El libro electrónico: ¿paraíso o infierno para los escritores?

Libro electrónico

Hace un mes publicamos en Xataka un reportaje sobre el libro electrónico en el que eran las editoriales las que ofrecían su punto de vista sobre este nuevo formato. En aquella ocasión cuatro editores participaron en el debate y reflexionaron sobre el presente y futuro de este segmento.

Pues bien, ahora le toca el turno a los autores y escritores de nuestro país, que también se han prestado a contribuir al debate y la reflexión con opiniones sobre varios de los temas clave que aparecen al hablar del libro electrónico y de su impacto entre la comunidad creadora.



En esta ocasión contamos con cuatro autores que de además de seguir apoyando el libro impreso también se han implicado en el aprovechamiento del nuevo formato del libro electrónico. Todos ellos nos han comentado sus impresiones y han dado interesantes argumentos sobre el futuro de este formato que abre las puertas a nuevos modelos de distribución y monetización.

El nuevo (o no) papel del escritor

Escritores e-book Xataka De izda. a dcha. y de arriba a abajo: Lorenzo Silva, Gabri Ródenas, Antonia J. Corrales y Bruno Nievas

Lorenzo Silva (@VilaSilva, Madrid, 1966), autor entre otros de “El alquimista impaciente” o “La marca del Meridiano”, comenzaba opinando sobre el papel del escritor tras la aparición de este nuevo formato que, entre otras cosas, abre nuevas puertas tanto en la publicación como en la distribución. Según este autor, habrá cambios, pero el libro electrónico no hará desaparecer el modelo tradicional:

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Le favorecerá estar más próximo a la jugada y más a pie de obra, ahora que tiene medios para hacerlo sin perjudicar su trabajo y sin contar con otros. Pero no creo que eso le aboque a la autoedición como forma ideal o predeterminada de difundir su obra .

Vivimos en una época en la que un autor debe hacer “ruido” si no quiere pasar desapercibido (Gabri Ródenas)

Gabri Ródenas (@gabrirodenas, España, 1976), autor de “El búnker de Noé” y “Estación Orichalcum” dejaba claro que ese cambio en el papel del autor en estos días —salvo casos excepcionales— ha cambiado notablemente:

El escritor en estos nuevos tiempos debe desempeñar más funciones que antaño: narrador, en ocasiones editor y maquetador, director de marketing… ¡Un auténtico factótum!

Ródenas destacaba esa versatilidad del autor que ahora puede (¿debe?) estar mucho más cerca de los lectores gracias a las redes sociales y a Internet, sobre todo en unas tareas de promoción en las que las editoriales intervienen solo durante las primeras semanas. “Vivimos en una época en la que un autor debe hacer “ruido” si no quiere pasar desapercibido“.

Antonia de Jesús Corrales Fernández (@Antoniajcorrale, Madrid, 1959), autora entre otras de “En un rincón del alma” y “As de corazones”, comenzaba destacando las posibilidades en cuanto al control que puede tener el autor sobre su obra y la distribución de la misma. “El escritor ha adquirido más dominio de su trabajo, de cómo, cuándo y de qué manera quiere editarlo y presentarlo“, explicaba, destacando que “la distribución digital dentro del marco independiente le da la posibilidad de llegar a un público más amplio y pluralista en todos los sentidos“.

Muy clara en sus argumentos, esta autora dejaba claro que hay ventajas importantes para los autores que quieran aprovechar el nuevo formato. La libertad y las posibilidades sobre todo para autores noveles parecen evidentes:

Recupera la libertad de movimiento y criterios propios, algo muy importante. Se salta los corsés editoriales, comerciales o de modas, también las cribas de los comités de lectura, a veces inexistentes, otras condicionadas por factores como el ser novel o la gran cantidad de textos que llegan a las agencias literarias o a las editoriales. El escritor está frente al lector en un cara a cara directo y con el único baluarte de su trabajo. La diferencia, la gran diferencia es que ahora puede mostrarlo libremente, antes ese camino era, en la mayoría de los casos, coartado por la valoración de un editor o un agente literario.

Ese cambio no es tan evidente para los escritores “no independientes“, aquellos que suelen publicar sus obras con editoriales, para los que el nuevo formato ofrece “ una salida en el caso de que tu nueva obra sea desestimada o no estés contento con la gestión de las anteriores“. De hecho, apuntaba, el autor tiene “la posibilidad, nada despreciable, muy al contrario, de publicar en papel bajo un sello editorial y en formato electrónico de forma independiente“.

Bruno Nievas (@BrunoNievas, Almería, 1973) ha sido sin duda referente en las posibilidades que ofrece el libro electrónico. Este pediatra escribió su primera novela, Realidad Aumentada, casi como un experimento. Y vaya experimento. La novela fue distribuida gratuitamente en Internet y cosechó 42.000 descargas y críticas excelentes. Eso hizo que acabara revisándola y reescribiéndola en parte para ser editada por Ediciones B, llegando al número 2 en ventas en Amazon y al número 1 en la AppStore de Apple. Tras ese éxito se lanzó a la publicación de la reciente “Holocausto Manhattan” y ya está trabajando en una tercera novela.

Tener más opciones siempre es mejor y el beneficiado es el escritor: nunca ha sido tan fácil publicar como ahora (Bruno Nievas)

Nievas, al que queremos agradecer especialmente su colaboración a la hora de ponernos en contacto con otros autores, valoraba la oportunidad que el libro electrónico ha brindado a los autores, para quienes el panorama ahora es “mucho mejor que hace unos años“, y lo explicaba comparando el modelo tradicional con el actual (las negritas son nuestras):

Hace unos años la única forma de llegar a los lectores consistía en pasar por una editorial de mayor o menor nivel, pero ahora existen una serie de medios que comunican de forma mucho más directa al creador con sus potenciales lectores: desde sitios como Amazon, que te permiten vender tus creaciones, hasta una simple web en la que compartir tu obra. Esto tiene ventajas, como el exponer al mundo un libro con solo unos clics, pero también sus inconvenientes, pues el filtro editorial es importante y estos libros lógicamente no lo pasan. En cualquier caso, tener más opciones siempre es mejor y el beneficiado es el escritor: nunca ha sido tan fácil publicar como ahora. Otra cosa es la calidad de lo que se publica.

¿Habrá impacto en la industria del libro?

Escritores ebooks

La segunda de las cuestiones planteadas a nuestros autores cuestionaba el impacto del libro electrónico en la industria tradicional e incluso en la literatura como tal. Lorenzo Silva dejaba claro que esencialmente este formato ofrece un cambio de soporte, pero también destacaba algo tan lógico como cierto:

Lo importante sigue siendo tener algo que contar, saber hacerlo y, en el caso de un escritor, conocer a fondo su herramienta, que no está hecha de bytes sino de palabras.

El libro electrónico terminará revolucionando el sector desde la base hasta la punta de la misma pirámide (Antonia J. Corrales)

Por su parte, Gabri Ródenas cree que el formato aún tiene que evolucionar para poder tener más impacto en la industria. De hecho, se quejaba de que hoy por hoy los libros electrónicos “no son más que un PDF colgado en la Red“. Este autor admitía además la realidad actual de este formato en nuestro país:

El mercado del libro digital (al menos en España) no termina de arrancar y las editoriales no se plantean llevar a cabo una inversión mayor. Tal vez veamos cambios sustanciales en el futuro, pero no todavía.

Por esa línea también iba Antonia J. Corrales, que coincidía con Ródenas y señalaba que el libro electrónico está generando “un cambio progresivo, lento en España, pero progresivo e importante“. Era más optimista con el futuro de este formato, e indicaba que “terminará revolucionando el sector desde la base hasta la punta de la misma pirámide“. Su visión del futuro del negocio editorial sí que estaba más clara respecto al papel que tendrán las ediciones impresas y las digitales:

La edición en papel, a la que yo amo profundamente, tendrá que recortar publicaciones. Las editoriales pequeñas irán perdiendo espacio o se convertirán en plataformas digitales. Las que no lo consigan desaparecerán. Es triste, pero es la realidad. Le pese a quién le pese así será. Los escritores tendrán también que tener en cuenta este proceso en sus creaciones. Los lectores comprarán en electrónico un mayor número de ediciones, pero en papel solo los libros “fetiches”.

Nievas, como Silva, ve el libro electrónico como “un mero cambio de soporte. Un libro seguirá siendo bueno o malo independientemente del soporte“. Pero también iba más allá e incidía en el “cambio de paradigma“ que está siendo más complejo de lo previsto:

El hecho de que los costes en digital sean más bajos y que se pueda piratear con facilidad (algo poco justificable) ha abierto unos debates complejos sobre el precio de los libros y las formas de distribución. En mi opinión creo que solo hacen falta dos compromisos bastante sencillos en su filosofía pero complejos de alcanzar: por un lado, las editoriales deben poner precios asequibles y eliminar las protecciones digitales como el DRM. Por otro lado, los lectores han de pagar por los libros, nada justifica piratear una obra. Sé que existe un punto de acuerdo que tenemos que alcanzar entre todos para que haya futuro para el libro en España. Y ojo, que no digo libro digital. Digo el libro, a secas. Porque a nadie, autores, editoriales o lectores, les interesa que muera.

El papel de la editorial tras la aparición del libro electrónico

Uno de los puntos claves del debate entre los que somos lectores es, evidentemente, cuál es el papel de la editorial ante la aparición de un formato que aparentemente abre unas posibilidades inauditas a los autores.

Escritores ebooks

Como lector tenía la idea de que ese papel se minimizaría de forma notable con la aparición del libro electrónico —que permite eliminar intermediarios—, pero me llevé una sorpresa, y probablemente también muchos de vosotros os la llevaréis, con las respuestas de todos los autores, que mantenían su apuesta por las editoriales. El primero en comentarlo fue Lorenzo Silva, que dejaba claro el papel de las editoriales:

Son paladines importantísimos de los buenos autores, y prescriptores muy valiosos para los buenos lectores. Fuera de ahí, en territorios de más baja exigencia, puede prosperar lo otro. Pero no es eso, particularmente, lo que a mí me interesa, ni como lector, ni como autor ni, ya puestos, como editor.

Ródenas nos explicaba cómo la aparición del libro electrónico ha hecho que las editoriales tradicionales tengan que “prestar atención a los procesos de autoedición, bien captando autores que han despuntado en la Red sin apoyo editorial, bien ofreciendo alternativas intermedias“. Aunque reconocía la relevancia del papel de las editoriales, veía posibles cambios:

A nivel personal, creo que la editorial sigue aportando prestigio y su capacidad de distribución es innegable. Conforme las ventas en papel se reduzcan y las digitales aumenten, la cosa cambiará. Sin papel, la función de una editorial bien podrá llevarla a cabo una empresa de servicios de edición y maquetación, de modo que…

Un buen escritor puede triunfar sin una editorial pero un buen escritor respaldado por una buena editorial tiene muchas más posibilidades de conseguirlo. Creo que las editoriales tienen mucha más razón de ser que nunca (Bruno Nievas)

Esa relevancia de la editorial también la confirmaba Corrales, quien explicaba que “El papel de la editorial es fundamental en el mercado“ por diversos motivos, tanto en su labor de edición como la de su promoción y distribución. Aunque de momento esta autora no cree que las cosas vayan a cambiar mucho —matizaba no obstante que las tradicionales deben “adaptarse al nuevo modelo de edición manteniendo el tradicional“— sí que destacaba que las agencias literarias que captan escritores noveles tienen nuevas oportunidades:

A quién más le está afectando la publicación independiente de forma directa es a las agencias literarias. Los escritores independientes ahora se lanzan a la publicación para que sea el lector quien les valore y las editoriales ya llevan unos dos años fichando a autores independientes que han alcanzado los primeros puestos en los ranking de ventas de las plataformas digitales.

Bruno Nievas era aún más contundente respecto a la importancia de estas instituciones, que para él “son necesarias porque no se limitan solo a imprimir libros. Realizan una labor fundamental que es el filtro para seleccionar las obras, corregirlas, arreglarla, realizar las portadas, los textos de cubierta y el marketing, entre otras muchas acciones“. De hecho, Nievas señalaba como tener el apoyo de una editorial es importantísimo para un éxito real:

Un buen escritor puede triunfar sin una editorial pero un buen escritor respaldado por una buena editorial tiene muchas más posibilidades de conseguirlo. Creo que las editoriales tienen mucha más razón de ser que nunca: no solo tienen que realizar esa labor sino que han de hacerla más rápido y a la vez que escuchan a sus lectores.

Vayamos al grano: el precio del libro electrónico

Probablemente lo que más importa a los lectores y usuarios a la hora de adquirir estas obras es su precio. Las quejas sobre el modelo actual son evidentes, y muchos (y me incluyo) no entendemos cómo la diferencia entre el precio de venta de un libro impreso y de un libro electrónico no es mucho más abultada.

Libro electrónico, precio

Creo que el ebook es más un servicio que un producto, como el libro físico, al que, dicho sea de paso, no hay que dar por muerto (Lorenzo Silva)

Los autores que han participado en este debate nos ofrecían sus reflexiones al respecto. Lorenzo Silva comenzaba defendiendo esas diferencias y la coexistencia de ambos formatos:

Hay que exigir un marco legal claro y contundente, que deje de darles cancha a los oportunistas y los desvalijadores, y permita exigir a los editores que se mojen con precios más realistas, para mí más cerca de los 5 euros (y más bien por debajo) que de los 15, porque creo que el ebook es más un servicio (acceso digital a un texto sobre el que existen derechos) que un producto, como el libro físico, al que, dicho sea de paso, no hay que dar por muerto.

El segundo de nuestrosparticipantes en esta ronda de preguntas, Gabri Ródenas, también reconocía lo ridículo de la situación, y nos ponía un ejemplo relevante de un cambio que puede llegar en el futuro para ciertos autores especialmente leídos:

No hay duda de que se trata de un aspecto que debe cambiar de inmediato. Los precios del ebook en algunos casos son vergonzosamente próximos a los de la versión en papel, con lo que se fomenta la piratería. Asimismo, los porcentajes del autor deben aumentar; no es razonable que, en plataformas de autoedición, el autor pueda llevarse hasta un 70% de beneficios y dentro la industria tradicional no más de un 10%. De seguir así, se multiplicarán los casos como el del director, guionista y escritor David Mamet, cuyo último libro fue autopublicado.

No solo eso, concluía Ródenas. Las editoriales tradicionales siguen pensando demasiado en el papel, “y si no resuelven el tema del ebook —como el propio Lara, del grupo Planeta, afirmó— están condenadas a la desaparición o a una pérdida sustancial de su cuota de mercado“.

Muy en esa línea mostraba también su opinión Antonia J. Corrales, quien confirmaba que “Los costes de la edición en papel son muy superiores a la edición electrónica. El riesgo que corre la editorial es más alto ya que si la tirada no se vende las pérdidas son cuantiosas, algo que no sucede en el formato electrónico“. Y como Ródenas, también defendía un cambio de porcentajes y, por supuesto, de precio del libro. No solo eso: incidía en el impacto que el IVA también ha tenido en el mercado de la cultura.

A menor coste de edición y distribución, menos riesgo, mayor vida de la publicación, el precio de venta al público debería ser menor y mayor porcentaje para el escritor. Eso sería lo justo. En la edición en papel el porcentaje es muy bajo por libro, no suele exceder en un 10% para el autor. En el formato electrónico hay excepciones. Mi punto de vista es que un 10% en formato electrónico como derecho de autor es nada, sobre todo en ebooks que tienen un precio bajo. También quería puntualizar que el gravamen del 21 % que se le ha aplicado de impuestos al formato electrónico me parece un atentando contra esta forma de edición. Una auténtica puñalada trapera al lector, el editor y el escritor.

Creo que los precios deben estar entre tres y diez euros y que los lectores tienen que comprender que es justo pagar poco, pero desde luego pagar por algo con lo que se disfruta (Bruno Nievas)

Bruno Nievas también opinaba lo mismo sobre ese reparto de beneficios que genera el libro electrónico, pero también sobre el precio de un formato que interesa a lectores y a escritores. Incluso daba su propia valoración sobre ese rango de precios en los que deberían moverse los libros electrónicos:

Creo que los precios deben estar entre tres y diez euros y que los lectores tienen que comprender que es justo pagar poco, pero desde luego pagar por algo con lo que se disfruta. Piratear con la excusa de que los precios son elevados solo lleva a la destrucción del libro. […] Estoy seguro de que es algo que nadie que pueda estar leyendo esto puede desear.

Fuente: xataka.com