Educación: ¿función suprema del Estado Plurinacional?

Arturo Yáñez Cortes

ZORRO CORTES En su clásico estilo, el presidente acaba de mandarse una declaración muy pero muy espectacular sobre la educación. Dijo que: “el país invertirá este año un 8.7% de su Producto Interno Bruto (PIB) en educación, el segundo porcentaje más alto de América Latina y el Caribe después de Cuba, que destina un 12%”. ¡Bravo! Aunque de ser así, cabría asegurarse que sus funcionarios, especialmente los de su Ministerio de Educación, pongan a trabajar eficazmente esos buenos recursos financieros y, no los tengan ociosos como está ocurriendo con los destinados a la rebautizada Universidad Pedagógica Mariscal Sucre, cuya gestión acaba de ser flamantemente clausurada al peor estilo de Banzer o algún otro dictador… precisamente por el Ministerio de Educación.

Como se sabe, esa institución de formación educativa acaba de “festejar” sus 105 años, con sus actividades clausuradas a raíz de una arbitraria decisión de funcionarios de ese ministerio que por lo visto son manifiestamente analfabetos para leer y peor comprender, aunque sea por aproximación los arts. 77 y sgtes., de la Constitución ensangrentada de La Calancha que, ordena que la educación constituye una función suprema del estado y, éste tiene la obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla. Es más, su art. 96.I añade que es responsabilidad del estado la formación y capacitación docente para el magisterio público y así una serie de maravillas que, con la alevosa clausura del año educativo, las autoridades del Ministerio de Educación las enviaron al tacho de basura, con tal de meterle no más para imponer como autoridad a alguna persona de su agrado y obviamente de su partido o afín.



De nada importan los más de 1200 estudiantes y aproximadamente centenar de docentes perjudicados, menos el movimiento económico que generan para la ciudad de Sucre: aquellas pomposas normas constitucionales… pueden esperar mejores tiempos, ante la incapacidad manifiesta de los obligados para solucionar conflictos. Lo único que importa es asegurar el control total de la institución imponiendo a los allegados al proceso de cambio como autoridades para asegurar imponer sus visiones parceladas y partidizadas. ¿Y la educación? mero daño colateral para el Sr. Ministro que cada que habla, prueba no haberse enterado que el muro de Berlín ya se cayó hace varias décadas, arrastrando a sus paradigmas que quiere imponer bajo el discurso de la descolonización y demás demagogia.

Tamaño desatino -la clausura de la gestión- revela nuevamente el talante arbitrario del gobierno que también en ese tema se degrada nuevamente al mismo nivel de las dictaduras que solían proceder exactamente con igual alevosía y desprecio a la educación, probando así la incapacidad de sus altos cargos para solucionar los conflictos que con sus imposturas ellos mismos han generado… Por si todo ello no fuera suficiente, el reciente chantaje a los estudiantes con el que pretenden “solucionar” el conflicto para forzarles a reiniciar las labores educativas, confirma el absoluto desprecio con el que manejan los altos intereses del estado al que tanto idolatran… en sus discursos. Que todos esos disparates provengan precisamente de altas autoridades educativas no hace más que ratificar que “la demagogia es la capacidad de vestir las ideas menores con las palabras mayores”. Lo dijo Lincoln.

Correo del Sur – Sucre