La disidencia de los llamados “librepensantes” al interior del Movimiento Al Socialismo sigue sacando al sol los “trapitos sucios” del oficialismo.
Hace pocos días atrás, la diputada Rebeca Delgado decía sin tapujos que quien gobierna realmente en Bolivia es el vicepresidente Álvaro García Linera.
Ahora ha sido el turno del senador masista Manuel Limachi, quien ha dicho que hay corrupción “No solamente del Bolivia Cambia, Evo Cumple, sino que hay varios contratos y obras, la corrupción está en todas las obras, en todas la obras hay corrupción en todo el país”.
Limachi sabe que habrán represalias en su contra por revelar la omnipresencia de la corrupción en los programas estatales: “Sabemos que cuando uno quiere decir la verdad, no sólo en este gobierno sino en todos los gobiernos, siempre es perseguido (…) si algo sabemos es que ellos nos van a perseguir desde cualquier lado”.
“Así es en la política, en la política hay que encubrir, hay que estar callados. Sabemos que nos van a hacer cualquier cosa, pero eso va ser responsabilidad de los que nos objetan”, agrega.
La hiper-corrupción no es casual, sino un fruto de la discrecionalidad, de la ausencia de reglas y de la ruptura de la institucionalidad con la política del “le metemos nomás” establecida por el presidente Evo Morales.
Ya lo decía Lord Acton: “el poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe absolutamente”…