Una solución win-win para el diferendo marítimo

Emilio Martínez*

CONTACTO OK OK En el campo de la resolución de conflictos, se llama win-win (ganar-ganar) a la estrategia que busca una solución que sea beneficiosa para ambas partes.



Consideramos que, tarde o temprano, el diferendo marítimo con Chile tendrá que ser visto a la luz de este concepto, única vía factible para que Bolivia pueda lograr resultados efectivos en la materia.

Más allá de la actual demanda a La Haya (que al fin y al cabo también busca forzar una negociación bilateral por recomendación de ese tribunal), es en la mesa de negociación entre ambos países donde pueden pactarse nuevas reglas para el acceso al Océano Pacífico.

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La experiencia histórica demuestra que, de todos los intentos de negociación bilateral, el que estuvo más cerca de lograr una concreción fue el basado en la tesis del “canje territorial”, precisamente porque fue el único que de algún modo contempló la perspectiva win-win.

Basados en esta evidencia pragmática, podemos comenzar a plantear una propuesta que sirva de punto de partida para futuras negociaciones.

El enfoque ganar-ganar exige tener en cuenta los intereses de la contraparte, por lo que resumiremos las principales objeciones manejadas por Chile a la entrega de territorio, para después esbozar algunas posibles soluciones:

-Ningún país entrega soberanía.

-La cesión de territorio en el norte dejaría a Chile sin frontera con Perú; además, este tercer país puede ejercer derecho a veto sobre el hipotético acuerdo.

-La cesión de una banda de territorio desde Bolivia hasta el mar en cualquier otro punto cortaría la continuidad del espacio geográfico chileno.

Sintéticamente, creemos que la solución ganar-ganar consistiría en la creación de dos zonas de soberanía compartida Bolivia-Chile con similar extensión, una en un puerto sobre el Pacífico y otra en el Silala (Potosí).

En ambas regiría una soberanía binacional, similar a la que sostienen España y Francia sobre Andorra.

El puerto, situado en un punto no fronterizo con Perú, estaría unido a Bolivia por un corredor de libre tránsito, este último en terreno soberano chileno, de forma que la continuidad geográfica del vecino país no se vería afectada.

Por otra parte, la zona binacional en el Silala resolvería la necesidad de Chile de acceso a acuíferos, convirtiéndose en un incentivo importante para sentar a los representantes de ese Estado en la mesa de diálogo.

Es probable que este enfoque no pueda ser aplicado con el actual gobierno boliviano, que ha optado por la retórica confrontacional, pero podría ser la senda del futuro.

*Escritor y periodista. Autor del best-seller “Ciudadano X”

Revista Innova