Desde que el presidente Hugo Chávez se internó el 10 de diciembre en Cuba para operarse de su cáncer en la pelvis, el dólar se disparó un 400 por ciento en el mercado negro. La devaluación tendría que ser inminente, pero el chavismo se resiste a ésta medida.
Venezuela, un país al borde del precipicio económico
Los venezolanos llaman «lechuga verde» al mercado paralelo o negro de divisas. Desde que el presidente Hugo Chávez se internó el 10 de diciembre en Cuba para operarse de su cáncer en la pelvis, la moneda norteamericana se disparó un 400 por ciento en el mercado negro. La devaluación tendría que ser inminente, pero el chavismo se resiste a ésta y a otras medidas impopulares pero imprescindibles para hacer frente a la grave situación.
Por razones ideológicas, debidas a su antagonismo con el «imperialismo» de Estados Unidos, el gobierno de Chávez ha prohibido hablar del dólar paralelo. De ahí que por eufemismo lo llamen «lechuga verde». Pero el caso es que, pese a todo, las transacciones en el mercado negro siguen tan campantes, no obstante la prohibición y el control de cambio.
El encarecimiento de la divisa norteamericana se debe a tres factores: el hecho de que se haya secado el suministro oficial de dólares preferenciales al cambio oficial, el incremento de la incertidumbre política ante la enfermedad de Chávez y la amenaza de una inminente devaluación del bolívar. La devaluación de la moneda nacional ha sido postergada por cuestiones de prestigio en las dos últimas campañas electorales -la presidencial del 7 de octubre y la regional del 16 de diciembre-. Pero es que, además, el impacto en los precios sería devastador de cara a una eventual nueva campaña electoral. Si se celebraran nuevas elecciones, la medida afectaría mucho más negativamente al candidato del chavismo.
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Luis Mata Mollejas, presidente de la Academia Nacional de Economía, afirmó a ABC que las medidas de ajustes son impostergables a la vista del alto déficit fiscal de Venezuela, que se sitúa en torno al 20 por ciento y que «en 2013 podría alcanzar el 24 por ciento». Además, la tasa de inflación se sitúa en un astronómico 18 por ciento. Y la deuda pública ha crecido un 94 por ciento en los últimos cuatro años.
En su diagnóstico Mata considera que la economía nacional padece de una «grave enfermedad», como la de su mandatario. Afirma que el Gobierno de Chávez ha engañado con las cifras del PIB y la deuda aparente. «Las cuentas oficiales de gastos e ingresos no son transparentes porque no han incluido el préstamo de los chinos que pasa de los 40.000 millones de dólares», sentencia.
Mata asegura que el presupuesto de este año «también es deficitario» y que «los ministros de Chávez están engañando al país, lo que es grave». «El déficit presupuestario es intencionado y alevoso. Lo hacen sobre la base de un precio de 55 dólares el barril y lo venden a 100, ¿adónde va la diferencia?».
Escasez de productos básicos
Las inversiones privadas también han caído. «Nadie quiere invertir en Venezuela a excepción de China, Rusia y Brasil, por la desconfianza que hay en el régimen chavista de que en cualquier momento te pueden expropiar».
Orlando Ochoa, economista y consultor empresarial, señaló a ABC que las nuevas autoridades chavistas están intentando rehuir las medidas de ajuste como el incremento del precio de la gasolina, que en 14 años se ha mantenido inalterable, por miedo al impacto político que tendría. «Prefieren postergarlas. Pero ¿hasta cuándo podrán aguantarlas sin que se agrave el problema?»
La eliminación de empresas por acoso y expropiaciones ha disparado la importación de alimentos, que ha pasado de un 30 a un 70 % en 14 años, al tiempo que la producción nacional no ha dejado de caer.
El país despertó en enero con escasez de productos básicos para la cesta de la compra. En los supermercados no había azúcar, ni harina de trigo o de maíz, ni gota de aceite. Situación ante la que Nicolás Maduro dijo que los culpables del acaparamiento eran los «camioneros» a los que habían decomisado un cargamento de azúcar en la provincia.
Fuente: ABC.es