La nueva revolución energética del shale-gas

Boris Santos Gómez Úzqueda

boris gomez ok La ventaja de que Bolivia es parte de un territorio aún no completamente explorado nos deja entrever positiva y favorablemente que podríamos contar con reservas de shale-gas, al margen de las reservas convencionales.

De perfeccionarse ecuaciones que combinen tecnología y reducción de costos, con la obvia estabilidad política y jurídica, surgirá una nueva fórmula de negocios para el país: exploración y explotación de shale-gas.



Tengamos presente que la frenética búsqueda de energía a menor coste de producción, comprometida con el medio ambiente y que sea de mayor acceso para todos, dispuso que el paradigma económico del shale-gas y del gas convencional sean fórmulas económicas que van a paliar el déficit de oferta energética global.

El gas es el energético más limpio de la historia contemporánea.

Con esa consideración no es vago insistir en que Bolivia tiene la posibilidad de ser parte de naciones que generen oportunidades de exploración y posterior explotación paralela de shale-gas para exportación y/o industrialización.

No faltarán los pesimistas que darán negativas a cualquier iniciativa, generalmente los pesimistas tienen facilidad de persuasión, pero la fuerza del optimismo nos empuja a especular sólidamente en la posibilidad de ser –como siempre debimos haber sido- un centro de distribución energética del continente.

Vamos a repetir un clisé: el gas es llave de desarrollo y lucha contra la pobreza. Y ahora más aún con la buena noticia: adicionalmente a nuestros modelos de exploración-producción-comercialización-industrialización de gas tipo convencional surge la posibilidad de tener modelos de producción alternativa-paralela de derivados de valor agregado del shale-gas.

El caso norteamericano es paradigmático: desde el auge de la producción de gas esquisto, pasó de ser importador a planificar sus exportaciones.

Ahora los desafíos no tienen que ver con ausencia de volúmenes sino con storage (almacenamiento) y transporte (gas y petróleo).

El medio ambiente es también parte de esa nueva agenda.

Estados Unidos, el mercado energético más grande del mundo, fue principal objetivo de exportación de gas y petróleo de Canadá y México. Ahora Estados Unidos tiene gas y petróleo para volver a ser vendedor. Los productores de petróleo y gas ahora se ven obligados a buscar nuevos mercados.

El éxito del shale-gas tanto en Estados Unidos como en Canadá está planteando otro desafío: reconfigurar, modernizar y reconstruir el sistema de pipelines (gasoductos/oleoductos).

Prueba de ello es el gasoducto Keystone XL (que corre desde las arenas petrolíferas de Alberta en Canadá hasta Nebraska) que aún tiene cuestionadores ambientales que sin mucho sustento retrasaron el proyecto.

Varias compañías privadas están volviendo a invertir en Estado Unidos en shale gas.

Estados Unidos hoy tiene un nuevo auge de producción de crudo dulce liviano (bajo contenido de azufre) desde el esquisto, que ha obligado a mejorar sus condiciones y capacidades de refino, que aún están adaptados a refinar crudos pesados agrios (con alto contenido de azufre).

También el caso mexicano es importante con su reforma energética: en los últimos 10 años la producción de petróleo ha declinado, de 3.4 millones de barriles diarios a 2.5 millones de barriles (2014), ello motivó a la clase política dirigencial mexicana a abrir ofertas para invertir en recursos no convencionales (en aguas profundas y en cuencas shale gas).

México informa que tiene -de momento- la sexta reserva más grande del mundo de gas de lutitas (shale gas), infortunadamente con poca tecnología y dinero para explotar esos yacimientos. Por ello es que se han apurado en reformar su esquema constitucional, legislativo y regulatorio para generar las condiciones políticas técnicas y jurídicas para que inversiones desarrollen esos reservorios no-convencionales.

Aquí en el sur del continente, Brasil y Argentina están apurando desarrollo de proyectos tanto en gas convencional como en no-convencional, de manera que Bolivia no puede quedar rezagada en cuanto a estudiar, planificar y ejecutar proyectos de gas-no convencional.

El Diario – La Paz