La FELCN de Bolivia está vulnerable ante los narcos

Mientras los emisarios de cárteles de droga llegan a Bolivia y derrochan lujos para delinquir, la Policía está más pobre y vulnerable.

imageLOS CIRCUITOS DEL NARCOTRÁFICO IDENTIFICADOS POR LA FELCN, EL CIRCUITO 1 DEL VRAEM, EL CIRCUITO 2 DE SAN GERMÁN, TIPNIS, EL CIRCUITO 3 DE LA MARIHUANA Y LA SITUACIÓN GENERAL DEL TRÁFICO. DATOS DE INFORME OFICIAL DE FELCN 

La lucha entre narcotraficantes y policías siempre ha sido desigual en distintos lugares del mundo. Bolivia no es la excepción. Empero, desde que el Gobierno ha decidido bolivianizar la lucha antidrogas para no depender de Estados Unidos, ni de nadie, la pelea se ha tornado más dura porque la pobreza económica influye en muchos aspectos que no se advierten en las cifras globales.



Las autoridades son optimistas cuando informan sobre los resultados de la interdicción. Recién, el subdirector de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), coronel Marco Álvarez, dijo que en el primer trimestre de 2015 se incautaron de 9.89 toneladas de cocaína, 22.91 toneladas de marihuana, destruyeron 20 laboratorios, 720 fábricas de droga, detuvieron a    941 personas (876 bolivianos y 65 extranjeros) y afectaron el patrimonio de los narcotraficantes en 7.478.025 dólares al arrebatarles 7 avionetas, 220 vehículos, 39 inmuebles y 33.525 dólares en efectivo. 

Las cifras así, en frío, son alentadoras. Hace pocos meses el mismo embajador de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Eduardo Reyna, reconoció que Bolivia cumplió el Plan de Acción 2011-2015 de la Estrategia Hemisférica de Drogas 2010 de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) y que “existen fortalezas en el combate boliviano contra el narcotráfico, la reducción del consumo de estupefacientes y el control de la producción de coca”.

Sin embargo, ¿cuánto más se podría lograr si se invirtieran recursos humanos, logísticos y económicos en prácticas de lucha antidrogas que funcionaban antes y que ahora ya no se aplican? Este diario conversó, bajo reserva de identidad, con policías de diversos rangos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) que  trabajan en esta unidad.

Ellos aseguran que las condiciones en las que se enfrentan al Goliat del narcotráfico rayan en lo absurdo. “Respetamos y apoyamos la decisión del Gobierno de realizar una lucha soberana, sin injerencia de otros países, pero que al menos se invierta lo que la NAS (Sección Antinarcóticos) de Estados Unidos invertía, no tenemos ni la cuarta parte de lo que antes nos daban”, admite un agente.

La Sección Antinarcóticos (NAS) era la oficina responsable por la administración y coordinación de los recursos que el Gobierno de Estados Unidos proporcionaba al Gobierno de Bolivia para fortalecer su capacidad de hacer cumplir las leyes, y a las Fuerzas Armadas y otras instituciones públicas para combatir el tráfico de drogas y otros delitos transnacionales. El Gobierno de Bolivia acusó de injerencia a la Embajada de EEUU, expulsó a la DEA (Agencia Federal Antidrogas) en 2009 y la Embajada decidió llevarse a la NAS del país, luego de 40 años de presencia en tareas contra el narcotráfico.

Dejando de lado el tema de la injerencia política, ¿qué es lo que le daba la NAS a la Policía Boliviana para enfrentarse a los narcotraficantes y que hoy no tienen? Según los agentes consultados, tenían acceso a herramientas vitales para desarticular clanes, bandas y organizaciones de narcotraficantes.

Por ejemplo, tenían oficiales de enlace en varios países de América Latina para intercambiar información sobre peces gordos y pequeños del narcotráfico, alertar sobre los cargamentos que entraban o salían vía fronteras y otros datos valiosos. El costo económico de mantener estos oficiales de enlace es altísimo y antes había el dinero para solventarlo.

También contaban con recursos suficientes para tener vehículos todo terreno nuevos o bien mantenidos, con combustible garantizado. “Ahora nuestros Lobos (vehículos) están destartalados, viejos, nos quedamos sin combustible”, relata otro efectivo.

“Nos faltan uniformes, alimentación, mientras los narcos tienen teléfonos satelitales y armas de última tecnología.Nuestro armamento tiene problemas. La munición ya no es americana, es de otra industria, del M-16 y M-4 se tranca, en algunos operativos los agentes tuvieron problemas”, describió otro policía. Antes, se preveía el pago de informantes para obtener datos dentro de los clanes o bandas de narcos. Por el momento, en Bolivia no se contempla el pago de informantes. Otros gastos como fotocopias, material de escritorio, llamadas telefónicas también eran cubiertas y hoy existen restricciones, según los agentes.

Gran golpe.

Emisario del Cártel de drogas de Tijuana

El último fin de semana de marzo de 2015, las elecciones subregionales opacaron una noticia importante. La Policía del Perú y la FELCN de Bolivia capturaron en el Beni al pez gordo más buscado del Perú, Sósimo Teofanes Bermudo, integrante del Cártel de drogas de Tijuana. En Bolivia tenía otra identidad como Wálter Pillco Cervantes.

Tenían de todo

Sósimo Teofanes y su cómplice dirigían desde San Ramón tres narcovuelos diarios entre Bolivia y Perú. Tenían en San Ramón un laboratorio de cristalización de cocaína, repuestos para avionetas, teléfonos satelitales, combustible, GPS, radio de comunicación, radio bases, balas luminosas para pistas y proyectiles calibres 7.62, 5.56 y 9 mm. El cártel de Tijuana es una de las organizaciones criminales más grandes y violentas en territorio mexicano, y está a cargo de los Arellano Félix.

Solo 1300 policías en FELCN

Los recursos humanos también son insuficientes. Según datos oficiales, solamente 1.300 policías se dedican a la lucha antidrogas en el país, en las 9 Fuerzas Especiales de Lucha Contra el Narcotráfico. Existe un pedido de incrementar esa cifra hasta 2.000 efectivos para mejorar la respuesta y el combate contra el narcotráfico. “Los policías ingresaban a la FELCN con un perfil específico, eran vigilados, sus teléfonos eran intervenidos por gente de contrainteligencia para evitar que sean corrompidos por los traficantes que manejan muchísimo dinero y compran conciencias”, describe un oficial. Por ahora no hay un organismo de contrainteligencia de la FELCN en Bolivia, aunque el ministro Hugo Moldiz anunció el 10 de abril de este año que ya están proyectando la creación de este necesario grupo que estará conformado inicialmente por policías y luego serán incorporados civiles.

Álvarez: “Estamos retomando los oficiales de enlace pero labores de Inteligencia son efectivas”

Las autoridades de la fuerza antidrogas aseguran que los resultados de la interdicción, con respeto a los derechos humanos y sin injerencias, son la mejor evidencia de que la “bolivianización” de la lucha contra el narcotráfico es efectiva.

El subdirector nacional de la FELCN, coronel Marco Álvarez y la representante del Conaltid, Tatiana Dalence, confirmaron que la Unión Europea, de forma desinteresada, invertirá 60 millones de euros en la lucha contra este flagelo mundial, por los próximos cuatro años. Se estima que se invertirán 15 millones por año, pero lógicamente se deberá cumplir con las metas fijadas. Este dinero será invertido en diversos proyectos de desarrollo integral, revalorización de la hoja de coca y la lucha contra los traficantes de todo tipo de drogas.

Existen proyectos que ya están en etapa de construcción tales como el Centro Antinarcóticos en Ichilo con una inversión de un millón de euros, un Centro de Adiestramiento Garras del Valor con una inversión de 625 mil euros y un Centro de Adiestramiento de Canes que demanda una inversión de 500 mil euros. “El Estado Plurinacional aportará con el 20 por ciento del monto total y la Unión Europea con el 80 por ciento ”.

En relación a la ausencia de oficiales de enlace, Álvarez dijo que se está retomando este proyecto y ya existen avances importantes para contar con un oficial de enlace en el Perú. El pago de informantes no está legalizado en Bolivia. La NAS lo hacía con su dinero, pero para respaldar esta cancelación es necesario contar con una ley que ya está en anteproyecto.

Álvarez dijo que ya se solicitó aumentar el número de policías antidrogas de 1.300 a 2.000 y que existe presupuesto para cubrir materiales, insumos y otros servicios necesarios para enfrentar la lucha contra los narcos.

Los tres circuitos de la droga que los narcos usan en Bolivia

La Policía ha identificado los tres circuitos principales que utilizan los narcotraficantes nacionales y extranjeros en Bolivia para introducir pasta base de cocaína, cristalizarla y trasladarla a otros países.

El primero, según el subdirector nacional de la fuerza antidrogas, Coronel Marco Álvarez, es el puente aéreo. La droga peruana entra por el sector del VRAEM (Valle del Río Apurimac, Ene y Mantaro) a Bolivia para ser cristalizada y luego sale hacia Paraguay y el Brasil.

Las avionetas bolivianas y extranjeras introducen grandes cantidades de droga por el sector norte del país, Beni y Cobija. La cocaína también entra por el lago mayor, Titicaca, y lago menor, Poopó, en lanchas y barcazas. Los traficantes la trasladan también en mochilas por Puerto Acosta.

El circuito dos de la droga se enfoca en la producción de la sustancia ilegal en San Germán, el TIPNIS y el sector de Qaqachacas. De allí la pasta base sale a puntos intermedios donde funcionan laboratorios para cristalizar la cocaína y luego llega al Brasil y Paraguay por tierra.

El circuito tres está relacionado con la marihuana. La marihuana paraguaya, de color achocolatado y preparada en forma de ladrillos, entra al país por Tarija, Villamontes y Machareti, es acopiada en Tupiza y Uyuni para luego ser trasladada hasta Chile.

En Bolivia, la producción de marihuana está concentrada en el sur de Cochabamba, el norte de Chuquisaca, en un sector de los Yungas y Tupiza.

Existen otros circuitos menores, pero estos tres son los principales y según Álvarez se está atacando los mismos. En comparación con el año pasado, el secuestro de cocaína subió de 5.597 a más de 9 toneladas de cocaína en el primer trimestre de 2015. En cuanto a la marihuana la incautación se incrementó de 16 a 22 toneladas.

Fuente: OPINIÓN, Cochabamba