Realidad a medida

Lavive Yañez Simon*LAVIVESi la realidad es cosa o hecho que resulta del valor práctico el liderazgo en Bolivia es una ilusión, la realidad no es tan importante como la percepción que se tenga de ella.En política, lo que no es percibido no existe, aunque aquello que percibas no esté dentro de la realidad ni de lo correcto. Este concepto de política ha quitado el derecho de autogobernarse, que otorga la democracia, decisivo para la creación de un espacio político que nos proteja contra la omnipotencia del Estado y para la distribución de los recursos, incluidos los del poder, porque garantiza una participación igualitaria.Dinero y poder son la base de la seguridad ciudadana, así lo dejó ver Carlos Romero, candidato al Senado nacional por el MAS, ayer Ministro de Gobierno, responsable de la seguridad de los bolivianos cuando afirma que «la base de la seguridad ciudadana es la economía» y da cuenta en defensa férrea a su gestión los logros alcanzados, materializados en helicópteros, motocicletas, autos blindados, aviones y un desfile interminable de millones y millones que suena violento para quienes viven en la pobreza; de valores: nada, no existen.Esta apología del delito que hace Romero, lleva a comprender como el cerebro social crea las realidades virtuales amplificadas a través de los medios de comunicación, porque la realidad que tiene su valor práctico muestra los rostros de la violencia, la criminalidad y la muerte en un país gobernado por millones de dólares que desfilan en las arcas del Estado y en los bolsillos de los amigos de lo ilícito, Bolivia, en un vacío existencial, donde la vida no vale nada y el dinero lo compra todo…pobreza espiritual.El más implacable justiciero, el dinero, haciendo de las suyas frente a la mirada fría e improperios de ida y vuelta entre los responsables políticos de la seguridad. Esta realidad que no es virtual sino práctica, lleva a desvirtuar las mentiras proselitistas vertidas por el candidato para ganar el voto un voto circunstancial e inestable como las promesas electorales sin sustento real y sostenible. «Estamos mejor, hay más plata que en la época de los neoliberales» vociferan para convencer virtualmente. Lo real es que hay más plata, también más delincuencia, más violencia, mas injusticia, mas muerte; entonces al existir más plata debiera disminuir la delincuencia, se supone que estamos mejor (realidad virtual); sin embargo la delincuencia aumenta con la economía lo que lleva a conferir que ese dinero beneficia a un grupo de poder, mientras los «pobres» hacen de las suyas, impulsados por los ejemplos de quienes violan repetidamente las disposiciones legales. Tragan el vómito que expulsan. Insisto, hay que poner la ética en la mesa de discusión cuando vamos a plantear políticas para el desarrollo. Hace también a una concepción ética convenir que el Estado debe proteger al individuo contar la coacción del poder económico y a la sociedad contra la coacción de las masas si su accionar supera la legalidad.Es la protección frente a los fundamentalismos, frente a los extremismos, frente a los populismos.*Diputada nacional