Por Eneas A. Biglione*
A pocos días de las elecciones presidenciales en Venezuela tuve la oportunidad de entrevistar a Eric Ekvall, el prestigioso analista y asesor político norteamericano radicado desde 1982 en Venezuela. Ekvall ha asesorado candidatos en cuatro de las seis últimas campañas presidenciales en Venezuela, además de candidatos presidenciales en Costa Rica, Perú, Bolivia y Brasil. Desde hace ocho años ha venido estudiando con gran preocupación cómo el gobierno de Hugo Chávez manipula resultados electorales. Hoy en día trabaja en favor del derecho al libre sufragio y es cofundador del portal porlaconciencia.com y de la ONG Voto Limpio. Compartió con nosotros sus principales inquietudes de cara a las elecciones del 7 de octubre:
EB – ¿Cuál es el panorama actual frente a las próximas elecciones presidenciales en Venezuela?
EE – Desde hace varios meses el candidato opositor Henrique Capriles, está subiendo de manera sostenida en las encuestas hasta el punto que las encuestadoras más confiables hoy le dan una ligera ventaja sobre Hugo Chávez. A mi juicio el día de las elecciones Capriles tendrá una amplia ventaja sobre Chávez. En estos días se vive un ambiente de euforia en el sector opositor, sin embargo existe una gran preocupación de que el gobierno hará trampa para no perder. La situación de nerviosismo que puedan ir experimentando ciertos altos jerarcas dentro del gobierno a medida que nos acercamos al día de las elecciones – sobre todo los más radicales, y altos oficiales de las fuerzas armadas vinculados al narcotráfico – podría incentivar las tentaciones golpistas. No se puede descartar la posibilidad de un golpe de estado que busque amarrar a Chávez en el poder.
EB – ¿Por qué argumenta que habrá fraude en las elecciones de Venezuela?
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EE – En 2004 el gobierno ejecutó un muy audaz y sofisticado fraude electrónico que muchos analistas olfatearon pero que no se logró comprobar científicamente sino varios años después. A partir de ese momento una mayoría de los venezolanos sospecha que el gobierno manipula los resultados de la votación, a pesar del hecho innegable que por sus propios esfuerzos la oposición ha ido creciendo en cada elección que se ha celebrado desde la catastrófica (y muchos dirían inverosímil) derrota sufrida en las últimas elecciones presidenciales en 2006. Chávez ha tenido mucho éxito en penetrar los cuadros opositores, y se teme que con los recursos públicos casi ilimitados con los que cuenta tendrá mucha capacidad para torcer voluntades y comprar conciencias en esta temporada electoral.
EB – ¿Cuáles serán los posibles escenarios para realizar el fraude y las principales amenazas para que Capriles sea elegido presidente?
EE – El fraude es como un virus, va mutando de elección en elección. El fraude del 2004 fue electrónico. En 2006 Chávez había logrado penetrar la campaña del candidato opositor de tal manera que lograron convencer a éste que capitulara antes de que se contaran ni una mayoría de los votos, logrando además que muchos de los testigos y miembros de mesa abandonaran sus puestos antes del conteo final. Hoy ese mismo escenario sigue latente. El sistema de votación en Venezuela depende de una corte electoral abiertamente parcializada en pro del candidato oficialista. El sistema todo es en gran parte una caja negra donde cualquier cantidad de artimañas pueden emplearse para manipular los resultados. Sin embargo, a mi juicio, este año el verdadero fraude está a la vista, y consiste en el uso de máquinas que registran la huella dactilar del votante y que están directamente – y visiblemente – conectadas a la máquina electrónica de votación. Su propósito fundamental es el de intimidar al votante, haciéndole creer que su voto no será secreto.
EB – ¿Por qué asegura que no existen garantías para el voto secreto?
EE – Porque el sistema es una caja negra. A pesar de que se dice que es perfectamente auditable y que hay técnicos de la oposición que aseguran que no puede divulgar para quién vota uno, el elector siempre se preguntará cuando está frente a estas máquinas si de verdad su voto será secreto o no. Debemos recordar que hace casi 10 años la corte electoral, por órdenes de Chávez, hizo pública una lista de más de 3 millones de votantes que habían firmado peticiones para revocar su mandato. De un día para el otro, las personas listadas se convirtieron en perseguidos políticos del régimen, perdiendo sus empleos en el gobierno y en las empresas del estado, y convirtiéndose en ciudadanos de segunda clase, en una especie de apartheid político que nunca se había conocido en Venezuela. La gente recuerda esta lista, la llamada lista Tascón, como uno de los más cruentos capítulos del gobierno de Chávez, y nadie sabe cuántas personas que quisieran votar por Capriles el 7 de octubre votarán por Chávez por miedo de ser descubiertos como opositores. En un país donde un 40% de la población depende en un grado u otro del gobierno, esto representa un enorme riesgo para Capriles.
EB – En definitiva, ¿qué cree que pasará el próximo 7 de octubre en Venezuela?
EE – Henrique Capriles está haciendo una de las más extraordinarias campañas electorales en la historia política de Venezuela. Contra viento y marea, enfrentándose hasta a pistoleros a sueldo del gobierno, ha logrado encender el entusiasmo y el fervor de un país que quiere un cambio de presidente desde hace muchos años. Creo que a pesar de los malos augurios, la certeza de que se intentará cometer fraude, y las amenazas de violencia por parte de Chávez si Capriles y sus seguidores se atreven a protestar los resultados manipulados por la corte electoral, el “efecto tsunami” de la campaña opositora se está haciendo sentir. Por esta razón le será muy difícil a las fuerzas armadas, que son siempre como decimos acá “el gran elector”, desconocer la victoria de Capriles. Ojalá que ocurra rápido, antes de que se desaten los demonios.
EB – ¿Cuál cree que debe ser el rol de la comunidad internacional?
EE – Ray Walser de la Heritage Foundation público hace unos días un excelente informe sobre el contexto político en el cual se está desarrollando el proceso electoral, con un listado muy detallado de recomendaciones para la Casa Blanca (ver informe aquí). La comunidad internacional debe prepararse para un fraude electoral descomunal, y tomar los pasos necesarios para desconocer los resultados. El uso de tecnologías biométricas con capacidad de correlacionar la identidad del votante con su voto viola el precepto más elemental del sufragio libre: si el votante se siente coaccionado, el sufragio no es libre, y si el sufragio no es libre, la elección no puede considerarse auténtica según el artículo 21.3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas. La Carta Democrática de la OEA y la misma Constitución de la República Bolivariana de Venezuela avalan esta posición, y por ende la comunidad internacional debe entender que es poco probable que los resultados que revele el Consejo Nacional Electoral la noche del 7 de octubre sean un reflejo de la voluntad popular.
* Director Ejecutivo de HACER en Washington DC