Sensatez y sentimientos

yanezArturo Yáñez CortesNo es que me haya vuelto, de pronto, crítico de cine y escriba sobre esa hermosa película del mismo título y dirigida por Ang Lee que hace varios años la disfruté; sino es lo que estimo nos corresponde a partir del fallo de la CIJ sobre la excepción preliminar de incompetencia planteada por Chile contra la demanda boliviana.Tratándose del mar, para l@s bolivian@s es muy pero muy difícil evitar nuestros sentimientos, cultivados y alimentados desde antiguo además, sobre esa reivindicación. No obstante, sostengo a la vista de lo acaecido, tanto al plantear la demanda, durante la discusión de la excepción, conocido su resultado y, fundamentalmente lo que viene, urge proceder con sensatez, teniendo en cuenta que el innegable éxito en la denegatoria de la cuestión preliminar (imagínense si habríamos perdido) es eso, un triunfo sobre una cuestión previa y no de fondo o principal. Es como un partido de raquetball: sólo hicimos un ace maldito en el primer saque, pero debemos hacer los restantes puntos hasta ganar el partido e incluso, ese resultado no nos garantiza campeonar el torneo y menos obtener el trofeo –el mar- de vuelta.Procediendo con sensatez, cabría empezar considerando la situación procesal exacta: la CIJ se ha declarado competente para conocer el fondo del asunto y ahora ingresamos al litigio principal, que demorará muchos años más en resolverse, sobre el fondo de nuestro pedido. Por tanto, debemos evitar caer en los demagógicos discursitos de plazuela fruto del llunkherío a su jefazo (el pasado jueves abundaron de esos, por ejemplo en la Plaza 25 de Mayo) creyendo o presentando este éxito preliminar e incluso, de darse, el final, como la vía directa e inmediata para retornar al mar, puesto que el petitorio de nuestra demanda y como la CIJ lo ha mencionado de taquito en su reciente fallo, lo máximo que obtendremos es obligar a Chile a sentarse a negociar con nosotros el tema dentro de un plazo razonable, lo que nos guste o no, no augura necesariamente, el retorno anhelado.Otro ejercicio de sensatez, consiste en huir de prostituir la reivindicación con afanes partidarios, léase reelección al infinito que tiene babeando a quienes le están metiendo no más sin disimulo alguno de su angurria por el poder total o, la mera oposición al tema, como eso y nada más. Peor, atar nuestra reivindicación a alguna persona en concreto, pues reconociendo los laureles que le tocan al rererepostulado a emperador por su iniciativa, precisamente la trascendencia del tema marítimo obliga encararla como política de estado y no de un gobierno y peor de un partido o de su jefazo. Por ello, sostengo también que este nuestro sonado éxito, propina otro sopapo más al discurso del gobierno, puesto que para lograrlo, ante las evidentes limitaciones de sus serviles funcionarios, no ha tenido más remedio que sacar –acertadamente- del averno plurinacional a prominentes figuras del “sindicato de delincuentes” (Evo dixit).Finalmente, cabrá también olvidarse de los constantes ataques verbales que se acostumbra propinar en contra de quienes considera “sus enemigos”. Pese a que estamos en pleito con el vecino y si pretendemos dialogar productivamente con ellos, es hasta de sentido común que no corresponde tratarlos como si fueran de COMCIPO (para señalar recientes ejemplos) o algunos otros “enemigos internos” que se especializa crear a diario el gobierno. Vaya que hubiera sido interesante que los potocos puedan recurrir a la CIJ para obligarle al gobierno a sentarse a dialogar con ellos, en vez de reírse de sus demandas y reprimirlos. Cabrá entonces controlar los impulsos totalitarios y las lenguas viperinas. Aristóteles decía por ello: “Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo”. ¿Será posible?…Correo del Sur – Sucre