Desde el desvío que hizo Chile en 1962, Bolivia dejó de recibir 1.000 MM de metros cúbicos de agua del Lauca

El río nace en Chile, en los bofedales de Parinacota, y recorre 75 km antes de llegar a Bolivia, donde cursa 150 km para desembocar en el salar de Coipasa y luego vuelve a ese país.

imageAguas del Lauca

La Razón, La Paz



Desde 1962, Bolivia ha dejado de recibir 1.000 millones de metros cúbicos de agua dulce del río Lauca por efecto del desvío unilateral que hizo Chile del curso internacional de este recurso, según un cálculo de la Cancillería.

El dato surgió de una medición efectuada en 2010 por una comisión técnica boliviana en las nacientes del río y en las obras civiles que se realizaron hace 52 años en territorio chileno. Entonces, se verificó que 600 litros por segundo dejaban de traspasar la frontera.

Los efectos de esta pérdida de agua también dejaron huellas en las comunidades bolivianas contiguas a la línea fronteriza, ubicadas en el departamento de Oruro. Aún no existen estudios ambientales, pero un pueblo abandonado y el decremento del ganado camélido son las señales que los lugareños hacen notar.

“Son más de 50 años que se produce este desvío. Si multiplicamos este tiempo por 600 litros por segundo, más o menos estaríamos alcanzando los 1.000 millones de metros cúbicos que Bolivia ha dejado de recibir. Esto significa un kilómetro cúbico de agua que no ha ingresado al país”, explicó a La Razón el vicecanciller Juan Carlos Alurralde.

Afirmó que, por ello, el daño al sistema hídrico del altiplano es incalculable y que el trasvase fue una decisión “unilateral” del país vecino. Alurralde recordó que esta acción provocó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre La Paz y Santiago en 1962.

Conversaciones. Bolivia y Chile llevaron esta controversia a la mesa de diálogo en reiteradas oportunidades, pero sin resultados visibles, según reconoció la autoridad diplomática boliviana. 

La problemática estuvo inscrita en el apartado del debate de los recursos hídricos que los presidentes Hugo Banzer (Bolivia) y Ricardo Lagos (Chile) acordaron en  1999 tras el encuentro de Algarve (Portugal). La propuesta inicial tomaba como base la necesidad de hacer un estudio completo de los acuíferos y ríos transfronterizos para su aprovechamiento racional, de acuerdo con las declaraciones de las comisiones de consultas políticas que ambos países activaron hasta 2010 y las que también se incluyó a la controversia de las aguas del Silala (Potosí).

El presidente Evo Morales, recientemente, hizo notar que la problemática del Lauca y del Silala forman parte de los asuntos pendientes susceptibles a retomarse en la agenda de diálogo que ya ofreció la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, tras asumir su segundo mandato. Ella dijo que su país estaba abierto a reactivar la agenda con Bolivia, desarrollada entre 2006 y 2010, pero sin el tema marítimo, porque éste, en su criterio, ya reside en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

Historia. La controversia del Lauca se remonta a 1939, cuando Chile hizo estudios para medir la factibilidad de riego en 2.000 hectáreas del valle de Azapa (Arica). Entre l948 y 1958, Bolivia reclamó desautorizando el posible desvío. En 1960, el país entregó una protesta formal sobre la base de la Declaración de Montevideo.

Este pacto internacional, del cual Bolivia y Chile son signatarios, establece que “los Estados tienen el derecho exclusivo de aprovechar, para fines industriales o agrícolas la margen que se encuentra bajo su jurisdicción de las aguas de ríos internacionales (…). Ese derecho, sin embargo, está condicionado por la necesidad de no perjudicar el igual derecho que corresponde al Estado vecino”.

Para Alurralde, la inauguración de las obras de desvío, en 1961, fue unilateral. Por eso es que el 14 de abril de 1962, Bolivia rompe relaciones con Chile y presenta un recurso en la Organización de Estados Americanos (OEA) que se mantiene archivado.

En busca de mitigar daños

El 23 de mayo se realizará el segundo simposio sobre el río Lauca, un evento que busca proyectar acciones nacionales para mitigar los daños causados al ecosistema de tres provincias de Oruro.

“Se quiere ver qué gestiones se puede hacer para impulsar el de-sarrollo en un área impactada por una acción unilateral y qué posibilidades hay” de mitigar el daño causado, sostuvo el vicecanciller Juan Carlos Alurralde.

El evento contará con la participación de historiadores que hablarán acerca de los antecedentes del desvío; además, disertarán personeros del Ministerio de Medio Ambiente y Aguas; la Federación de Ganaderos del Altiplano (Fegal) y la Agencia para el Desarrollo de las Macroregiones y Zonas Fronterizas (Ademaf ).

“Hay que tomar todas las iniciativas posibles para dotar de las condiciones para el desarrollo de la región”, agregó la autoridad.

Alurralde aclaró que  el río —en el lado boliviano— tiene agua, pero que en el periodo de sequía (mayo-noviembre) tiene mucha menos de lo que tenía hace 52 años.

“El río que pasa por Bolivia tiene un caudal medio de 5.000 litros por segundo, pero en el periodo seco es cuando más urge el recurso.  La bocatoma desvía el 100% del agua, pero eso no significa que no haya un flujo del recurso hacia territorio boliviano”, explicó el Vicecanciller boliviano.