No hay nada que negociar por los escaños y solo se debe aplicar la Constitución

Alejandro Brown I.*

ALEBROWN El Comité pro Santa Cruz y toda la institucionalidad cruceña ya están en pie de guerra por la reasignación de escaños políticos y la redistribución de los recursos.

En dos reuniones sostenidas con los diversos actores institucionales de la región, las autoridades, directivos empresariales, sindicales y líderes de las agrupaciones han acordado iniciar la batalla para que a Santa Cruz, con 2.776.244 habitantes, según el Censo 2012, se le dé lo que le corresponde. Pero, ¿cómo piensan encarar esta lucha los cabecillas cruceños, tan venidos a menos por el MAS en los últimos tiempos?



Para comenzar, los 130 curules en el Congreso no alcanzarán para los intereses de quienes quieren convertir el peso poblacional en político y para los que no quieren ceder las conquistas históricas.

Si aplicamos a letra muerta lo que reza la Constitución Política del Estado, a Santa Cruz le corresponden 5 escaños más en el Parlamento por amplitud poblacional. Esos cinco espacios significan cinco menos para el MAS, lo que resultaría ser en realidad 10 curules para la oposición cruceña, o al menos 8, teniendo en cuenta los últimos resultados de las elecciones generales y las actuales encuestas.

Ahora, ¿el Movimiento al Socialismo está dispuesto a perder entre 8 a 10 curules en la Asamblea Plurinacional? Lógico que no, entonces ahí se viene la ‘madre de las batallas’ de los cruceños para que el Tribunal Supremo Electoral, manejado por las hordas gubernamentales, otorgue esos espacios a Santa Cruz.

Los cívicos, anticipándose a esta situación, se han declarado en estado de emergencia de antemano exigiendo los escaños que le corresponde al departamento tras el Censo del 2012, cuyos resultados han sido postergados por el órgano electoral hasta finales de julio, evidentemente otra treta de Evo Morales para dilatar la reasignación de parlamentarios.

La ecuación es simple, si a Santa Cruz le tocan cinco escaños más, se le debe restar a los departamentos con menor población, ya sean Potosí, Oruro y Chuquisaca, bastiones del oficialismo. Es así que el MAS no sólo perdería estos cinco sillones en el Congreso, sino diez, porque lo que se suma a la oposición resta al oficialismo, y ese número podría hacer relevancia en el Congreso y en la Brigada Parlamentaria Cruceña.

Los cívicos, de plano, no descartan ir a un paro, apoyados por los parlamentarios nacionales, Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, la Alcaldía y Gobernación, quienes emitieron un voto resolutivo que seguirán las autoridades por la lucha de los escaños que le corresponden a Santa Cruz.

Y es que el Gobierno debe tomar en serio a la región cruceña, y no debe permitirse más postergaciones de los resultados, por estar en puerta un proceso electoral y es de imperiosa necesidad la redistribución de los escaños.

Las instituciones decidieron conformar una comisión interinstitucional para tratar el tema del censo, empezando a trabajar en las motivaciones por la que no fueron entregados los datos oficiales del censo el 30 de junio, tal como fue el compromiso del Instituto Nacional de Estadística, habiéndose pospuesto la fecha para el 31 de julio. Sin embargo, todos sabemos que estas famosas comisiones nunca llegan a buen término y bien es cierto el viejo adagio boliviano: “si se pretende que no se haga nada en el país, que se forme una comisión interinstitucional”. Esperemos por el bien de todos que esta figura cambie y esta vez trabajen en serio.

Las instituciones cruceñas están de acuerdo en que se mantengan los 130 diputados, tal como lo establece la Constitución Política del Estado, ahora, nada podría extrañarnos que el MAS salga con una treta para modificar las sagradas y mancilladas leyes bolivianas para favorecerse en el Congreso.

Así también el Gobierno está maniobrando con el resultado el Censo, el cual está retrasando de forma intencional; ojalá no lo esté manipulando.

La Universidad Autónoma Gabriel René Moreno ha informado que con este atraso de los resultados del Censo, la U deja de percibir 160 millones de bolivianos, lo cual es un perjuicio para los estudiantes.

Asimismo, los asambleístas plurinacionales, que deberán votar para aprobar todos los cambios, tendrán que mirar de reojo su futuro político, si es que aspiran a una reelección o a algún otro cargo.

¿Más aún? También está la variable indígena, a quienes prometieron más escaños por representación directa cuando los datos del censo sean conocidos.

Los departamentos que ya saben que van a perder peso político se escudan en la frase “no vamos a permitir”, “ya casi no tenemos representación”, para ellos perder un representante significaría quedarse casi sin nada, además han comenzado a chantajear con el tema de “deudas históricas que la patria tiene con su región”. ¿Qué deudas?, preguntamos, la riqueza de los minerales siempre se quedó en el Centralismo y si el oriente surgió fue gracias al trabajo de su gente y a las luchas de los próceres como Melchor Pinto Parada, Elffy Albrecht Ibáñez, y los miembros de la Unión Juvenil Cruceñista, entre otros, que dieron sus vidas por el 11%.

Ahora el escenario nuevamente es propicio para reflotar los regionalismos, como la legítima aspiración cruceña a mayor representación por mayor población, y otros casi de chantaje, como los de los departamentos que no quieren perder espacios.

Sin embargo, hay otro elemento. A diferencia de 2005, cuando este problema se dirimió con un decreto supremo de Eduardo Rodríguez Veltzé, hay un partido que controla los dos tercios en ambas cámaras y que puede controlar todo el conflicto: el MAS. Ya desde el Gobierno han llegado señales de que ellos se regirán a la propuesta técnica que plantee el Tribunal Electoral, que coincidentemente manejan a su antojo.

La ganancia o pérdida de escaños por departamento no es un hecho automático. Lo primero que tiene que ocurrir es que los datos de población deben ser declarados como oficiales por el Gobierno. Seguidamente se abre la posibilidad de modificar la Ley del Régimen Electoral y efectuar la reasignación de escaños por departamento.

Por ese motivo, la batalla campal por los escañas tendrá al menos dos escenarios: el primero en las regiones, con lucha en las calles para que se respeten los datos del INE; y la segunda en la Asamblea Plurinacional, donde los parlamentarios opositores deberán unirse y pelear con uñas y dientes para no ser aplastados por el rodillo masista.

Dejando de lado el problema de los escaños, otro escollo a zanjar es la redistribución de los recursos y el necesario pacto fiscal para hacerlo efectivo. En este ámbito, Santa Cruz cuenta con capacitados economistas en sus instituciones que ya trabajan en esta reasignación, sin embargo, todos concuerdan que el MAS es quien tiene las cartas y sólo esperan que las ponga sobre la mesa.

A todo esto, el panorama preelectoral se avecina tormentoso para Evo Morales, porque una mala jugada en estos dos delicados temas: escaños y recursos, pondría en jaque la re-reelección Evo.

*Perseguido político