Bolivia, su historia

AGUSTIN ECHALARAgustín Echalar AscarrunzDesde hace un par de meses han ido apareciendo en los puestos de los canillitas los tomos de  «Bolivia, su historia”, un gran trabajo hecho por un colectivo de historiadores bolivianos llamado Coordinadora de la Historia.  Tengo que decir que tratándose de un producto que salía junto a las ediciones de un periódico que por no estar en problemas con el gobierno actual está de alguna manera, en entredicho, compré mis volúmenes con una cierta aprehensión: su lectura (recién estoy en el tercer tomo, pero van más de 1000 páginas), ha revertido ese preconcepto.No estimado lector, no crea Ud. que estos tomos son la historia acabada de Bolivia, tampoco crea que yo abogaría porque se conviertan en un texto oficial para estudiar la historia de nuestro país. En primer lugar, como todo texto, este es perfectible, en parte porque tiene todavía vacíos que merecen ser llenados, y en parte porque la historia como disciplina es, valga la redundancia, una historia de nunca acabar. Cada nuevo estudio, cada nueva lectura, enriquece esa búsqueda por la verdad respecto al pasado.Ahora bien, lo que es posiblemente más novedoso en este trabajo, es que se haya logrado juntar en uno, el devenir de la historia de nuestro país y que aunque se trata de una obra de divulgación, ésta no haya optado por ser  extremadamente sintética. No, ¨Bolivia, su historia¨, no se preocupa por el número de páginas que requiera para desarrollar un tema, aunque no se va por las ramas, y nos permite entrar dentro de nuestro pasado de una manera que no existió antes;  seguramente debido a la economía de espacios que hubo en compendios históricos previos. Por lo demás, se trata de un trabajo hecho por historiadores que han dedicado muchos años de su vida a desenmarañar el pasado de nuestro país, y otros tantos años, a explicárselo a sus estudiantes.Hay en esta obra, precisamente en los tomos II y III que se dedican a la historia del período español o colonial, algo tremendamente interesante. Es un rescate, no romántico ni hispanófilo, de ese largo período, que ha sido tan maltratado, tanto por muchos historiadores del pasado como por poetas con complejo de historiador, o por los políticos de hoy.Las casi 700 páginas que se dedican  a contarnos el devenir entre 1533 y 1825, terminan siendo, además, una sonorísima bofetada en el rostro de alguien como el Viceministro de Descolonización, precisamente porque las premisas que la política de descolonización que son utilizadas en nuestro país, son sólo posibles a partir de una profunda ignorancia respecto a la historia. El período español, el período de la conquista y de los virreinatos, tuvo profundas sombras, pero fue determinante para la estructuración de nuestro ser como individuos y como nación, con todas nuestras contradicciones, con todas las injusticias, pero también con un gran enriquecimiento cultural  a partir de la fusión de dos mundos. Y ante todo, lo que se puede ver en estas páginas es algo que había sido previamente negado, y es el protagonismo indígena en esos siglos, donde no sólo fueron víctimas de un sistema opresor, sino actores de la política y el ejercicio del poder en una sociedad extremadamente compleja.El mes de agosto, mes patrio por los festejos de la independencia de Bolivia, se ha convertido en La Paz, también en el mes de los libros, gracias a la feria del libro que ya va por su vigésima edición. Siempre he pensado que en una casa, no lujosa, pero adecuadamente montada, lo mínimo que debe haber aparte de un diccionario, (de lo que se puede prescindir, gracias a internet), es de un buen texto de historia: el que nos ocupa es el ideal.  Si no lo compra ahora, espere un poco, alguien me han dicho que se está preparando una edición, un poco más cuidada y bella, que saldrá en un futuro próximo a cargo de la editorial que ya ha trabajado en el texto.Página Siete – La Paz