Pornografía: El detonante de trastornos irreversibles

 

Carla (nombre que protege la identidad de la menor), es una adolescente que a los 12 años se descubrió que era abusada sexualmente y corrompida por su padrastro con videos pornográficos, zoofílicos y pedofílicos. Luego de varios estudios psicológicos los especialistas determinaron que tenía un grave trastorno que podría convertirla en una nueva agresora sexual.Expertos en psicología infantil y adolescente señalan que, en los casos más graves, la pornografía puede ser el inicio de una vida de víctima frecuente o la de un psicópata perverso.NIÑEZ En un intento de recapitular los daños, Carla recuerda que sufrió la primera violación a los 5 años y desde entonces las violaciones van acompañadas de “cariños” y días de “pelis”.“Es difícil guardar recuerdos de esa edad, pero la agresión puede ser tan grave que provocaría una amnesia o por el contrario reproducir constantemente las imágenes traumáticas”, explica la psicóloga del Servicio de Salud Mental del Hospital de Pediatría J.P. Garrahan en Buenos Aires, Argentina, Carina Miranda.Según el análisis de la especialista en psicología forence, en medicina legal y ciencias policiales Lorena Cox Mayorga esta adolescente (Carla) ya disfrutaba y fantaseaba con las situaciones mostradas por su agresor en los videos, y la determinación fue pedir la intervención terapéutica y psiquiátrica para su rehabilitación y evitar que, a sus 12 años de edad, se convierta en una agresora más.Lo llamativo de este caso, es que la madre tenía fuertes sospechas e indicios de que su hija estaba siendo vejada por su pareja, pero prefirió no reconocerlo. La progenitora de Carla, era madre soltera, con tres hijas de padres diferentes, y trataba de establecer una relación con el que fuera su tercera pareja. “Ella -la madre- tenía un perfil solo de mujer, no tenía el sentido maternal. En estos casos a veces la madre socapa el hecho porque ve a la hija como una rival”, explica Cox.ADOLESCENTES Otra historia que conmocionó a la población fue la de tres adolescentes que raptaron, doparon, violaron -por turnos- y filmaron la agresión a su compañera de 17 años, hecho ocurrido en Kami, Colcapirhua.El caso salió a la luz cuando los padres de la adolescente de 17 años vieron que su hija sufría una grave crisis de depresión y no quería asistir más al colegio. Ella, descubrió que la filmación de los vejámenes, de más de 4 horas- fue subida a las redes sociales y en su muro le llovían insultos.Según las especialistas, cuando el adolescente, que está en la etapa de experimentar y conocer los cambios en su cuerpo, encuentra situaciones que le despiertan nuevas sensaciones o adrenalina, como los videos pornográficos, empiezan con los toques a su cuerpo, y alimentan esta sensación con más videos.“Cuando encontramos algo que nos gusta, queremos repetir la experiencia”, señala Cox refiriéndose a la búsqueda de más videos y en situaciones más morbosas. Cuando los videos ya no despiertan las sensaciones deseadas, el adolescente busca experimentar ésta y otras emociones, buscando ser él quien protagonice o comparta videos “XXX” con sus compañeros. Pero, cuando esta situación no es advertida o es descuidada por los padres o tutores la actitud del adolescente puede pasar a un nivel perverso, de organizar y planificar un hecho como la violación con la participación de quienes compartieron su gusto sexual.Habiendo llegado a este nivel la única alternativa que les queda a estos jóvenes es la intervención terapéutica, que permita determinar si pueden reincidir en el hecho o pueden mejorar con un tratamiento. En cualquiera de los casos, al ser menores de edad, su atención pasa a manos de las instituciones que coadyuban con la justicia y los tutores.Los profesionales señalan que, en la mayoría de casos, los agresores son el resultado de una violación o abuso sexual, o porque vieron o sintieron una experiencia sexual cuando aún no estaban preparados ni física ni psicológicamente.Una investigación realizada por este medio, con la sistematización de dos años de entrevistas a violadores, refiere que de cada 10 agresores 7 eran alentados por pornografía en videos.

Una víctima expuesta y dispuesta

“Cariñito”, como la nombraban sus compañeros de colegio, es una adolescente que a diferencia de sus compañeras desarrolló rápidamente su cuerpo de mujer. Pero mientras esto pasaba graves cambios se originaban en su mente producto de las películas eróticas y videos pornográficos a los que tenía acceso gracias al televisor en su cuarto y la privacidad que habían acordado respetar sus padres.Según “Cariñito”, los videos la motivaban a tocarse en su cama o frente al espejo admirando sus senos y sus caderas. Cuando eso no era suficiente pasó a ser el centro de atracción en los recreos. “Se iba a sentar al último pupitre y los chicos la rodeábamos, entonces nos dejaba tocarla por turnos”, relata uno de sus compañeros.La adolescente asegura que nunca fue víctima de violación o toques impúdicos por parte de adultos y que era su libido que la impulsaba a hacer esto.La psicóloga argenyina especialista en esas temáticas Carina Miranda señala que “Cariñito” fue víctima de la dejadez de los padres, que no vigilaron su “privacidad” y no recurrieron a un especialista.“Probablemente era un tema hormonal, que podía superarse con un tratamiento médico”, dice.

Padres y amigos pueden incitar al morbo y violencia

Además del internet, la televisión, las revistas y otros medios electrónicos, muchas veces los padres y los noticieros pueden ser el medio para incitar al morbo a través de la pornografía.Esta situación puede originarse cuando los padres no cuidan el pudor en la casa y caminan desnudos, se cambian de ropa en frente de los niños, o comparten la misma habitación donde mantienen relaciones sexuales mientras los niños aparentemente están durmiendo.Si estas escenas son reproducidas cuando el niño y adolescente no comprenden lo que está pasando puede derivar en una situación traumática. Si estas escenas son recurrentes y repetitivas lo que hacen es despertar la curiosidad e inducirlo a repetir la experiencia, lo que resulta en un desequilibrio de su vida sexual, según explica la responsable del servicio de Psicología del Hospital del Niño Manuel Ascencio Villarroel, Maria Sotomayor Castro.AMIGOS La situación es más grave cuando los adolescentes no tienen la atención debida de sus padres, ya sea porque ambos trabajan o porque alguno de ellos migró, entonces buscan grupos que compartan sus mismas inquietudes como las pandillas o los denominados “grupos de amigos”.Entonces, el vacio de atención, aceptación y cariño es llenado por otro grupo de adolescentes que empiezan a incorporar el sexo como parte de sus códigos.“En algunas pandillas las menores deben dejar la virginidad al cumplir los 15 años, o para ingresar al grupo o subir de estatus deben tener relaciones sexuales con el líder o varios de los líderes”, relata Castro al informar que la misma situación la viven los hombres cuando les exigen seducir y/o abusar a la chica que “el jefe” decida.



¿Cómo saber si un adolescente ve pornografía?

Cuando el niño o adolescente ha sido atrapado por la pornografía existen 8 actitudes que permitirán detectarlo, según la explicación de la responsable del servicio de Psicología del Hospital del Niño Manuel Ascencio Villarroel, Maria Sotomayor Castro. La recomendación va tanto para los padres como para los mismos adolescentes, quienes pueden advertir si está empezando a sufrir alguna alteración o trastorno.1) Cuando en lugar de compartir con sus amigos o familia prefiere no salir de su cuarto es porque probablemente está revisando material pornográfico o ya recurre a la masturbación.2) Lo mismo puede ocurrir cuando los tiempos en la ducha pasan de 5 y10 minutos a 20 minutos o media hora. “El adolescente por naturaleza está experimentando y reconociendo su cuerpo, pero si esto es recurrente, entonces hay que prestarle atención”, dice.3) Si mientras mira la televisión, cambia de canal todo el tiempo y solo se detiene en una escena pornográfica o erótica, entonces su mente busca la reproducción de nuevas sensaciones.4) Cuando los chistes obscenos rondan todo el tiempo en la mente o el círculo de amigos es momento de controlarlo y desviar la atención hacia otros temas.5) Si en los juegos habituales despierta la intención de tocar partes íntimas de sus compañeros (as) o rozar su cuerpo con el pene o la mano, entonces la situación se está agravando.6) Si estos juegos pasan a ser grupales, como manosearse en tono de broma, o medirse los penes, puede que la conducta del niño o adolescente se esté sexualizando.7) Cuando los juegos, cariños y abrazos del o de la enamorada ya no le satisfacen y empiezan a buscar parejas mucho mayores, entonces el adolescente busca experimentar nuevas y mayores sensaciones exponiéndose a ser víctima de violencia sexual o en el peor de los casos de trata de personas.Para evitar esta situación es importante que los padres o apoderados estén siempre alertas a los cambios de actitud -introversión o extroversión- ya que es posible que hayan atravesado por una experiencia para la cual no estaban preparados; entonces es fundamental que se brinde la información que absolverá sus dudas o intrigas. “Siempre con responsabilidad y respeto al pudor del menor”, recomienda la responsable del servicio de Psicología del Hospital del Niño Manuel Ascencio Villarroel, María Sotomayor Castro.

Fuente: Opinión