Tareas de erradicación abarcan largas jornadas

Narcotráfico en Bolivia. El analista Fernando Salazar advierte sobre el riesgo del “replante” de cultivos de hoja de coca ilegal luego de la destrucción. Esto ocurre, generalmente, después de dos y tres años.

Los Tiempos

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Una patrulla de erradicadores de la FTC trabaja en la destrucción de los cultivos ilegales de coca en la zona de Paracti en el municipio de Villa Tunari, en el trópico de Cochabamba. Foto Los Tiempos.

A pesar de que la coca ha dejado de ser combatida al punto de buscar su desaparición con la premisa de “coca cero”, como sucedió hasta principios de 2005, hoy en día, las tareas de erradicación continúan. Sin embargo, las mismas están opacadas por la política de control social que el Gobierno nacional aplica en el trópico de Cochabamba.

Los esfuerzos involucran cada año al menos la participación de 2.000 uniformados, la mayoría de ellos militares. Si bien el trabajo se centra en la destrucción de los cultivos excedentarios, el gran desafío es evitar el “replante”. Pues, aún es común que los agricultores afectados con la erradicación o que intentan sobrepasar del cato de coca permitido por familia vuelvan a cultivar el arbusto.

La erradicación de coca en el Chapare comenzó en abril en la comunidad de Paracti, en el municipio de Villa Tunari. El trabajo de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) comienza al amanecer con el desplazamiento de las patrullas de erradicadores a las zonas donde se encuentran los cultivos excedentarios. La destrucción de la coca ilegal culmina al finalizar la jornada.

Cada año se destruyen más de 10.000 hectáreas de coca excedentaria en el país. Es decir, 5.000 más de las previstas en la Ley 1008.

Al momento, de la promulgación de la ley, entre 1986 y 1987, existían 40.613 hectáreas de coca ilegal. En la época más alta se contaron 52.900 hectáreas. Actualmente, se esperan los nuevos estudios de monitoreo.

Se estima que hoy el mercado interno requiere de al menos 14.000 hectáreas para el consumo tradicional y medicinal, según el informe de la Organización de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (Unodc).

El mismo estudio de monitoreo estableció que el 96 por ciento de la coca producida en Los Yungas se comercializa a través del mercado legal. Sin embargo, el 94 por ciento de la producción de hoja de coca del Chapare no llega al mercado legal de Sacaba, para su comercialización.

El analista en temas de narcotráfico, Fernando Salazar Ortuño, sostiene que hasta ahora han prevalecido dos paradigmas para atacar a la materia prima: antes se realizó con violencia y ahora es a través del control social. Explicó que a pesar de los esfuerzos no se han tenido “resultados concretos. El narcotráfico sigue incrementándose. Ahora somos mercado, pasando por las escuelas hasta la distribución en detalle”, comentó.

Agregó que el gran desafío es contar con una política antidroga efectiva y evitar el replante de cultivos, luego de la erradicación en el trópico de Cochabamba.