La revolución en el Four Seasons

GCHGonzalo ChávezTengo muchas ganas de volver a Nueva York, pasé 5 años espectaculares en mi primera juventud cuando estudiaba en la Universidad de Columbia. Por supuesto quisiera volver en gran estilo, así que intenté hacer una reserva en el hotel Four Seasons, donde nuestras autoridades aparentemente se alojaron, como corresponde a su investidura aunque no a su discurso socialista. Cuando intenté hacer la reserva en este hotel de siete estrellas se esfumó mi sueño de ipso facto. Una nochecita, en el cuarto más baratito cuesta 975 dólares. Así que volvía a la realidad de mis bolsillos de profesor universitario y tendré que buscar un alojamiento como exalumno en algún dormitorio de la universidad.El evento de las oportunidades de inversión en Bolivia se hizo con gran estilo. La separata del Financial Times sobre Bolivia es muy mona, tiene lindas fotos del país, su gente y sus empresas pero parece más un número de la revista National Geographic antes que un profile de negocios para atraer inversores. Tiene artículos buenos, algunos hasta con unos matices críticos. Sin duda es una realización profesional, pero promociona el país primario exportador. Se insiste que la inversión debería venir al sector de gas natural, minería, agro industria y la novedad turismo. El resto es el viejo modelo desarrollista basado en una fuerte intervención del Estado. Sin duda no se pueden pedir peras al olmo.  El sueño de desarrollo de este gobierno es la visión  de los abuelitos que querían pasar del lingote al automóvil. Es la cansada industrialización vertical, un museo de grandes novedades y no la revolución de la diversificación productiva.Desde el oficialismo se ha reconocido que, entre carta y espadas, se habrían gastado medio millón de verdes en todo el evento de promoción, y que en concreto se habría conseguido 35 intenciones de inversión, eso significa que cada muestra de interés costo 14,285 washingtones, un bicoca y si tan solo uno de estos interesados invirtiese unos 100 millones de dólares, en algún proyecto, se habrá hecho un gran business. Además para un país que crece el 5% en promedio en los últimos ocho años, lo gastado es pocket money (las moneditas del bolsillo en una traducción libre), como dirían en la 5ta avenida en Nueva York.Así que todos los envidiosos que se antojan los buenos vinos de 300 dólares por  botella del Four Seasons, los ponzoñosos neoliberales que en el pasado no sacaron ni un anuncio en Vanidades y los mal entretenidos opinadores que se alojan en albergues estudiantiles se moderan sus viperinas lenguas y morían envenenados cuando un Amazonas de inversiones ingresen al país, incluyendo una sede del Four Seasons en el Chapare. El problema de fondo tampoco es que alguna Marilyn Monroe contemporánea ¿Tal vez Lyady Gaga? o en este en esta caso debería ser Joan Baez (una musa de los revolucionarios de los años setenta), le cantó Happy Brirthday Mister President, como al legendario Kennedy, sino el reconocimiento que la plata interna no alcanzará para sobre llevar la crisis económica y la necesidad imperiosa que existe de atraer ahorro externo, en sus diferentes formas. Es decir la cosa puede estar más fea de lo que se nos pinta.  El sentido común se pregunta: ¿para que endeudarse si se tiene más de 15 mil millones de reservas internacionales en el Banco Central y hay 20 mil millones en la banca privada?Habiendo reconocido que este año tendremos menos 3.500 millones de dólares menos de exportaciones, el gobierno se lanzó a la conquista del ahorro externo con furor de guitarreada, a través de cuatro caminos. 1) Préstamos privados, como se recordará, el gobierno después de 100 años ha colocado bonos en el mercado privado por 1.000 millones de dólares, mostrando que somos sujetos de crédito. 2) Préstamos de organismos internacionales que como en el pasado estarían ayudando al fisco a pagar cuentas. 3) Préstamos de proveedores, como sería el caso de los 7.000 millones ofrecidos por el gobierno chino. Cabe recordar que estos créditos se los usa exclusivamente para comparar equipos o servicios del que presta la plata, que en una primera aproximación pueden ser baratos, pero que existe el peligro que la ganancia también esté incorporada en precios caros de venta casada. Y 4) La inversión extranjera directa, que de las anteriores, sería la mejor porque puede implicar más empleos y posible transferencia tecnológica. Salvo los dos primeros dos casos, el resto de la plata es ofrecida y del dicho al trecho hay un gran trecho. Ahora se debe reconocer que estas acciones de coqueteo con el capital financiero internacional harían palidecer al Lenin, pero sin duda son señales muy efectivas para calmar expectativas y señalizar estabilidad y continuidad.Finalmente, un apunte de sana envidia, tendré que esperar mi próxima reencarnación para alojarme en el Four Seasons para dormir en sabanas de algodón egipcio de 1.800 hilos que dicen, los que saben, son perfectas para tener sueños de poder eterno.El Día – Santa Cruz