Cultivos de coca: trampas y realidades

evo-morales El gobierno celebra el informe de Naciones Unidas que registra una reducción en los cultivos de coca bolivianos a 23.000 hectáreas, calificándolo como un “récord histórico”. ¿Qué hay de cierto en esto y cuáles son las trampas veladas?

1. Más cocaína con menos coca

Debe tenerse en cuenta la modernización tecnológica del narcotráfico, a raíz de la introducción de nuevos procedimientos en El Chapare y otras zonas por elementos ligados a las FARC. Si antes se necesitaban 350 kilogramos de coca para obtener un kilo de cocaína, ahora bastan entre 200 y 250. Por lo tanto, la reducción de cocales es más un simple ajuste de mercado que el resultado de la política de erradicación. Sería necesario que la ONU publique el nuevo índice de conversión coca-cocaína, algo que viene postergando desde hace años.



2. Menos superficie y más cosechas

La reducción de superficies cultivadas puede hacer suponer que hay una reducción significativa en la producción global de coca, pero a esto debe contraponerse el hecho de que los cocaleros están logrando de cuatro a seis cosechas al año, según sus propias declaraciones.

3. La falacia del “récord histórico”

No hay tal récord, ya que en el gobierno democrático de Hugo Banzer se bajaron los cultivos a 15.000 hectáreas. Precisamente ante esa situación es que Evo Morales activó el movimiento cocalero anti-erradicación, con el uso de minas (cazabobos) que acabaron con la vida de numerosos efectivos policiales y militares. Tal vez el verdadero récord actual sea el de conversión de coca en cocaína mediante las tecnologías señaladas en el primer punto.

Estos datos deben incluirse a la hora de hacer un balance del circuito coca-cocaína apegado a la realidad, que sin duda será bastante menos optimista de lo que el régimen cocalero pretende…

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