De acuerdo a información del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), existían a enero de 2013 un total de 774 bolivianos exiliados. De manera que al senador opositor Roger Pinto, ahora asilado en territorio brasileño, correspondería nada menos que el número 775. La cifra es importante para dimensionar el fenómeno del exilio político boliviano de los últimos, termómetro fundamental para medir el grado de autoritarismo del régimen de Evo Morales.Muchos de estos exiliados debieron abandonar Bolivia luego de la declaratoria de Estado de Sitio y posterior militarización del departamento de Pando, dictada por el gobierno en el 2008.El diputado brasileño Zico Bronzeado (Partido de los Trabajadores) informó que el número de refugiados bolivianos en su país llegó a más de 1.000 luego del conflicto de Pando.Además de la ONU, la Iglesia Católica ha manifestado su preocupación por el tema, alegando en un mensaje del 2012 por una amnistía que incluya a los “exiliados y refugiados políticos”, y calificando de “aberrante” el uso de la justicia para perseguir a los disconformes con el “proyecto político” gobernante.Por si esto fuera poco, el propio embajador en Brasil, Jerjes Justiniano, declaró el año pasado su intención de reunirse con los exiliados en ese país para “demostrar que Bolivia es democrática”, aunque no existe registro de que tal encuentro se haya concretado.En este contexto crítico, llama la atención que el presidente Morales ofreciera tiempo atrás asilo político a Edward Snowden, dado que las cosas no parecen andar muy bien por casa…[email protected]