Recordando a Alfredo Domínguez

Gustavo Angelo

DOMINGUEZ Tupiza le rinde un homenaje póstumo a los 33 años de su partida

Alfredo Domínguez es el guitarrista y compositor folklórico más sobresaliente que ha tenido la historia de Bolivia. Fue el que le dio una nueva personalidad a la guitarra boliviana. Así como Argentina tiene a Eduardo Falú, Paraguay a Agustín Barrios, Brasil a Heitor Villa-Lobos y España a Francisco Tárrega, Bolivia tiene a Alfredo Domínguez.



Domínguez nació en Tupiza (Potosí), el 9 de julio de 1938. A sus 12 años, inició su pasión por la guitarra para interpretar lo que en su momento sentía. Siendo la zafra jujeña el escenario que le serviría para las inspiraciones de sus primeras composiciones.

Cuando Alfredo estudiaba en la escuela tuvo un momento incidente con un profesor de inglés –Justin Bedregal-, que le trató de manera inapropiada”.

¿Fue Alfredo Domínguez un niño tremendo? ¡Vaya uno a saberlo¡ La verdad es que como todo niño soso con grandes aventuras, tierras extrañas y otras gentes, pero con una diferencia, no se contentó con soñar, si no que hizo realidad sus sueños escapándose de su casa a los 12-13 años de edad.

En 1950 se escapa a Argentina para trabajar en la zafra. Vivió en carne propia el trabajo explotado. Conoció a un viejo boliviano –el hacia todos los sábados por la noche- una “fogata” con su familia y sus amigos, y Domínguez observaba tocar la guitarra al viejo.

En una oportunidad le pide al viejo que le preste su guitarra, pero, tuvo una respuesta amarga. Este señor le agarró a patadas, porque le dijo; ¡tú! no puedes tocar la guitarra, porque vas terminar en las cantinas.

Al no poder tocar la guitarra, Alfredo tomaba apuntes en el suelo, anotando con un palito de madera las posiciones de las manos, etc., que lucía el viejo. De esa manera alimentó su talento a la música.

La policía lo buscaba por ser menor de edad y haber abandonado la escuela, como también sus “padres” le hacían buscar. En un día de esos la policía le encontró en Argentina (villa nada).

Su regreso a su natal Tupiza fue desabrido, en ese día se festejaba un acto cívico de todas las escuelas y colegios que estaban concentrados en la plaza cívica, lamentablemente Alfredo tenía que pasar por la plaza en compañía del policía que le llevaba hacia su casa.

Fue presentado como “el mal ejemplo”, por un director de colegio que le puso delante de todos los alumnos, donde mencionó: si ustedes; quieren ser asesinos, ladrones, mafiosos, sigan el camino de Alfredo Domínguez. Palabras maliciosas que argumentó el director. Al oír esas palabras desagradables la madre (doña Eleuteria Romero), reaccionó llorando, respondiendo, ¡por favor! no le haga eso a mi hijo, el director respondió; señora ¡cállese!

Ese mal momento quedó marcado en los sentimientos de Domínguez, donde dijo, “yo nunca voy hacer un colegio para mostrarle a este director, que se puede hacer muchas cosas, no solamente yendo a un colegio”. Esa tenacidad hizo que él tenga más contacto con la gente, con personas intelectuales, con campesinos, con mineros, etc., hay aprendió “que uno tiene que ser uno mismo y no otro”, para llegar a ser sencillo, sobre todo amigo.

El mejor maestro que se puede tener; es el contacto con el pueblo; “si se ve a un campesino profundamente, uno encuentra un libro abierto”. Decía Domínguez.

Posteriormente Alfredo ayudó a su madre a vender helados en la esquina de la plaza, y en la noche a vender caramelos en el cine. Luego entró a trabajar como barredor de una oficina.

A los 15 años, participó en un concurso de guitarristas aficionados, en argentina, el premio era una radio a transistores, y entre otros premios consistentes entre ellos una mortadela. Pudo ganar el “primer lugar” en el concurso, deleitando una de sus composiciones y en el periódico argentino, salió una nota que decía; un joven valor argentino ganó un premio, Alfredo se desilusiona de esa noticia, porque él quería que resalte Bolivia.

Sus primeros acercamientos serios a la guitarra fueron con el señor José ortega de Tupiza que tenía una estudiantina, él le escuchó tocar a Domínguez y con mucho interés le dijo, toca, y le dio una guitarra, a la semana tenía una audición en una radio de Tupiza, en ese entonces Alfredo pensaba que todo el mundo le escuchaba, y transpiraba por toda la pasión que le ponía a la música.

En una de sus presentaciones en radio de Tupiza, Alfredo, vio a su padre que le observaba de la ventana, no dudó ni un momento en arrojar la guitarra y se fue corriendo a su casa. Su padre fue tras el, y le dijo; ¡sal Alfredo!, sal, te lo fabricare una guitarra, pero con una condición, por favor no agarres las copas apoyándote en tu guitarra. Alfredo lo cumplió a cabalidad esa promesa.

Más tarde prestó su servicio militar en la ciudad de Tarija, siendo un soldado destacado (comandante de escuadra), además tenía las habilidades de dibujar. El tiempo que permaneció en el cuartel, fue de seis meses y veinticinco días. Siendo parte de sus inspiraciones pudiendo ser reflejadas en: “Su teniente le castiga y le da una bofetada, mentalmente él se ríe, porque no le duela nada, al Juan dentro lo suyo nadie le grita ni humilla, todo esto es tan cierto que hasta parece mentira” (Juan soldado, Juan Cutipa).

Del fútbol a la guitarra

Domínguez era cotizado arquero del equipo “Huracán” de Tupiza, al punto que luego de hacer su servicio militar, un día toma la decisión de partir y radicar en la ciudad de la paz a jugar futbol en el “club bolívar” con toda la esperanza de ser un buen guardameta que poseía buenos talentos en el futbol.

En ese entonces en el bolívar habían afamados futbolistas tupiceños como ser: Víctor Agustín Ugarte, Hugo flores y Hernán Huaranca.

Alfredo había asistido ya a dos entrenamientos del bolívar y cuando iba al tercer entrenamiento, con su material deportivo, le encontró a un amigo director del grupo teatral “Nuevo Horizontes” Líber Forti (teatrista argentino) donde le dice lo siguiente:

Alfredo, quiero conversar un momento contigo por favor, tú eres libre de reaccionar a lo que aluda, puedes reaccionar de la manera que creas conveniente, pero antes debo decirte algo importante: Suponte que te lesionas o te quiebras el brazo, como también una pierna, quedas inservible. Entonces Bolivia pierde un elemento importante, que quisiéramos conservar. Razón para que abandones el futbol, ahora tú eres libre de tomar las decisiones que creas conveniente, yo te hablo como amigo. Alfredo, “futbolista hay muchos en Bolivia y muy buenos (…)” guitarristas, no hay más que voz” ¡Alfredo deja el futbol y agarra la guitarra! , ahora te doy la libertad de reaccionar como desees, por lo que te mencioné, yo bajo la guardia, y no me defiendo ante ningún acto físico, pero quería decirte eso. En Alfredo vibraba más el futbol -respondió fríamente- ¡gracias! Palabras que no olvidó nunca.

En ese entonces Alfredo se dirigía al entrenamiento, pero no llegó, porque había algo que le detenía, para no llegar al entrenamiento. En medio camino empezó a tener coraje a Líber Forti por aquello que le expresó.

Alfredo recapacitó, sobre si se quebraba el brazo o el pie, que anteriormente un amigo le había contado de esa cruda realidad. Se sentía quebrado por dentro, por las palabras de Líber. Ésos consejos cambio el rumbo de su vida, dedicándose de lleno a componer, cantar y tocar la guitarra.

Escenarios de actuación

Sus primeras actuaciones de Domínguez fueron en los distritos Mineros del Sud y después no paró. A su nombre se asocia el legendario grupo los Jairas (del que no fue integrante pero juntos difundieron la música boliviana en escenarios de América Latina y Europa)

Radio el Cóndor y radio Méndez fueron sus escenarios en un principio, pero con poco éxito, porque la música boliviana no gustaba a muchos ni tampoco se estilaba la presentación de un guitarrista.

Don Alberto Méndez le sugirió formar un conjunto, para tocar zambitas y chacareras, ya que, Domínguez le había pedido la última oportunidad, y era su última noche de actuación, donde asistieron al show de radio Méndez, un grupo de universitarios y el milagro se hizo, Alfredo no solo fue aplaudido si no que salió en hombros de la radio. Desde ese momento fue artista exclusivo del show de los sábados de Méndez.

Después fue al festival del folklore latinoamericano en salta, que robó muchos aplausos del público. Entré yo solito con mi guitarra en un escenario tan grande (…), mencionaba Domínguez.

La última noche del festival nadie conocía el nombre de los ganadores y consecuentemente existía gran nerviosismo, la sorpresa fue que salió el nombre de Alfredo Domínguez que ganó la medalla de oro al mejor solista latinoamericano, ese rato Domínguez mencionaba; este Líber Forti tenía no más razón.

El éxito de salta fue el principio del triunfo de Domínguez como guitarrista en Bolivia, primero en América latina después para culminar con Europa, el medio oriente y el Asia fue la consagración del guitarrista.

Faceta de intérprete

José María Pantoja, sin especificar ninguna fecha, escribe; -“Su primer concierto lo dio en el salón del Movimiento Estudiantil Cristiano (MEC). En aquellos tiempo se presentó interpretando en la primera parte música española, composiciones de Francisco Tarrega, como Adelita, María, lagrima, la alborada, Recuerdos del alhambra, capricho árabe, etc. Y en la segunda parte de sus propias composiciones” (Alfredo Domínguez Romero, Arte que perdura en el tiempo. Un aporte a la cultura subalterna, 2007; 34).

Nelly Cortez recuerda: ¿es cierto que Alfredo empezó tocando música clásica? – SI, Y a él no le gustaba para nada, pero en esa época (principios de los 60) casi no se hacía música folklórica en las ciudades. El daba recitales de Tárrega y Falla y al final filtraba uno o dos temitas suyos…-¿Cuál fue su periodo cumbre en el ámbito artístico?-… el primero entre el 64 y 68, una etapa de florecimiento creativo, cuando fue muy prolífico en la composición de canciones (siempre de temática si se quiere rural o folklórica) y en pintura al oleo. Fue cuando ganó muchos premios como el Pedro Domingo Murillo en el país, otro en salta, argentina y cuando viajo a buenos aires y conoció a Atahuallpa Yupanqui.

Ernesto Cavour asegura que cuando le conocieron, tenía una gran inclinación por Atahuallpa Yupanqui:- “siempre interpretaba composiciones de Yupanqui, hasta que le dijimos que era mejor que tocara solo sus propios temas”.

La chacarera

En una oportunidad en la Peña Naira actuaba Nilo Soruco y su grupo de Tarija, entre los músicos había el señor Aldana (violinista que interpretaba la chacarera del Jacinto) oír esas melodías de la chacarera, Alfredo quedó fascinado, posteriormente la adaptó a la guitarra e interpreto con el titulo chacarera de Jacinto, se puede escuchar en uno de sus discos, y ver en las partituras de guitarra transcritas por Fernando Arduz.

Radio panamericana que entrevistaba a artistas, le preguntaron ─ ¿Por qué interpreta la chacarera, si la chacarera es de Argentina? – Domínguez respondió: la chacarera es también boliviana. “La Yacuibeña” era una de las chacareras presentadas en escenario

Herencia y neofolklore

Dejó una herencia musical muy grande a la música Boliviana, fue el que le dio la personalidad e identidad a la guitarra Boliviana, a través de los efectos de la caja, el erke, la tambora, etc., han sido escuchadas en el país y en el mundo, poniendo muy en alto el nombre de Bolivia.

Francisco Herrera lo considera en su enciclopedia de la guitarra entre los 10 mejores guitarristas folclóricos del mundo.

Otra herencia importante que dejó en la historia de la música boliviana, fue el término del Neo-folklore, quien junto a los Jairas ya mencionaban esa palabra. Un Término muy avanzado para esa época.

El musicólogo René Calderón señaló: Los folklorólogos niegan la existencia del Neo-folklore, discrepo con quienes niegan su existencia. El Neo-folklore es una forma de interpretación no la música misma… (El diario, domingo 8 de septiembre 1968-3).

En el libro de la investigadora María Antonieta Arauco, los jairas y el trío Domínguez, Favre, Cavour, creadores del Neo-folklore en Bolivia (1966-1974). Señala, la definición que Domínguez da del Neo-folklore es clara: -creación sobre la base firme de la tradición-, es decir quienes se dedican a la música folklórica deben investigar sobre la substancia del arte autóctono para darle una nueva forma que siendo elevada, consiga asimismo, una expansión popular.

Domínguez explica más aún. El folklore –dice- se presenta autóctono o popular o culto. El popular ha crecido descomunalmente sin ningún contenido. Por ello es necesario conjugar –difícil conjugación lo culto y lo autóctono a fin de buscar la adecuada y nueva expresión popular.

Las expresiones y sentimientos folklóricos-culturales requieren de diversas maneras de interpretación, abordar las fuentes del folklore pero sin copiar en el folklore, en lo que se hace en el campo, siempre aportar con alguna idea, buscar nuevas vías de creación son las argumentaciones de Domínguez.

Existe mucha gente con talento, competir directamente con el folklore es algo complicado, siempre existen personas talentosas con iniciativa y con esperanza de mejorar las técnicas, esencias, sonidos, efectos en el folklore, empero, estos no deben ser copiados más al contrario deben ser aportadas con nuevas creaciones en el folklore boliviano, decía Domínguez.

Peña Naira

A mediados de los 60, los bolivianos Jorge Carrasco, Pepe Ballón y el suizo Gilbert Favre fueron los gestores de la “Peña Naira” (considerado nido de los artistas), estuvo ubicado en la calle Sagárnaga de la hoyada paceña.

Domínguez ensayaba un día en la galería “Peña Naira” cuando casualmente llegó Cavour a hacer lo propio. Mas a modo de simple diversión inconsciente que con objetivo determinado empezaron a combinar sus melodías e improvisaciones llegando a sorprenderse ellos mismos del resultado de aquel espontaneo dialogar de sus instrumentos que era algo similar al jazz. Gilbert Favre apodado (El gringo) que había presenciado el nacimiento de aquella revelación, alienta al dúo con la generosidad que lo caracteriza y a su vez nace en Domínguez la idea de incluir la quena en el flamante conjunto que se ampliaría y así nace el “trío” que lleva el nombre de los tres connotados maestros, “Domínguez – Cavour – Favre”.

El conjunto Los Jairas y Domínguez

El conjunto se formó en La Paz en 1967 con la propuesta de valorizar la inmensa riqueza de un folklore muy a menudo desconocido: la música indígena de los Andes, y principalmente de Bolivia.

Los integrantes fueron:

Ernesto Cavour, charanguista del Ballet Nacional de Bolivia. Primer premio de solista instrumental en el Festival latino-americano de Salta 1967 (Argentina). Considerado como el mejor charanguista de Bolivia. Autor de un método de este instrumento y creador de un nuevo estilo. Compositor-intérprete.

Gilbert Favre "El Gringo", se fue en 1960 a Chile con un arqueólogo, ya En 1966 tras haber radicado por un tiempo en Santiago de Chile, conoció a la célebre violeta parra y tuvo oportunidad de compartir con ella la denominada “carpa violeta” en la que a manera de peña folklórica se hacían presentaciones de diferentes artistas. Arriba entonces a la paz con aquella rica experiencia cuando además ya era un virtuoso en la interpretación de la quena, y al poco tiempo se pone en contacto con Pepe Ballón y los directivos de la entonces denominada galería Peña Naira.

Pepe Ballón recuerda que “Gilbert Favre era gran amante de la música boliviana y coincidían con Pepe Ballón en la necesidad de un esfuerzo de la difusión de la música” y más adelante define Ballón: “Ese gran músico suizo es el hombre clave para el desarrollo del folklore nuestro boliviano. ¿Por qué? ¡Porque era extranjero¡ el hecho de que un extranjero tocara la quena fue la causa para que se fuera aceptando nuestro folklore. Se paraban y decían ¡ohh… qué lindo toca! Como a la Peña veniía gente de Francia, España, nuestra sociedad se fue acercando”.

Fabre estuvo tan identificado con el proyecto de la peña que se hizo director artístico y uno de los pocos registros del pensamiento de Favre está dado en una entrevista realizada por el periódico El Diario y publicado en junio de 1967; en esa oportunidad como miembro de los jairas – hablo del carácter de la música boliviana al afirmar: “queremos dejar bien sentado que las esencias estéticas del folklore boliviano nada tienen que ver con las farándulas de chichería o de las habituales jaranas. Los elementos de belleza que conforma la música boliviana contiene en su un mundo jerárquico. Una sustancia intertemporal y el genuino perfume que caracteriza a la belleza pura, sin adulteraciones. Las universidades, la radio y el teatro serán los teatros de nuestras actuaciones.

Edgar "Yayo" Joffre, creador del conjunto vocal "El cuarteto de Oro”. Este cuarteto es considerado luego de muchos años como el mejor del país. Es el arreglista musical del conjunto "Los Jairas" desde 1967.

Julio Godoy, guitarrista del grupo. Siempre ha trabajado como solista de los conjuntos de música y en la radio.

Alfredo Domínguez trabajó con "Los Jairas" como solista de guitarra, pero no integró al conjunto. Había ganado una medalla de oro en Salta, Argentina. Es autor del tema "La Pastora" que ganó un premio en 1969 y llegó a ser la canción más popular del año.

En 1969 el conjunto "Los Jairas" y Alfredo Domínguez fueron invitados por la Fundación Patiño a emprender una gira a Europa. Para esta ocasión decidieron de mostrar algo más cerca de la realidad de Bolivia, y llevaron danzas que hacen parte de la forma de expresión popular. Se invitó a un mascarero y bailarín de Diablada para que presenta junto con las mujeres de los músicos danzas folklóricas de diferentes regiones del país.

Tomás Conde, bordador y mascarero, fundador de la Diablada Unión de Bordadores del Gran Poder de La Paz, acompaña la gira de "Los Jairas" y Domínguez a través de Europa y la Unión Soviética hasta Asia central.

Fallecimiento

Alfredo Domínguez padecía del mal de Chagas, conocido como la enfermedad de los pobres. Probablemente, la obtuvo cuando prestaba su servicio militar en el cuartel de Tarija, Muy joven aún, a los 42 años, el 28 de enero de 1980, Domínguez falleció por causa de infarto cardiaco en Ginebra-Suiza. Cuando jugaba un partido de futbol junto a sus amigos y entre ellos como espectador su hijo menor, Melitón. Sus restos descansan en paz en su natal tierra de Tupiza.

Han transcurrido treinta y tres años de su muerte y la figura de Alfredo no sólo ha sido mitificada, sino que está presente a diario en las aulas del Conservatorio Nacional de Música, en las escuelas de música, academias, y otras instituciones que se dedican a la enseñanza de la música.

El trabajo de recuperación de sus obras, por artistas nacionales están cargadas de sentimiento, tanto en el país como en Suiza donde brilló con luz propia”,

Un hombre muere cuando es olvidado (Shaka de Virgo). Domínguez vive en los sentimientos de los músicos y de la gente, especialmente de su pueblo Tupiza.

Fuentes bibliográficas

Entrevista a Alfredo Domínguez, Audio mp3, radio Panamericana

Alfredo Domínguez obras para guitarra, Fernando Arduz

Libro Los Jairas y el trío Domínguez “fragmentos extraídos del libro” por María Arauco

Video en homenaje a Domínguez, por la red PAT

Biografía de Domínguez redactado por Elías Blanco Mamani

Enciclopedia libre Wikipedia (vida de Domínguez)

Entrevista, temática Alfredo Domínguez, historiador Ariel Laguna

Archivo Chile, Gilbert Fabre el orgullo de la quena, y el trío Domínguez

Fotocopia de la Libreta militar de Alfredo Domínguez

Certificado de defunción de Alfredo Domínguez

Cuarto centenario de Tupiza

Periódico última hora, de 1976 articulo Alfredo Domínguez por Mabel Azcui

La Paz, enero 27 (OMC/GMLP).- periódico el diario- homenaje A Domínguez

El arte que perdura en el tiempo “José María Pantoja Vacaflor”