Saqueo y otros plu(ri)scuanperfectos

Karen Arauzkaren-arauz1Hay días en los que se está más sensible y un sentimiento de solidaridad lo rodea todo. Sin duda lo sucedido en las Filipinas es lo que subyace en el inconsciente gracias a la tecnología satelital que nos trae en tiempo real escenas que sólo deberían estar reservadas a las grandes producciones fílmicas épicas y catastróficas. Pero para que se congele la médula espinal, no hay que ir tan lejos como al sudeste asiático. Basta con observar cómo indefectiblemente se está descomponiendo Venezuela. La gravedad de lo que está sucediendo a estas horas, por el paroxismo de la insensatez de Nicolás Maduro, trae remembranza de personajes como Idi Amín de Uganda en la década de los 70. Su demencial llamado a la masa para que asuma medidas so pretexto de guerra contra la especulación, se le ha salido de las manos y en estos momentos, en toda Venezuela están aflorando los más bajos instintos de la naturaleza humana. Las milicias y el poder popular están siendo convocados por Maduro, para tomar cartas en el asunto y el mundo está a horas de conocer cómo se hace para derrumbar un país rico.Las posibilidades de que esto termine en muertes, son muy altas. Y el delirante Presidente, azuza para que esto suceda cuando «denuncia» a la oligarquía de ser la instigadora de los desmanes. La increíble escasez de elementales productos y una inflación que está empobreciendo por minutos a la gente, es el caldo de cultivo perfecto de las maniobras de Maduro para entretener las necesidades de los ciudadanos, mandándolos a saquear televisores o aunque sea licuadoras. Ya ha elegido los próximos chivos expiatorios de su incapacidad y se acaba de estrellar contra «los especuladores de la industria automotriz». Ampliar el control de precios e imponer límites a las ganancias de las empresas, dice mucho de lo poco o nada que sabe de economía elemental. Según manifiesta, el país crecerá pese a la «guerra económica que le han declarado la oposición, los empresarios y los especuladores». La rampante inflación que ya ha sobrepasado el 55%, con un dólar en el mercado negro ocho veces mayor que el oficial, la escasez de la divisa norteamericana y un bolívar sobrevaluado, son los componentes perfectos para un cóctel molotov que agitado lo suficiente, tiene condiciones inigualables para una buena explosión.La recova entre la mujer de Maduro y las hijas de Chávez que se niegan a abandonar la residencia presidencial exhibe en patética vitrina, toda la bajeza de la llamada revolución bolivariana que está, indefectiblemente, empujándolos al precipicio.Para colmo de males, los chavistas han anulado el único voto en la Asamblea que era el freno a este desmán y están a punto de otorgar poderes especiales a Maduro para que gobierne por decreto. Sólo Dios sabe qué perversos planes están rondando su enferma mente con la complicidad de una cúpula gobiernista acostumbrada a la satisfacción de sus bajos apetitos a costa de todo un país. Se deja traslucir que las elecciones municipales del 8 de diciembre, son el escenario que recogería finalmente el descontento de los venezolanos. Sería una batalla perdida para Maduro, cuya legitimidad está más en duda que nunca. La solución por el desastre y la provocación de un caos generalizado, es sin duda el plan B del gobierno, para justificar la suspensión de esas elecciones y en su patológica manera de actuar, no está considerando lo altamente peligroso de una jugada tan riesgosa. Incluso, su decreto «adelantando las navidades» con el sólo objeto de forzar el pago de aguinaldos para antes de las elecciones del 8 de diciembre, es probable que ya resulte extemporáneo e insuficiente.La desesperación de Maduro y sus huestes de bárbaros, ha llegado hasta el frenesí haciendo burla de los venezolanos como la supuesta aparición de la imagen de Chávez en la pared de un túnel en construcción. Cuando la gente tiene necesidades básicas insatisfechas, las manifestaciones esotéricas pasan a un segundo plano. Todo esto trasciende el plano de lo medianamente racional, considerando la chorrera de dólares que ingresa constantemente al tesoro venezolano. Esta es una demostración absoluta que no importa de que con cuánta plata se cuente, la perderás si se la das a manejar a un ignorante, demagogo y populista, que como se dice comúnmente, es más peligroso que un mono ebrio con navaja.Las energúmenas denuncias de Maduro, secundado por ahora por Cabello (al que no le guste la inseguridad, que se vaya del país. Sic) hacen temer por el futuro cercano de Venezuela. Toda la parafernalia armada con gran ahínco por Chávez para su revolución, está haciendo aguas. Los seguidores del bolivariano y sus alucinaciones de absoluto poder, están demostrando el miedo que les causa entender, que en su futuro se vislumbran sólo dos caminos: o la cárcel o el exilio. Parece que el chavismo ya no sólo los acompañará al cementerio, sino que también los obligará a enterrarse con él.