¿Por qué el Gobierno invierte en armas represivas en vez de mejorar la calidad de vida de las personas que viven en esa zona? ¿Es parte del diálogo o el trato que el Gobierno promete al pueblo mapuche? Las respuestas tienen que ver con que los políticos están protegiendo los intereses del gran empresariado a vista y paciencia de la ciudadanía. En buen chileno: lo está haciendo ‘cara de raja’; es decir, lo que hacen es una desfachatez.
Sí, porque el jueves el ministro del Interior, Jorge Burgos, presentó con bombos y platillos en el Grupo de Formación de Carabineros en Temuco cinco de estos terroríficos vehículos acorazados que serán distribuidos en distintos puntos de la región de La Araucanía.
El Dagger es un vehículo de apoyo táctico de última generación fabricado por la empresa francesa Panhard, propiedad de la también francesa Renault. Es capaz de cargar una ametralladora de 7,62 o 12,7 mm (montada en un anillo con operador o controlada a distancia), también se puede configurar para lanzar granadas de forma unitaria o múltiples proyectiles, tiene un sistema de gestión de combate, sistema de vigilancia perimetral, puestos de disparo para sus ocupantes (que pueden ser un mínimo de dos y máximo de cuatro uniformados), extractor de humo y sistema para cortar cables. Además su blindaje lo protege de minas explosivas, es anticohetes y sus rejillas son anti-RPG7 (el lanzacohetes antitanque).
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Asimismo estos vehículos, que pesan 5,5 toneladas, pueden ser trasladados por aire, alcanzar los 110 kilómetros por hora, rendir 800 kilómetros sin recargar combustible y se adaptan a cualquier terreno. Ya hay dos operando en la región del Biobío y estos serán destinados a la subcomisaría de Pidima, en la provincia del Malleco, cuyas tierras están habitadas por decenas de comunidades mapuche que solo quieren la paz pero en su lugar reciben hoy estos monstruos que amenazan con reprimir a su pueblo en pos de los intereses del latifundio.
Fuente: ActualidadRT