Lecciones del desastre griego

Editorial – El Día_tsipraslineralaurent_2a946d79La izquierda mundial, a la cabeza del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz han pegado el grito al cielo por la amenaza de sanciones contra Grecia, obligada a pagar una deuda de 1.500 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional. Azuzados por una generación de populistas impresentables surgidos en Europa al calor de la crisis y que se solidarizan con el folklórico primer ministro griego Alexis Tsipras, quien propone la Unión Europea siga financiando un verdadero desastre económico, crece una corriente de lo más irracional que podría propagarse a nivel mundial usando la vieja bandera del antiimperialismo.Este movimiento que enarbola la irresponsabilidad le viene como anillo al dedo a populistas de otras latitudes como Nicolás Maduro y algunos congéneres que no tardarán en refunfuñar, tratando de hacer causa común. Bolivia no se quedará callada pues, como se sabe, nuestro país preside el Comité sobre el Proceso de Reestructuración de la Deuda Soberana de la ONU, la plataforma perfecta para este tipo de alborotos.Grecia se encuentra a la cabeza del gasto público, con un aumento del 80 por ciento entre 1996 y 2008 y un crecimiento de su deuda del 400 por ciento. Su déficit público es equivalente al 14 por ciento del Producto Bruto Interno, aunque el gobierno griego reconoce solo el 3,7 por ciento.Fiel a la tradición populista, Grecia reniega de los mercados y la banca de inversión, pero de la misma forma que lo ha hecho la Bolivia Plurinacional, también recurrió a la bolsa de Wall Street para ocultar sus cuentas públicas.En Grecia ha sido el Estado el que ha llevado a la quiebra a la banca. Las entidades financieras cargaron con la deuda pública durante los años de la burbuja crediticia para respaldar el enorme gasto gubernamental. La Unión Europea inyectó dinero para salvar los depósitos de los ahorristas, procedimiento que se repitió en dos ocasiones y que las autoridades están demandando por tercera vez.Lo peor que hizo el Estado fue la intervención y la concentración. Más de la mitad de la economía griega llegó a depender de la mano estatal, creando una estructura clientelar en base a contactos de corrupción y subvenciones. Este dato debería provocarnos una gran alarma en Bolivia, donde el Estado está llegando al 70 por ciento del control económico.Veamos algunos datos del derroche: Grecia llegó a tener un salario mínimo superior en 50 por ciento a España, pese a tener un PIB per cápita inferior; el estado se convirtió en el principal empleador; había oficinas fantasmas hasta con 300 empleados; pese a ser un país de izquierda radical, incrementó el gasto militar; el número de empleados públicos superaba el millón en el 2012, el 20 por ciento de la fuerza laboral; los sueldos de los burócratas superaban el salario medio del sector privado, llegando a los 70 mil euros al año, 15 mil más que en Alemania; Grecia tenía cuatro veces más profesores que Finlandia, el país que mejor nota saca en el Informe PISA de calidad educativa, pero esa superpoblación de docentes solo le ha servido para estar entre los países europeos con peor nivel en casi todas las pruebas de enseñanza; se redujo la edad de jubilación, con el 96 por ciento de renta, etc. etc.Grecia es un país quebrado pese a que la Unión Europea le ha lanzado varios salvavidas que los populistas no aprovecharon más que para fomentar el derroche, la corrupción, la burocracia y el intervencionismo, que pusieron a la nación a la cola en el clima de negocios.  ¿Qué tan lejos estamos de llegar a la misma situación?