Bluesman hasta el fin

Emilio Martínez*

TYO Días atrás, el bluesman Roberto Ángel Torrubiano dejó este mundo y pasó a ser inmortal en su música. Sucedió en una sala de ensayo en Buenos Aires, donde preparaba la próxima presentación con su grupo de siempre, la Banda del Tyo. Se fue “con las botas puestas”, mientras ejercía su arte.

Un corazón doblemente frágil -en lo material, tres stent que procuraban mantenerlo en funcionamiento, y en lo intangible la pérdida hace no muchos años de un hijo pequeño, el “Ángel Azul” de sus canciones- tuvo mucho que ver en su partida.



Lo conocí el 2011 en Santa Cruz de la Sierra, donde residía y frecuentaba el escenario del Clapton, desgranando con voz ronca sus creaciones. Compartimos serenatas casi interminables, que solo cesaban cuando el sol comenzaba a levantarse sobre los techos rojos de la ciudad. Le debo también el conocimiento del gran Albert Collins.

Volví a verlo el año pasado en Buenos Aires, donde como es de rigor fuimos con Roberto a oír unos tangos reos primero y después, obviamente, blues.

Para este año había anunciado una visita -y tal vez su retorno- a Bolivia, algo que seguiremos esperando.

No sé si Buenos Aires y Santa Cruz sabrán lo que han perdido. Lo que sí sé es que finalmente estará reunido con su “Ángel Azul”.

Un Grammy de honor para Roberto…

*Escritor