La política y el matrimonio

Álvaro Riveros Tejada

Riveros En el fragor de esta enésima campaña electoral y, ante la aparición de términos y costumbres propias de estas lides, me vi obligado a explicar a mi nieto el significado de la palabra tránsfuga. Para este objeto hice una comparación gráfica entre la política y el matrimonio.

– Pero abito, me preguntó: ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?



– Verás, la verdad es que tienen mucho parecido, toda vez que la política es una noble actividad a la cual uno dedica su vida y, como en el matrimonio, a tiempo completo. Es más, ambos son los únicos emprendimientos de los cuales uno puede salir rico y airoso, observando un mal comportamiento. Ésta requiere estar muchas veces a la espera de una pega que redunde en ganarse un sueldo y, si no se está en el gobierno, iniciar una etapa de joda para acortar la espera. De tornarse esta espera muy larga, se puede acudir a otras alternativas o tiendas políticas donde valoren y aquilaten tus aptitudes y te permitan cumplir tu noble vocación de servicio. Ahora bien, hay momentos que la espera se hace intolerablemente prolongada, lo cual puede inducir a romper el chanchito de la abuela para obtener unos pesitos, como “préstamo de honor”, lo que promovería riñas internas, muy propias del hogar de un político místico.

– ¿Y qué hay de aquellos políticos que se casaron con mujer pobre?

– ¡Sencillamente se joden! Si es que no tuvieron la precaución de ahorrar en los momentos de siembra o no incrementaron sus ingresos con “ayuditas” que les permitieron sobrevivir los tiempos de las “vacas locas”.

– Vacas flacas querrás decir abuelito. – Bueno, es la misma vaina.

– ¿Y qué me dices de los tránsfugas?

– Los tránsfugas, al igual que los transgénicos, son organismos vivos que han sido modificados, mediante la adición de genes exógenos, para lograr nuevas propiedades. Es decir: Por su profundo amor a la Patria, son políticos que han adquirido un nuevo rostro, un nuevo espíritu, un nuevo sexo, hasta otra naturaleza, en aras de servirla mejor. Una especie de interculturales, que son los samurais de la política; los paradigmas de la lealtad y del espíritu de servicio. He ahí aquellos valientes compañeros que sirvieron a Goni, luego a Mesa, a Evo y ahora están candidateando por Juan o Samuel o a la inversa. Nadie como ellos ha demostrado mayor capacidad de cambio en su naturaleza, como para asumir tamaño sacrificio ¡Hasta el sexo han cambiado!

– ¡Pero eso suena a traición abuelito!

– ¡Craso error, dicho término no existe en el diccionario de un político! Máximo podríamos hablar de una transferencia de lealtad o como dijo un politólogo: Una desdogmatización de la doctrina. O sea que puedes ser católico, musulmán y judío al mismo tiempo, y/o con intervalos, siempre con el objetivo supremo de servir a tu Patria.

– Perdón abuelo, pero acabo de sentir náuseas y ganas de gomitar.

– Qué lástima, yo siempre supuse que contabas con una barriguita de hierro y con las aptitudes necesarias para ser un buen político.

– Discúlpame abuelo, pero acabo de convencerme de que no quiero saber ni de la Política ni del Matrimonio.

El Día – Santa Cruz