Roberto Ortiz Ortiz* 
En las sociedades libres, es común que los ciudadanos se agrupen entre personas que comparten un mismo interés, para cumplir objetivos, trazar metas y sobre todo ayudar a los demás. A estos grupos, luego de un proceso legal, se les llama Fundaciones u ONGs (Organizaciones No Gubernamentales). Las fundaciones son espontáneas, además de ser una consecuencia directa de la libertad, pues no existió ningún ente regulador o burócrata que diera la orden de que un determinado grupo de personas se reuniera para ayudar a los pobres, analizar la economía del país, enseñar ideologías, debatir y crear políticas públicas, realizar informes estadísticos sobre diversas ramas sociales y hasta incluso recaudar fondos para otras fundaciones. En palabras más exactas podríamos decir, que las fundaciones son organizaciones sociales voluntarias con múltiples fines. Estas son fundamentales para combatir el centralismo, la corrupción, la homogeneidad de pensamiento, el totalitarismo y la demagogia política, entre otros aspectos. Además, otro atributo de las fundaciones, es que son las principales creadoras de las instituciones que se implantan en la sociedad, las cuales a largo y corto plazo serán el motor de pensamiento y cultura de los ciudadanos. Mientras que en Estados Unidos, se incentiva a los ciudadanos a crear fundaciones, por ejemplo, dando la oportunidad de destinar sus impuestos a una fundación, en vez de pagarlos al estado. En Bolivia se está tratando de coartar la libertad de crear fundaciones, pues el Presidente Evo Morales ha declarado este pasado lunes 23 de diciembre, que “no se permitirán en el país las ONGs que pidan financiamiento del exterior y vengan a conspirar contra la democracia y el gobierno”. A menos que, se trate de un grupo terrorista, las fundaciones nunca conspirarán contra un gobierno y peor aún contra la democracia de un país, más bien ayudarán a su ejercicio. El presidente Evo morales ha confundido la palabra conspirar, con las palabras analizar, debatir, criticar y publicar. Estas palabras son las que representan el trabajo real de las fundaciones y las que el Estado boliviano está intentando limitar. Advierto que una Bolivia sin fundaciones u ONGs será un país donde no exista la libertad de pensamiento, agrupación y expresión, será un país donde no exista la democracia ni la libertad de crear partidos políticos opositores, será un país sin justicia ni estado de derecho, y por ultimo será un país destinado al fracaso económico y a escuchar de manera perpetua el pensamiento y discurso mentiroso del dictador en poder. Por último, el Estado de Bolivia no debería poder controlar y expulsar a las fundaciones que critiquen la gestión del actual gobierno o que hagan público los actos atroces que se cometen en el país. Pues esta es su principal función. Como decía Ronald Reagan, Ex Presidente de los Estados Unidos: “El primer deber del Gobierno es proteger a la gente, no dirigir sus vidas”. *Estudiante de Ingeniería Comercial