La brutal represión policial ordenada por el gobierno “indígena” contra los guaraníes de Takovo Mora es una de las primeras muestras, junto con el TIPNIS, de lo que podríamos llamar la batalla de las áreas protegidas, un ciclo de conflictos que muy probablemente se desarrolle en los próximos años en Bolivia.Ya descartada la máscara seudo-ecologista, el régimen asume ahora un nacional-desarrollismo autoritario, en el afán de preservar la renta estatal gasífera que le permite a la administración evista mantener una amplia maquinaria clientelar.En el camino, el MAS olvida el derecho constitucional de consulta como requisito para la exploración en territorios indígenas, demostrando que su “indigenismo” fue solo instrumental, una maniobra para entronizar a una camarilla burocrática y corrupta.Evo Morales ha adelantado que su gobierno entrará a las áreas protegidas “con toda la fuerza” y así se vio en Takovo Mora, donde las fuerzas represivas llegaron incluso a violar domicilios para detener a dirigentes guaraníes.La soberbia les impide a los cabecillas del régimen siquiera pensar en un proceso de exploración concertado, con limitaciones en función del impacto ambiental, o analizar alternativas económicas basadas en la participación en el mercado internacional de certificados de carbono, lo cual le reportaría a Bolivia alrededor de 500 millones de dólares anuales…[email protected]