Asesinos de reputaciones

Hugo Andrés Hinojosa Peláez*ministro moldizQuizás el título pueda parecer algo impactante, pero podemos definir esta denominación como: “el intento de empañar la reputación de una persona”. El régimen castrista utiliza muy bien esta técnica heredada por grupos creados en la Unión Soviética, que cuyo fin es crear un servicio de inteligencia capaz de actuar en todos los ámbitos de la vida civil y militar, debiendo actuar dentro y fuera del país para descubrir y combatir a los opositores del régimen.Este servicio de inteligencia, tiene como función desprestigiar a las personas, instituciones y gobiernos para desinformar a la población y a la opinión pública en general, creando una mala reputación o imagen, por medio de la fabricación de medios distorsionados. También se elaboran leyendas contra los gobiernos o personas no gratas. La técnica de difamar comienza por la fabricación de imputaciones calumniosas contra un individuo en un entrelazado artificial de mentiras con medias verdades.Éstas son emitidas por unos medios de difusión y prensa “creíbles” con entrevistas a personas, nacionales o extranjeros, comprometidas con el partido de gobierno. De ahí, la información salta a los agentes repetidores que están ubicados en los medios de comunicación o en internet y según la importancia dada al personaje u objetivo se retransmite en mayor o menor intensidad, lo cual puede ser a nivel nacional, en una ciudad determinada, en un país en particular o mundialmente. Una vez se ha logrado el fin, optan por el medio de persecución mediante procesos judiciales o en su caso son tildados de esquizofrénicos por ir en contra del gobierno, siendo sometidos a “tratamientos” en hospitales psiquiátricos donde se dejan morir a las personas de hambre y frío.Esta práctica maquiavélica tiene repercusión en gobiernos como el de Bolivia, que desde sus inicios se ha empeñado a perseguir y combatir a sus opositores. Primero, actuando de la misma manera que lo hace todo gobierno dictatorial con ideas populistas, cambiando la Constitución Política del Estado, poniendo las reglas a su favor, controlando toda la estructura y organización funcional del Estado, logrando de esta manera perseguir judicialmente a los líderes de oposición y a cualquier persona que la considere una amenaza y por último tildarlos de esquizofrenia al que piense de manera distinta a ellos.Al parecer la declaración del coronel del Ejército, Germán Cardona Álvarez, no fue la excepción, tras la revelación que hizo entorno a que las armas que se presentaron para sustentar el supuesto caso terrorismo fueron retiradas de la Octava División de Ejército un mes antes. El Ministro de Gobierno Hugo Moldiz, atribuyó al uniformado de tener problema psicológico y de esquizofrenia con intereses políticos por tener relación con la “derecha” más dura. No habría que olvidar la estrecha relación que tiene el actual Ministro de Gobierno con el servicio de inteligencia cubana y supuestos vínculos con las FARC.Los gobiernos dictatoriales tienden a utilizar la mentira de modo institucional porque su fundamento desde un comienzo estuvo basado en el engaño para eludir y diluir en tiempo, espacio y circunstancia, las reacciones contrarias de los ciudadanos. Son perfectos fabricantes de mentiras y asesinos de reputaciones que no entienden o no quieren entender, que al final del camino, toda mentira o engaño tiene un mismo destino: Disiparse ante la fuerza incontenible de la verdad.*Abogado