Mujeres creen que aún no son tratadas con igualdad

EN COCHABAMBA SÓLO EL 31,5 POR CIENTO AFIRMA QUE SE SIENTE CON LOS MISMOS DERECHOS Y OBLIGACIONES QUE LOS VARONES

Los Tiempos, Cochabamba, Bolivia

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Igualdad de género y discriminación – Ramiro Moncada Los Tiempos

Pese a leyes, más espacios en la política y discursos de autoridades, sólo el 31,5 por ciento de las mujeres en Cochabamba afirma con seguridad que es tratada con los mismos derechos y obligaciones que los varones, según la encuesta departamental del Foro Regional sobre condiciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública.

El Foro Regional, formado por Ciudadanía, el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) y Los Tiempos, presenta su quinto estudio, esta vez enfocado en la temática de género.

De acuerdo con la investigación, el 49,5 por ciento de las mujeres consultadas indicó que está entre muy en desacuerdo o más o menos de acuerdo con la idea de que existe igualdad entre hombres y mujeres respecto al trato. Hay diferencias entre las percepciones de las mujeres de la región metropolitana, que incluye Cercado y los municipios del eje, y las de regiones de provincias.

En el área metropolitana, el 36,4 por ciento afirmó que cree que es tratada con los mismos derechos y obligaciones que los hombres, mientras que el porcentaje en los valles baja a 27,3, en el cono sur a 24,5, en el trópico a 24,8 y en la zona andina hasta 17,3.

Aunque la percepción de las mujeres cochabambinas respecto a la igualdad de trato no es tan positiva, sí creen que sus oportunidades de acceso a educación y a ser profesionales son mejores.

El 60,5 por ciento de las consultadas dijo estar muy de acuerdo con la idea de que las mujeres, dentro de su hogar, tienen las mismas oportunidades que los hombres para educarse y se profesionales. Una similar percepción tienen los varones, el 61,5 por ciento estuvo muy de acuerdo.

En este tema también se observan diferencias al comparar las regiones del departamento, especialmente con el cono sur y el área andina. En la zona metropolitana, el 69 por ciento de los entrevistados dijo que las mujeres tienen las mismas oportunidades que los hombres para educarse y ser profesionales. En los valles el porcentaje cae a 52,4 por ciento, en el cono sur hasta 37,1 por ciento y en la zona andina hasta 31,7. En el trópico, sin embargo, el 63,3 por ciento cree que hay igualdad en esos temas.

Discriminación

La mayoría de la gente opina en Cochabamba que la discriminación de la mujer en Bolivia es un problema, pero un porcentaje importante indica que no es una prioridad.

Según los datos de la encuesta, hombres y mujeres coinciden en que la discriminación contra las mujeres es un gran problema, más del 75 por ciento. Pero, en ambos casos, entre el 21 y 22 por ciento considera que en el país se discrimina a las mujeres, pero no es un problema.

En cambio, 2,5 por ciento de los varones y un 3 por ciento de las mujeres afirmó que no existe discriminación contra la mujer en Bolivia.

¿Y por regiones cuál es la percepción? Es en los valles donde menos gente cree que la discriminación contra las mujeres es un problema, casi un 60 por ciento respondió afirmativamente.

En cambio en el área metropolitana casi el 80 por ciento indicó que es un problema, casi 75 por ciento en el cono sur, 74 por ciento en la zona andina y 71 por ciento en el trópico cochabambino.

Es también en los valles donde los ciudadanos más minimizan el problema, señala el estudio. Un 11,5 por ciento respondió que no existe discriminación contra la mujer en Bolivia y casi 29 por ciento aseguró que sí existe, pero que no es un problema.

En el cono sur del departamento, casi el 75 por ciento de los consultados dijo que la discriminación contra las mujeres es un problema importante y un 4 por ciento señaló que no existe discriminación.

En la zona andina, entretanto, el 74 por ciento ve que el problema es importante, mientras que un 4 por ciento asegura que no existe.

Finalmente, en el trópico, casi un 71 por ciento de la gente considera a la discriminación un problema importante y sólo un 2 por ciento que no existe.

DISCRIMINACIÓN, MAYOR EN LAS OFICINAS

La encuesta departamental revela que más hombres y mujeres han sido discriminados en oficinas del Gobierno, ministerios, juzgados o alcaldías. Casi el 57 de los varones que dijo haber sido discriminado alguna vez indicó que pasó el mal momento en oficinas públicas, en el caso de las mujeres, el 48 por ciento hizo la misma afirmación.

Más hombres (27 por ciento) que mujeres (21 por ciento) afirmaron que sufrieron de discriminación en el trabajo o cuando estaban buscando un empleo. En cambio, más mujeres (22 por ciento) que varones (19 por ciento) indicaron que fueron discriminadas en lugares públicos como en la calle, plazas, tiendas o el mercado.

La misma cantidad de varones y mujeres dijeron que fueron discriminados en alguna organización social, sindicatos, OTB y otros. Más varones afirmaron que se sintieron excluidos en organizaciones políticas.

FICHA TÉCNICA DE LA ENCUESTA DEPARTAMENTAL

La encuesta fue levantada por Ciudadanía empleando una muestra representativa de toda la población del departamento mayor de 18 años de edad. Fue realizada entre el 15 de noviembre y el 3 de diciembre de 2014.

La muestra total incluye 1.044 entrevistas divididas en cinco macroregiones: la zona metropolitana, la región de valles, del trópico, del cono sur y la zona andina del departamento. Estas cinco macroregiones constituyen los estratos de la muestra.

La muestra tiene un margen de error de hasta +-3% para un nivel de confiabilidad del 95 por ciento representando a toda la población del departamento. El diseño de la muestra permite realizar comparaciones a nivel de macroregión con representatividad de la población en cada uno de los estratos, para un nivel de confiabilidad de 95 por ciento y un margen de error de 6,7 por ciento en cada macroregión.

ANÁLISIS

Género: cultura, norma y realidad

María Teresa Zegada, Ceres

En las últimas décadas, y particularmente en los últimos años, se han dado pasos agigantados en relación con la incorporación de los derechos de las mujeres en la legislación boliviana, no sólo en relación con los derechos humanos, civiles y económicos, sino también políticos, como la histórica conquista de la paridad que ahora tiene rango constitucional.

No obstante, el sentimiento en las propias mujeres de que la discriminación y la condición de desigualdad en relación con los varones no ha disminuido es evidente en los estudios de opinión.

Sin desmerecer en absoluto los avances normativos logrados, ni las luchas de los movimientos de mujeres que han hecho posibles estos cambios, es fundamental comprender que estas disposiciones necesitan estar acompañadas por otros dispositivos y transformaciones concretas; de lo contrario, su impacto es muy limitado y se reduce al plano formal. ¿Cuales son estos dispositivos?

Para comenzar, aquellos que tienen que ver con la aplicación de las normas, es decir, instancias públicas multinivel que garanticen y velen por el cumplimiento de los derechos de las mujeres de manera eficiente; y la necesaria contraparte de una sociedad civil organizada que, a través de sus liderazgos institucionales pueda constituirse en vigilante riguroso de la aplicación de la ley.

No obstante, el problema principal se encuentra en el reconocimiento de una mentalidad fuertemente patriarcal que rige la vida cotidiana de hombres y mujeres, y por lo cual, a pesar de los grandes avances normativos, la calidad de dichas relaciones no parece modificarse.

De ahí que resulta necesaria una transformación en los imaginarios sociales y en la conducta de los y las ciudadanas, tanto en espacios privados como la familia, laborales, barriales, de esparcimiento, pero también en los ámbitos públicos como las organizaciones sociales y políticas, o la función pública, donde el empoderamiento de las mujeres resulta limitado por las prácticas cotidianas.

El hecho de que esta percepción sea más intensa en provincias y en las zonas andinas, muestra justamente la relevancia de dichas prácticas sociales, que en su caso sobrepasan el carácter universal y vinculante de la ley.