas, 4.176 estaban en municipios cochabambinos, lo que equivale a decir que el 80% de las narcofábricas funcionaban en zonas del valle alto y bajo y de Chapare, área de alta producción de hoja de coca, principal materia prima para producir cocaína. Hasta finales de 2012, de los 2.680 centros de elaboración del alcaloide, 2.123 se instalaron en la Llajta, repitiendo el 80% de incidencia con el que se cerró la gestión pasada.

El director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn), Gonzalo Quezada, reconoció la incidencia del fenómeno nacional y recordó que hace un par de años La Paz tuvo una ‘explosión’ de fábricas en El Alto, situación que actualmente disminuyó hasta casi desaparecer. 

Además del fenómeno Cochabamba, la situación cruceña es un tema de preocupación nacional, ya que casi el 100% de los laboratorios de cristalización de cocaína está establecido en esta región, convirtiéndola en un punto estratégico de este ilícito negocio o como Quezada identifica: “El centro de gravedad nacional del tráfico de drogas”.

Este tipo de afirmaciones cobran fuerza al observar el creciente incremento de negocios ilícitos en localidades como Yapacaní, San Germán y Nuevo Horizonte, donde el tráfico ilícito se expande (este año se hallaron más de 200 fábricas) y las autoridades no tienen pisada.

Para el ex fiscal antinarcóticos Joadel Bravo, el tráfico de sustancias controladas se mantiene con estos indicadores porque el país aún no genera empleos y la pobreza todavía golpea a una gran parte de la población, por lo que, en su criterio, estos negocios se convierten en una alternativa para muchas personas.

Parlamentarios de la oposición, como Tomás Monasterio y Luis Felipe Dorado, cuestionan la pasividad con la que el Gobierno actúa frente a esta realidad. Lo mismo opina el ex presidente nacional de los abogados Edwin Rojas, y asegura que hay poca eficiencia en la interdicción y ausencia de una política de Estado contundente contra el narcotráfico.

La Felcn ha revelado que se decomisa solo el 30% de la droga que circula en el país, por lo que se puede deducir que de las 24,2 toneladas de cocaína confiscadas este año, más de 80 toneladas han quedado fuera del alcance de la interdicción policial y posiblemente salieron del país a mercados internacionales, donde su valor se triplica o cuatriplica.

Estamos a tiempo de reaccionar

Luis Jaime Cruz • EX juez antinarcóticos

En 1998 la Asamblea General de Naciones Unidas declaró al narcotráfico un problema mundial y en aquella oportunidad los países se comprometieron a reducir la demanda de drogas, así como eliminar o reducir los cultivos de adormideras, coca y marihuana hasta el año 2008.

Nuestro país, al ser productor de la materia prima que es utilizada para la elaboración de cocaína, está ligado de manera directa con este flagelo que amenaza la propia institucionalidad del Estado. Es bien cierto que los operativos realizados por la Felcn terminan con la destrucción de un elevado número de fábricas de cocaína, y las incautaciones de drogas ha crecido en cantidad y volumen, demostrando que el narcotráfico crece como actividad ilícita a paso acelerado y con estrategias de expansión. Los datos estadísticos muestran que las factorías en su mayoría están en Cochabamba y los laboratorios en Santa Cruz. Esta situación no solo debe alertar al país y al Gobierno, sino que debe llevar a plantearse un serio y real debate sobre el diagnóstico de la situación para emprender efectivas formas de combatir la demanda de drogas en el país.

Bolivia no es el país de la cocaína. No debemos aceptar este injusto estigma. Lo que hoy sufre Bolivia es una arremetida de esta ilícita actividad y que el Gobierno debe asumir una postura decidida de lucha contra el narcotráfico en todos sus campos. Estamos a tiempo de reaccionar, de no hacerlo nos esperan días trágicos. Los bolivianos tenemos la palabra.

Dinero narco hace que suban precios

El dinero que el narcotráfico mueve en el país, aunque no ha sido cuantificado en base a un estudio oficial, se cree que es de más de $us 500 millones por año. La Felcn ha iniciado más de una veintena de investigaciones sobre el lavado de divisas ‘sucias’, mientras todavía las condenas por este delito a escala nacional son mínimas.

Los informes de Inteligencia de la Felcn han establecido que los capitales colombianos, en primera instancia, y los brasileños, en segundo orden, son lo que más ingresan en el país para mover sus organizaciones criminales y para ser ‘blanqueados’ en otros negocios.

A decir de las investigaciones policiales, los narcos dejaron de usar ‘empresas fachada’ para lavar su dinero, ahora instalan negocios con testaferros y palos blancos.

A criterio del presidente del Colegio Nacional de Economistas, Víctor Hugo Figueroa Orozco, gran parte del dinero ‘sucio’ se concentra en la importación de electrodomésticos y en el sector de la compraventa de inmuebles.

De acuerdo con el análisis de Figueroa, el movimiento de este dinero que sale del tráfico ilegal de alcaloides provoca un impacto en la economía nacional, ya que hace que los precios se incrementen en diferentes áreas del comercio nacional, ya que hay un poder adquisitivo poco usual de cierta gente.

Un problema con varias aristas

Tránsito. La Felcn asegura que de las 33,9 toneladas de cocaína confiscadas en 2011, un 52% es droga peruana. En lo que va de este año, de las 24,4 toneladas incautadas, el 60% ingresó de Perú, por lo que se asevera que somos un país de tránsito a mercados de Brasil, Chile, Argentina y Paraguay, de donde luego las organizaciones criminales envían la droga a Europa y África.

Capos. Anualmente, la fuerza antinarcóticos tiene una lista de 20 narcos internacionales considerados ‘peces gordos’, a los que sigue. En Bolivia han caído sujetos relacionados con las mafias brasileñas, colombianas e italianas, como Alessandro Maria Maesano, Stefano Ferrari y Maximiliano Dorado. El Gobierno insiste en que en el país no operan cárteles de droga, sino grupos.

Detenidos. Desde 2000 las fuerzas antinarcóticos han detenido a más de 46.000 personas vinculadas con el tráfico de sustancias controladas. El promedio anual de gente que es arrestada intentando vivir de la droga es de más de 3.800 sujetos, entre bolivianos (que son la mayoría) y extranjeros, entre los que  las nacionalidades que ‘mandan’ son la brasileña, la colombiana y la peruana.