Sandra quería irse a Chané, tenía miedo en Santa Cruz

Nada había dejado al azar para tener un futuro brillante, pero a metros de su casa, recibió un disparo fatal. El perfil de la mujer que conmovió a Santa Cruz.

imageEra una familia unida. Sandra, su esposo y su pequeño hijo posaban así en un paseo dominical. A ella le cegaron la vida en un atraco.

EL DEBER, Santa Cruz, Bolivia



Ésta es una escena trágica: hay una mujer tendida en la calle y su hijo de un año llora en su regazo. La mujer tiene una herida de muerte en la cabeza y una criatura de siete meses lleva en su vientre. Ella se llama Sandra Ramírez Olguín y cayó cerca de su casa. Veinte metros la separaban de su cama caliente y su esposo Gudmar Santos Mendoza está por escuchar una noticia trágica: !Ballena, ballena, a tu mujer la mataron!

El jueves 23 de julio pudo haber sido un día espléndido. Antes de que anochezca, Sandra y Gudmar bañaron a su niño y en ese trámite el bebé pateó el termo y el aparato se rompió en el piso como una cáscara de huevo. La pareja quedó en que irían juntos a comprar un termo nuevo, pero después de que él se haya bañado. Tardó más de lo previsto porque también se afeitó, y cuando salió de la ducha ni ella ni el niño estaban en casa. “Se ha de haber ido a comprar sola”, pensó Gudmar, y cuando eran cerca de las 19:00, un vecino le gritó por su apodo aquella noticia fatal que ocurrió en la calle 1 del barrio El Porvenir de la Villa Primero de Mayo. Horas después se desencadenó la muerte de Sandra y en el rescate de su vientre,  por parte de los médicos, de un bebé sietemesino que hasta el cierre de esta edición seguía entre la vida y la muerte. 

Ella tenía miedo y quería irse

Todo indicaba que Sandra tenía un futuro brillante. La muchacha que nació el 19 de octubre, hace 29 años, estaba por concluir su segunda carrera universitaria. Hace cinco años se tituló como licenciada en Educación de una universidad de Trinidad y este 2014 concluiría Bioquímica y Farmacia en una universidad privada, cuya carrera había  sido pagada anticipadamente por sus padres agricultores Juan Ramírez Rodriguez y Alicia Olguín Vargas.

Sandra nació en Chané Independencia, una comunidad que está a dos horas de la ciudad de Santa Cruz, en la zona norte del departamento.

Su hermana Martha la recuerda con orgullo al decir que era la única de seis hermanos que sacó dos profesiones, que Sandra quería retornar a Chané máximo en un año, porque Santa Cruz le daba miedo. Todo estaba planificado, allá iba a poner una farmacia y una clínica médica porque su pareja Gudmar, el que había pedido su mano hace más de un año y con el que se iba a casar dentro de unos meses, estudia la carrera de medicina. 

Gudmar y Sandra se conocieron en Chané, cuando eran niños, ya que ambos iban al mismo colegio. Perdieron contacto cuando ella se fue a estudiar a Trinidad, pero cuando retornó se encontraron en los vehículos de servicio público que van de Santa Cruz a Chané y ahí se pusieron a charlar, hasta que rebrotó el amor.

Y ahora, sentado en una banca de la Felcc de la Villa Primero de Mayo, él recuerda que ella siempre le tuvo miedo a la inseguridad ciudadana en Santa Cruz y que no veía la hora por terminar su carrera y marchar a hacer vida juntos en Chané. Si en algo chocaba la pareja era en el fútbol. Ella era hincha de Oriente Petrolero y él de Blooming. Pero por el amor al deporte llegaron a un acuerdo, ser dueños de un equipo de barrio en Chané, al que le iban a poner el nombre de Agro Ramírez. “Ahora en su honor vamos a estampar su rostro en la parte delantera de la camiseta”, lamenta Gudmar con esos ojos negros que lloran.

Doña Alicia Olguín, su mamá, está pendiente de las investigaciones para que la justicia castigue a la persona que le pegó un tiro a su hija la noche de aquel jueves cuando ella retornaba a su casa de comprar un termo. Pero también está pendiente del bebé que los médicos salvaron del vientre de Sandra.

Ella le había dicho a Gudmar que su deseo era que su nuevo hijo se llame Ario James. Ario por el modelo brasileño que ahora es médico, y por Jame Rodríguez, el jugador colombiano que brilló en el Mundial.

Don Juan Ramírez, su padre, tiene más de 80 años de edad y su hija Sandra ya se estaba dando cuenta de los achaques de su progenitor. “Yo te voy a curar papito. Cuando pongamos una clínica con Gudmar te vamos a atender como a un rey”. Eso cuenta que le decía cuando iba los fines de semana a Chané. Iba a visitar a sus papás, iba a ver su parcela donde tenía plantaciones de frejol. Iba a imaginar la casa que construiría cuando termine la universidad 

Vivir a ciegas en una calle oscura

La calle 1 tiene la fama de ser una de las más tenebrosas del barrio El Porvenir de la Villa Primero de Mayo. Los vecinos, a la cabeza de Juan Carlos Nina, presidente de la junta escolar, explican tal situación: Hasta antes de que maten a Sandra Ramírez, no había un solo foco en el tendido eléctrico y había muchos promontorios de tierra frente a la casa de la difunta.

La calle no tiene pavimento y los postes de alumbrado público ahora tienen pantallas. Pero un lote baldío, con una casa abandonada, sigue siendo un dolor de cabeza porque los vecinos temen que ahí se escondan los muchachos que conforman pandillas.

Lo que los vecinos quieren es que aparezca el dueño del terreno o que ahí se construya un mercado. En ese espacio hay un resbalín y un columpio en ruinas. “Alguna vez, algún alcalde dizqué puso ahí un parque infantil”, dice con ironía un vecino. La casa donde vivía Sandra Ramírez tiene una fachada protegida por una malla olímpica, patio adelante y una construcción al fondo. Dos perros ladran cuando se percatan que alguien anda cerca. “Pero la noche del 23 no se escuchó ningún ladrido”, dicen los vecinos.