¿Don Fisco debería leer a Smith?

LCHRLuis Christian Rivas SalazarLa Ley 843 de 20 de mayo de 1986 fue promulgada como una de las medidas para acompañar el D.S. 21060 para transformar la Administración tributaria y reducir los más de cien impuestos existentes a solo seis impuestos permanentes, con esta medida se pretendía otorgar oxígeno a los contribuyentes que sufrían una de las peores crisis económicas de su historia, las palabras de Paz Estenssoro: ¡Bolivia se nos muere! Simplifican todo lo que queremos describir.Después de otorgar oxígeno a los contribuyentes y permitirles salir del pantano burocrático que significa pagar más de cien impuestos para solventar los gastos de un Estado paquidérmico que tenía empleados supernumerarios características del estatismo y del socialismo, que ofrece promesas que luego los contribuyentes tienen que pagar, en Bolivia estamos involucionando en materia impositiva.El sector privado creció con semejante alivio de carga impositiva hasta que se impuso el Estado plurinacional, como nunca antes en la historia boliviana de los impuestos, la sagacidad y rapacidad de los cobradores de impuestos nunca se ha hecho más manifiesta en un gobierno que dice ser de los oprimidos. La modernización técnica que se ha desarrollado hasta ahora, ha complicado el lenguaje de pago para miles o millones de personas que no saben manejar los formatos digitales de los difíciles y entramados pagos de impuestos. No existe el impuesto en facilito.Peor aún, los Estatutos autonómicos de los departamentos facultan para crear sus propios impuestos, no solo departamentales sino también municipales porque el año 2011 se promulgó la Ley 154 de Clasificación y Definición de Impuestos y de Regulación para la creación y/o modificación de impuestos, que permite este futuro saqueo con la creación de nuevos impuestos.Mientras el Estado plurinacional se ufana de haber logrado un record histórico el 2012, cuando el SIN logró la recaudación más alta de la historia tributaria de Bolivia al conseguir  37 mil millones de bolivianos, el triple de lo recaudado en 2005 y un 24% más a lo obtenido en 2011. Los organismos institucionales como el PwC mediante el Ranking “Paying Taxes 2015” del Banco Mundial califican a Bolivia como “el peor país del mundo en cuanto a facilidad para pagar impuestos”.Bolivia está en el puesto 189 de 189 y nuestra dramática situación refleja como un contribuyente destina 1025 horas anuales como siervo para cumplir con sus obligaciones tributarias en 42 procedimientos, cuando el promedio mundial muestra que los ciudadanos de otros países dedican 264 horas en 26 pasos. Pero los opulentos bolivianos pueden gastar tiempo y dinero en este nuevo Estado paquidérmico, y no decir nada, mientras le succionan los tuétanos desde el centralismo hasta las autonomías. Los bolivianos no pueden ser serviles, ni defender un sistema que está ahogando nuevamente en el lodazal burocrático a los que deciden ser formales.Pero Don Fisco debería leer y entender los cuatro Principios doctrinarios y fundamentales de los impuestos de Adam Smith que están en “La riqueza de las naciones” y que todo digno estudiante de Derecho Tributario conoce, especialmente el Principio de Certidumbre, el Principio de comodidad en los pagos y el Principio de Economía; antes de querer engañarnos como a tontos.Aun leyendo al viejo Smith, Don Fisco no lo entendería porque el estatismo populista no se basa sobre principios sino sobre la demanda de sus clientes electorales a quienes tiene que satisfacer mediante la agresión y robo a los contribuyentes, el Estado es sinónimo de gasto y alguien tiene que pagar esa factura.