¿Y si el Estado es el gánster?

Javier Paz Garcíajavierpaz177__thumb21211Muchas teorías políticas asumen que el Estado es un ente benevolente, altruista y casi omnisciente, cuya función es velar por el bienestar del ciudadano. Una notable excepción es la línea teórica de la opción pública (public choice) desarrollada sobre los trabajos pioneros de Gordon Tullock y el premio Nobel de economía James Buchanan.Los seres humanos a lo largo de la historia hemos desarrollado instituciones para facilitar y mejorar la vida en sociedad; una de esas instituciones es el Estado y la mayoría de las personas creemos que el Estado es necesario (los anarquistas no comparten esta opinión). También la mayoría de las personas consideran que entre los principales roles del Estado está el velar por la justicia y evitar los abusos que unos puedan cometer contra otros. ¿Pero qué pasa cuando el Estado no solo no cumple el rol de velar por la justicia, sino que se transforma en una institución promotora de injusticias y abusos? ¿Qué pasa cuando el Estado es capturado por un grupo gansteril dispuesto a todo por conservar y acrecentar su poder?Las revelaciones de que las armas supuestamente halladas por el Estado boliviano contra los supuestos terroristas eran en realidad armas que estaban bajo custodia del Ejército y que fueron confiscadas de varios procesos policiales pasados, refuerza la hipótesis de que en Bolivia vivimos bajo un Estado gansteril, donde no solo son maleantes los funcionarios masistas, sino también las Fuerzas Armadas, la Policía y el Órgano Judicial. Esas armas no pudieron haber salido de la 8va División del Ejército sin el conocimiento de varias personas, por lo que la responsabilidad no es de uno o dos militares negligentes o esquizofrénicos, sino de la institución.En Bolivia el gobierno hace cosas que solo pueden venir de gente sin escrúpulos ni ética: la farsa del caso terrorismo, la matanza de Porvenir, la quema de la prefectura de Cochabamba, la ilegalidad del proceso constituyente, los muertos de la Calancha, la aplicación selectiva de la Constitución Política del Estado (la nueva y la vieja), la persecución política y judicial, la sumisión del órgano judicial al ejecutivo, la mañosa aprobación de la reelección del presidente (y su poca vergüenza postularse luego de decir públicamente años atrás que no lo haría), los proverbiales negocios del vicepresidente y su familia y muchas cosas más hacen pertinente que nos preguntemos ¿qué hacer ante un Estado gansteril?