Dónde estará ese país, mi país…

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Dónde estará ese país, mi país…

Ya quizá ni me importe, pero sigo buscando un país, mi país, y no lo encuentro.

No el país de los héroes a caballo ni el de los de la barba de los conquistadores.



Un país con sus pueblos y sus calles y la gente en el barrio y el árbol de mi casa.

Adónde nomás se iría ese país. con su paisaje y polvareda? Se perdió en la bruma del tiempo y los olvidos, y nada encuentro.

Busco en ignotos cementerios, en panteones misteriosos en medio de la selva, donde pudieran estar las tumbas de los viejos abuelos y de los abuelos de los primeros padres, los que llegaron y los que estaban, para decirle al viento que soy orgulloso de ellos, que les tengo un altar en la esperanza de luceros y relámpagos, y nada encuentro.

Quizá en los cauces más profundos de los ríos, en un puñado de arena que se quedó escondido y no pudo ser arrastrado hasta el mar…

Busco en la selva espesa el árbol azul de las largas ramas que dio fruto, cobijo y sombra al caminante peregrino, al explorador trashumante en ese largo ir y venir en los tiempos de aguas, en los tiempos de quemas, y nada encuentro.

Ya no escucho el balido de la ganadería arisca deambulando en estampida, sobre el llano; sólo gritos lejanos de razas que se fueron dejando camellones, islas de montes, enjambres de palmares curichis y lagunas.

Dónde estará ese país, mi país que no lo encuentro! Atascado quizá en la hojarasca de la nada.

Escondido en la historia oficial del odio escrita por los “nadies” emboscados, como hace cien años, quinientos o mil o 5521 años impostores.

Qué se llamaría antes de ayer mi lejano país de aguas y de verdes, de hombres bravíos y mujeres hermosas, de jaguares de oro, de tordos blancos, de serpientes de noche, de luceros acampados en las madrugadas,  Junto a las once lunas del espacio.

Dónde estarán los inventores del arco y de la flecha, los que nacieron con el ciervo, la garza y la torcaza, los que deshojaron del tiempo la memoria y se imaginaron los libros que nunca se escribieron..

Quizá ya no tendré el tiempo  de ver en sus fronteras la inscripción en la piedra de los padres argonautas de lejanos imperios.

Dónde nomás estará ese país, mi país. No éste de odios plurinacionales y falsas geografías que resiste la razón, la historia y el destino.

Dónde estará ese país guardián de magias y memorias en la tumba de silencios.

Estará, quien sabe, preparando el retorno que olvidó el olvido!

Ruber Carvalho