La justicia del MAS hace aguas

Jimmy Ortiz Saucedo

jimmy-ortiz1 En un artículo de 2011 decía que es mucha irresponsabilidad jugar con la justicia, pues en ella descansan las garantías de la libertad, los bienes y la democracia de un país civilizado. Y realmente fue mucha irresponsabilidad hacer populismo con la justicia. El pueblo boliviano intuyó, con su innata sabiduría, que esto sería un engaño. No otra cosa fue el alto grado de rechazo expresado en los votos nulos y blancos en las ‘elecciones’ judiciales, cuyos resultados debieron anularse. Pero no, su excelencia le metió nomás a sabiendas de que al pueblo le iría mal, aunque a él le vaya bien; re-reelección incluida. Posesionar a magistrados ilegítimos, que perdieron las elecciones populares, fue una gran impostura.

La mala justicia que teníamos se volvió pésima. El ciudadano que tiene la desgracia de recurrir a ella lo sabe: retardación, ineptitud, coimas, discriminación y falta de respeto a la ley son sus atributos más relevantes. Los únicos avances cualitativos que ha tenido la justicia plurinacional son la judicialización de la política y la aparición de redes de corrupción ligadas a altos niveles del Gobierno. Prueba de ello son las autoridades elegidas por voto popular destituidas, el caso de Leopoldo Fernández, el de ‘terrorismo’ y el caso Ostreicher.



Es tan evidente la debacle de la justicia, que las propias autoridades de Gobierno y del Poder Judicial lo reconocen. Vea estos titulares de prensa: García Linera reconoce retardación de justicia en el caso de la red de extorsión y corrupción; Los magistrados del TSJ se acusan de golpistas; El Gobierno lamenta la crisis interna en el Órgano Judicial; Magistrado Von Borries: La justicia está peor que antes. A confesión de parte relevo de pruebas.

Es trágica la realidad del pueblo boliviano, que vive en un alto grado de indefensión. Un Estado donde la política vale más que la ley y los violentos tienen más derechos que los ciudadanos pacíficos. Hemos vuelto a un Estado natural, a un Estado preconstitucional donde impera la ley de la selva. Esta tiene por norma la fuerza y el deseo particular de cada una de las personas. La posibilidad de conflicto está siempre presente

El Deber – Santa Cruz