¿Quién dijo que Bolivia es una isla?

Maggy Talaveramaggy__talavera_Nada puede contra la realidad, debe estar pensando ahora el ministro de Economía luego de oír decir al presidente que está preocupado por la caída del precio del petróleo. Hasta hace solo unos días, el ministro insistía en repetir un libreto poco convincente que incluía afirmaciones como estas: “Bolivia está en una isla”, “no hay que asustarse” por la caída de precios del petróleo y “puede tener más bien un efecto positivo para el país”, porque la subvención a los hidrocarburos “puede bajar”.Para el ministro, las voces de advertencia sobre el impacto negativo de la caída de precios internacionales en la economía nacional provenían de ‘opinólogos’ y medios de prensa, a los que había más bien que criticar por ‘exacerbar’ a la opinión pública. ¿Mantendrá esta crítica ahora, luego de conocer la reciente declaración del presidente que va a tono con lo dicho antes por los opinólogos? ¿Le dirá al presidente que no exacerbe a la población con “medias verdades” o “medias mentiras”?Difícil. Como difícil es sostener la afirmación de que Bolivia está en una isla. Nadie está ni es una isla en este mundo globalizado, en el que la economía es una determinante mucho más poderosa que cualquier discurso. Lo acaba de comprobar el propio presidente en un reciente viaje al exterior. Claro, hay que lamentar que un gobierno que abraza el discurso de lo nacional descalifique a sus propias voces y solo sea capaz de entrar en razón cuando oye voces foráneas; a veces, demasiado tarde como para corregir entuertos.Ya puede ser tarde en el caso de Bolivia, si acaso el Gobierno no asume que la realidad en la gestión 2015 no será el de una bonanza como la disfrutada en casi una década y que necesitará ser más austero a la hora de aprobar y ejecutar el presupuesto fiscal previsto para 2015. Considerando, además, una previsión urgente para los años subsiguientes, ya que el mayor impacto puede llegar entre 2017 y 2019, de acuerdo con las previsiones de los hoy llamados opinólogos que, en realidad, no son sino expertos en la materia.Para evitar padecer por el impacto negativo que seguro ocasionará la caída de precios del petróleo, a los bolivianos no nos queda otro camino que el de demandar sinceridad en el debate público sobre el tema, algo imposible de lograr si las autoridades y funcionarios de Gobierno no acceden a transparentar el manejo de las cifras y los indicadores de la economía nacional. Al final, ya se sabe: la verdad siempre aparece. Que lo diga el presidente…El Deber – Santa Cruz