¿Es el final de Facebook?

Cualquier fenómeno de rápida adopción masiva, tiende a venir seguido de un rápido declive.

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Cualquier fenómeno de rápida adopción masiva, tiende a venir seguido de un rápido declive. Las personas nos saturamos, y o bien volvemos a nuestros hábitos, o bien salimos a la caza en busca de novedades. Las redes sociales siendo históricamente el fenómeno de más rápida adopción por parte de la sociedad en general, y Facebook como su máximo exponente, no son ajenas a la posibilidad de declive.

Si una red social es un espacio en que el usuario puede consumir contenidos, compartirlos, comunicarse, opinar, conocer otras personas, jugar, etc. está claro que Facebook es el rey en cumplir todos los requisitos. Ninguna otra red ha conseguido aglutinar tantos usuarios alrededor de tantos servicios. Es la red social por excelencia.



Pero claro, Facebook siempre ha tenido competidores que se mueven y crean entornos que mejoran algunos de sus servicios. La mayoría son empresas más pequeñas, y por tanto más ágiles, que crean funcionalidades que los usuarios inquietos quieren probar, o son tan cómodas que sustituyen a la funcionalidad de Facebook.

En el momento en que estos nuevos servicios se adoptan de forma masiva y consiguen un “efecto red”, se instalan en nuestra vida. Así, servicios como Instagram retan su liderazgo en la compartición de fotografías, Twitter en la compartición de información de forma instantánea o aplicaciones como Whatsapp se convierten en prácticamente un estándar de la comunicación móviles. El éxito de todos ellos reside en hacerlo más sencillo para el usuario que el líder.

A excepción de Google+, que tiene un enfoque muy diferente al de Facebook al orientarse hacia el contenido en lugar de hacia la relación, ninguno de estos servicios se puede considerar una “red social”, pero sí que están retando algunas de las características propias del rey de las redes.

Además de sus competidores y el posible cansancio de sus usuarios, Facebook se enfrenta a tres grandes retos:

En primer lugar la batalla por nuestros móviles. Facebook comenzó siendo un servicio de ordenador de escritorio, mientras que muchos de sus competidores nacieron como servicios de móviles. Facebook ha tardado en adaptarse a móvil, y le han comido terreno. Pero claro, músculo financiero no le falta al gigante y ha adquirido empresas como Instagram que le retaba en la movilidad.

En segundo, para muchos de sus usuarios, Facebook ha pasado de ser ese lugar simpático donde relacionarse con sus amigos, al gran monstruo que lo sabe todo de nosotros, nos cuela más publicidad y juega con nuestros datos.

Si todo esto fuera poco, en tercer lugar la presión de la Bolsa sobre Zuckerberg está forzando, además de la aparición de más publicidad, a buscar nuevas formas de monetización, como la de obligar a las empresas a pasar por caja si quieren que el contenido que publican en Facebook sea visto por un porcentaje significativo de sus seguidores. Algo lógico desde el punto de vista de Facebook, estás en su casa por lo tanto ellos marcan las reglas, pero que ha enfadado a muchas grandes empresas.

Pero toda esta historia se puede ver desde un punto de vista muy diferente: el de sus usuarios.

Facebook es inteligente, sabe que las empresas son las que pagan la fiesta, pero que sin sus usuarios no es nada, y aunque a veces ha parecido lo contrario, siempre se esforzará en cuidar a estos últimos por encima de los posibles intereses de los anunciantes.

La mayoría de los servicios que parecen retar a Facebook son muy complementarios. Es muy probable que nos relacionemos con distintas personas en Facebook, en Twitter y en Whatsapp, por poner un ejemplo. Y si fueran los mismos individuos, seguramente publiquemos distintos contenidos. Por tanto la relación cambia, pudiendo pasar de ser profesional a personal dependiendo del canal.

A todo esto hay que añadir que Facebook tiene amplios bolsillos y puede adquirir potenciales competidores, ya sea para integrarlos, aprender de ellos o eliminarlos como competidores. Pese a su tamaño, es una compañía que se adapta rápido.

Y el factor más importante para la retención de sus usuarios: su gran barrera de salida. Una vez adquirida una importante masa crítica de amigos, haber encontrado a conocidos que dábamos por perdidos y haber publicado allí contenidos que consideramos interesantes y nuestras mejores fotos, es muy difícil migrar todo ese histórico de contenido y relación a nuevos entornos.

Si miramos los datos objetivos de Facebook: su penetración en el mercado, el tiempo de uso por miembro de la red y las veces que se conecta al día, observamos que no sólo sigue siendo el líder en todas las métricas, sino que sigue creciendo año a año en todas ellas. De hecho, actualmente en España el 80% de los usuarios de internet usan Facebook.

Por todo ello creemos que, a pesar del potencial cansancio de algunos usuarios, de la aparición de nuevos competidores y de su tardía entrada en terrenos como la movilidad y la integración con medios de comunicación tradicionales (hasta hace un par de semanas era posible incluir “hashtags”), a Facebook le queda fuelle para rato.

Fuente: www.lavanguardia.com