La nueva “doctrina de defensa y seguridad” promovida por el gobierno de Evo Morales prevé enfocar a las Fuerzas Armadas en la atención a “amenazas internas”, contra las cuales se activaría bajo coordinación castrense a los denominados “movimientos sociales”.Se trata, si sustituimos los eufemismos por la cruda realidad, de la creación de milicias civiles digitadas por el partido de gobierno, entrenadas y armadas por el Ejército, con la evidente finalidad de convertirse en la guardia pretoriana del régimen.Hablamos de un inminente riesgo para la democracia boliviana, en cuanto podría llegar a definirse como “amenaza interna” a cualquier protesta social o política que la administración evista considere inconveniente para sus intereses.De esta manera, el Estado Plurinacional se desliza por la misma pendiente autoritaria de Venezuela, donde altos mandos militares han hecho gala de su sesgo partidario, amenazando con no permitir el ascenso de otra fuerza política al gobierno que no sea el PSUV chavista.¿Este es el diseño institucional con el que se busca hacer realidad aquello de los “cincuenta años en el poder” de los que habló Evo Morales en uno de sus sinceramientos?En anteriores ocasiones dijimos que en Bolivia se perfila una nueva versión del Pacto Campesino-Militar que existió décadas atrás, en este caso un Pacto Cocalero-Militar.Las últimas declaraciones de altos mandos y del propio presidente Morales no hacen más que confirmar ese preocupante diagnóstico…[email protected]