Una pareja dialéctica

Luis Christian Rivas Salazar

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En su portada digital, aparte de la sana incitación para invertir en publicidad, podemos ver lo que ellas han denominado “Barricada”, una especie de encuentro y debate, esta vez, entre María Galindo y Álvaro García Linera, un audio de casi una hora y cuarenta y cinco minutos, donde ambos ideólogos se “enfrentan” para tocar el tema de la homofobia en el gobierno, más precisamente, el caso del diputado Roberto Rojas, quien lamentablemente manifestó que la homosexualidad es una especie de enfermedad.



Este interesante encuentro habría sido realizado por invitación directa de Álvaro, funcionario público que asegura que solo es necesaria una carta para poder tener una audiencia con su persona, siendo este su deber y no un favor. La charla retoma el tema de la mentalidad homofóbica dentro del gobierno, no como un caso de excepción, sino casi como una regla. Al respecto, el vicepresidente cree que no solo sucede en el gobierno, sino en la población en general, que está cargada de prejuicios en el tema sexual.

Según el vicepresidente, que se encuentra en campaña electoral, las declaraciones del exjefe de bancada masista Rojas fueron desafortunadas, pero fueron seguidas de su respectiva disculpa, y que la sociedad tiene el deber de eliminar esos prejuicios. Entonces, el presidente de la Asamblea Plurinacional, le pide a Galindo que le sugiera qué se debería hacer frente a esta situación, esta señora plantea una encuesta obligatoria dentro de la Asamblea, para medir el grado de homofobia, esto merece la respuesta de García Linera: ¿con una encuesta se va a solucionar el problema?

Entonces, ambos intentan seducirse y tratar de que el otro sucumba ante los propios argumentos, pero como es época electoral, García Linera se muestra como abierto al diálogo y la feminista, incluso le propone un plan de gobierno sin energía nuclear y sin favoritismo al sector militar, ambos se presentan con soluciones a los profundos problemas bolivianos, saben que se necesitan y se complementan, como el bien necesita del mal para reconocerse, como el amor al odio y el odio al amor, el tono pasa entre amistad de camaradas de batallas pasadas y enemigos presentes que se lanzan dardos venenosos, a veces hilarantes y sarcásticos.

¿Cuántas veces, en el teatro de la vida política, las feministas fueron violentamente reprimidas por el gobierno masista? Recordará el amigo Álvaro, que María escribió una nota ácida llamada “Ridícula boda real”, donde se destila lo siguiente: “Después de jugar con las ilusiones matrimoniales de una vasta serie de mujeres muñecas que le sirvieron para probar públicamente su virilidad, hace un último ejercicio de poder masculino, cual es el de por fin encontrar a la princesa que calza la pequeña sandalia para convertirse en su mujer… Como aparato de reciclaje lo convierte en un galante novio, le quita toda sospecha homosexual…”, entre otros derechazos y escupitajos que le propinó sin asco.

Una barricada, que para suerte de los demás, no estuvo matizada con pechos desnudos pintarrajeados, sino con una conversación amistosa-enemistosa, con propuestas electorales de ambos bandos de la barricada pero que pueden converger en un futuro próximo, ¿Parte de una estrategia envolvente, tal vez?

En efecto, lo dice García Linera, asumiendo su futura victoria electoral, propone luchar por cambiar esos prejuicios desde la próxima y nueva Asamblea Legislativa, luego, como si se tratara de una lógica dialéctica hegeliana, errónea de por sí, hay una lucha de contrarios que puede terminar en una síntesis, quien sabe, en una próxima boda política.

El Día – Santa Cruz