Jimmy Ortiz SaucedoDurante la gestión de Alfonso Moreno Gil, en el Comité pro Santa Cruz (CPSC, 1999-2001), se suscitó un evento que ha sido poco difundido fuera del movimiento cívico camba: la mediación en el conflicto milenario entre los ayllus laime y jucumani, del norte de Potosí, y qaqachaca, del sur de Oruro. Decía un reportaje de la época: “El legendario conflicto se reencarnó otra vez (…) Norte Condo, Sora Sora y Morocomani son ahora los mudos testigos de la lucha sin cuartel que comenzaron más de 6.500 qaqachacas y 8.500 laimes (…) Más de 50 personas, entre mujeres, niños, ancianos y hombres, resultaron muertos tras los enfrentamientos, que duraron varios meses (bolivia.com 29-12-2000)”.Ante el agravamiento de la situación y la falta de soluciones de Estado formal, el gobierno moral de los cruceños ofreció su mediación, apelando a su larga tradición de manejo y resolución pacífica de conflictos. Las partes confrontadas aceptaron el ofrecimiento; la credibilidad institucional los hacía suponer que esta sería la instancia idónea para iniciar la reconciliación. El 21 de agosto de 2000, según consta en la Memoria de la gestión, se hicieron presentes los discordes en la sede cívica para dar inicio a las negociaciones. Estas fueron presididas por Ricardo Frerking Ortiz, vicepresidente del CPSC. Sentarlos juntos en una misma mesa fue la primera victoria de la paz. Es importante destacar la participación en este proceso del Comité Nacional de Enlace, instancia compuesta por varias instituciones, como el Cioec y otras, que promovieron los primeros acercamientos.Después de difíciles negociaciones se consiguió establecer un acuerdo que parecía a todas luces imposible, para poner fin al añejo conflicto y restaurar la concordia en la región. “Luego de firmar el acuerdo, los qaqachacas, vestidos con atuendos de sus ayllus, bailaron al son de su música autóctona” (El Día, 23-08-2000). Fue una resonante victoria del espíritu humano. La mística institucional del CPSC fue determinante para llegar a ello, la cruz de su escudo inspiró el perdón, que abrió los corazones a un nuevo comienzo. Esta es otra página gloriosa de la historia cívica, que es bueno recordar en estos tiempos. Solo la concordia y la paz construyen un Estado verdadero.El Deber – Santa Cruz