Lavarse las manos era el requisito fundamental para sentarse a la mesa cuando éramos pequeños. Tan fundamental que muchos recordarán tener que levantarse de la silla y dirigirse hacia el baño cada vez que respondían con un «no» a la eterna pregunta «¿Te has lavado bien las manos?».Probablemente en esa etapa muchos no acababan de entender por qué era tan importante y necesario ese gesto. Pero hoy parece más claro, especialmente desde que en 2009 la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el 5 de mayo como el Día Mundial de la Higiene de Manos, que se unió a otra causa similar, el Día Mundial del Lavado de Manos con fecha el 15 de octubre. La idea de una y otra celebración es la misma: concienciar a la población de la importancia de este movimiento. ¿Pero ha cuajado ya el mensaje o todavía es necesario explicar por qué es tan necesaria la higiene de manos? Y si no tenemos dudas al respecto, ¿sabemos de verdad cómo lavarnos las manos, cuántas veces hay que hacerlo al día y cuánto tiempo deberíamos invertir?Lo primero es aclarar qué es la higiene de manos y por qué es tan importante. El apartado Seguridad del Paciente de la web del Ministerio de Sanidad la define como «un procedimiento cuyo objetivo es reducir el número de microorganismos que hay en la piel de las manos». Y continúa explicando que lavarse las manos es la «forma más sencilla y eficaz para evitar la propagación de las infecciones que se transmiten a través del contacto».La doctora María Sainz, jefa del servicio de Medicina Preventiva del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y presidenta de Fundación de Educación para la Salud (FUNDADEPS), lo explica de la siguiente manera: «La higiene [tanto de las manos como del resto de cuerpo] es el primer eslabón de la salud de una persona. Nos rodean microorganismos con lo que estamos en contacto constantemente. Si no llevamos una higiene adecuada, existe un mayor potencial de infectarnos, ya sea con nuestra suciedad o con la de otro». Esto se hace especialmente necesario en el caso de niños y ancianos ya que son más susceptibles a contagios: en el primer caso el sistema inmunológico está todavía formándose y en el segundo está más debilitado.Aclarado su significado y su importancia, queda saber cómo debe ser un buen lavado.ENTRE 7 Y 8 ECES AL DÍANo hay una cifra exacta que marque el número de veces que tenemos que lavarnos las manos al día, pero sí un cálculo aproximado. «Las personas sanas deben hacerlo antes de cada comida y después de manipular productos que generen suciedad, en especial en lo referente a la higiene del baño», explica la doctora Sainz. Esto, haciendo un cálculo aproximado, significaría que habría que lavarse las manos una media de 7 a 8 veces al día. Siempre suponiendo que la persona no trabaja con focos de infección o que no se dedique a la manipulación de alimentos.En esa lista de momentos que deben ir asociados a un lavado de manos se podría incluir también la elaboración de comida, la limpieza del hogar, el contacto con animales o incluso el uso del teclado del ordenador. «Es uno de los puntos que más bacterias acumula porque está en contacto directo con las manos», apunta Manuel Araujo, director general en España de la empresa de limpieza Helpling /a>. Con el teclado del ordenador pasa algo así como con la pantalla táctil del móvil: ambos están llenos de microbios.Y habría que añadir un punto más a esta lista. La doctora Sainz apunta que es altamente recomendable lavarse las manos al llegar a casa: «Venimos de estar en contacto con cosas públicas que pueden estar potencialmente más contaminadas».SIN EXCESOS NI OBSESIONESHay que limpiarse las manos, sí, pero tampoco se trata de excederse. El lavado obsesivo puede provocar un problema en la piel. Pasa exactamente igual que ocurre si nos duchamos más de lo conveniente. Un exceso de agua, fricción y jabón puede acabar por ser contraproducente: al fin y al cabo se está atacando al primer mecanismo que tenemos para defendernos de los agentes externos.Las manos frente al resto del cuerpo ofrecen una mayor resistencia, de ahí que podamos lavarlas con más frecuencia. «Su piel es más fuerte y más estratificada, sobre todo la de la palma, por eso aguanta más lavados», aclara Sainz, a quien le gusta insistir en la mesura: «Los excesos pueden producir irritaciones en la piel. De ahí que en los trabajos que impliquen más higiene de manos se tenga muy controlado qué productos se usan y que haya un buen aclarado».AGUA TIBIA Y JABÓN NEUTRONi fría ni caliente, el agua con la que lavamos las manos debe estar a tibia. De esta forma se garantiza una mejor desaparición de las bacterias.El jabón es también importante aunque actualmente la mayoría de los que se compran en droguerías o supermercados tienen pH neutro, por lo que no generan problemas. Lo recomendable en cualquier caso es utilizar jabón de pulsación —como el que encontramos en establecimientos públicos y cada vez en más casas— en lugar de la pastilla clásica. «En caso de que se apueste por éstas debe ser de forma doméstica e incluso a título personal», añade Sainz.CINCO GESTOSNo es sólo frotar las palmas entre sí y listo. Para lavarse las manos hay que llevar a cabo cinco acciones. «La OMS lanzó una estrategia global para que la gente aprendiese a lavarse las manos y se basa en estas cinco acciones», explica María Sainz. Los movimientos serían:
- Frotarse las palmas de las manos entre sí entrelazando los dedos,
- Frotarse cada palma contra el dorso de la otra mano también entrelazando los dedos,
- Frotarse el dorso de los dedos de una mano contra la palma de la mano opuesta ,
- Rodear el pulgar izquierdo con la palma de la mano derecha, frotar con un movimiento de rotación y viceversa
- Frotar la punta de los dedos de la mano derecha contra la palma de la mano izquierda, haciendo un movimiento de rotación y viceversa.
En esta infografía lo puedes ver bien y también en el vídeo de arriba:
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