Jimmy Ortiz Saucedo
Con este artículo comienzo una serie de trabajos sobre los aportes que el Comité pro Santa Cruz (CpSC) ha hecho a la democracia boliviana, en 63 años de vida institucional. Construyendo desde el Oriente, el País que todos aspiramos.
No cabe duda que la democracia es el mejor sistema de gobierno que ha encontrado la humanidad. De los griegos de Clístenes hasta el mundo moderno, hemos gozado de sus bondades, con las naturales imperfecciones que tiene toda obra humana. Hoy por hoy, la democracia es innegociable entre los países civilizados del mundo.
Lógicamente me refiero a la verdadera democracia, la democracia definida en de La Carta Democrática Interamericana de la OEA, la democracia internacionalmente aceptada. Norma reconocida por la Constitución boliviana, con rango supra constitucional.
El año 1982 Bolivia estaba gobernada por la dictadura militar. El Presidente de facto de la época era el Gral. Celso Torrelio Villa. Después de 11 años de dictadura; incluido el Plan Cóndor, la ciudadanía reclamaba volver a la legalidad, no soportaba más la presencia de tiranos. Aires democráticos comenzaron a fluir por el continente, marcando la llegada una era de libertad.
El pueblo anhelaba a recuperar el poder, la libertad de prensa y de expresión, el Estado de Derecho. Exigía volver a la normalidad política, económica y social. Los miedos de siempre fueron pasando y dando lugar a la valentía innata de nuestra gente. Los déspotas se fueron debilitando y la economía también. El ala democrática de las Fuerzas Armadas hacia lo propio.
Occidente presionaba con los movimientos populares, obreros, campesinos y clases medias. Oriente hacia lo propio. El movimiento más claro de resistencia en estas latitudes fue el Movimiento Cívico. Los cruceños desde siempre amamos la democracia, es parte de nuestra cultura, incluso desde la época colonial.
Durante la Presidencia en el CpSC del Dr. José Luis Camacho Parada, se realizó la Asamblea de la Cruceñidad del 10 de julio de 1982, la misma resolvió exigir al gobierno nacional la constitucionalización del país, otorgando un plazo de 10 días para definir favorablemente su demanda. Lo que implico la renuncia del Gral. Torrelio, el 19 de julio de1982, y el llamado a una junta de comandantes, con la misión de retornar al régimen democrático.
Esta célebre asamblea abrió las puertas de la democracia boliviana. Posteriormente fue nombrado como Presidente el Gral. Guido Vildoso Calderón, el 21 de julio de 1982, con la misión de llamar a elecciones y restituir la democracia, lo que se materializó con el reconocimiento y vigencia del Congreso del 80, es decir los representantes nacionales que fueron electos para hacer gobierno y cuyo ejercicio quedó truncado por el golpe militar que se hizo del poder de facto; este proceso concluyó con la elección del Presidente Constitucional Hernán Siles Zuazo, el 10 de octubre de 1982.
Como ya es tradición en la historia nacional, el Ministro de Gobierno del Presidente Torrelio, sindicó la decisión cívica como separatista. Ante tan desventurada afirmación, el Directorio del CpSC decidió que una comisión debería realizar una acción de aproximación con los comités cívicos de las otras regiones del País. Al día siguiente dicha Comisión se trasladó y tomó contacto directo primero con los personeros del Comité Cívico de Cochabamba, que después de escuchar la posición de nuestra entidad, respaldó públicamente la proclama del retorno al Estado de Derecho.
Ese mismo día la comisión del Directorio se trasladó a Trinidad para continuar con la gestión, con los personeros de la entidad cívica beniana. Antes del aterrizaje de la aeronave al aeropuerto de dicha localidad, se conoció la decisión del Gobierno de formar un gobierno de transición hacia la democracia. El Comité beniano también respaldo al CpSC.
El coraje del Dr. Camacho y los miembros de la Asamblea de la Cruceñidad del CpSC fue memorable, digno de recordar en estos tiempos críticos para la democracia. Sobreponiéndose a los peligros de enfrentar la dictadura, nos legaron una Patria mejor.