¿Qué son las relaciones “tóxicas” y cómo afectan a la familia?

Últimamente oigo hablar de las “relaciones tóxicas” con demasiada frecuencia y me doy cuenta de que muchas personas generalizan y no saben bien de qué se trata. Por eso, aquí defino qué son y cómo podrían estar afectando tu pareja y tu familia.

¿A qué llamamos una “relación tóxica”?

Se trata de una relación entre los miembros de una familia o pareja que está caracterizada por ciertos comportamientos abusivos por parte de sus miembros y que llegan a dañar a los demás emocionalmente y, muchas veces, también físicamente.

¿Cómo  puedes saber si estás en una relación tóxica?

Discusiones hay en todas las familias. Pero una relación sana debe contribuir a tu bienestar físico y emocional. Una relación sana debe contribuir a tu autoestima y sumar energía emocional para hacer frente a los problemas allí afuera (en el trabajo, la escuela, la sociedad en general).



¿Y si en una relación no hay mutuo respeto, cuidado entre sus miembros ni interés por el crecimiento y el bienestar del otro? Se trata de una relación que te intoxica: poco a poco va secando tu interior, va contaminando tu mente hasta drenar la felicidad que había en ti.

 

Las relaciones tóxicas y sus consecuencias en la familia

Aunque el término fue inicialmente aplicable a las relaciones de amistad y de pareja, sin duda su aplicación puede extenderse a la vida familiar, dado que es en el seno de la familia en el que se toman decisiones que afectarán a todos sus miembros.

En consecuencia, si los miembros de una familia pierden su capacidad de compartir las responsabilidades, de opinar y arribar juntos a una decisión que beneficie a todos y cada uno, si en esa familia ya no es posible ser uno mismo sin miedo y se ha transformado en un lugar donde no nos sentimos cómodos ni seguros, es porque la relación tóxica entre sus miembros ha dejado ver sus consecuencias en todo el grupo familiar.

¿Se puede hacer algo para revertir la situación?

Sí. Lo mejor es sentarse juntos a conversar sobre estas cosas de forma calma. Y si no es posible, es hora de pedir ayuda a un orientador familiar, un psicólogo social o un psicólogo clínico que se especialice en terapia familiar.

Solamente si todos los miembros dela familia se comprometen entre sí (y con el profesional que los atiende) a volver a crear un lugar seguro para todos los hijos, podrán crecer como seres humanos íntegros y sanos en lugar de transformarse en adultos disfuncionales a causa de una relación familiar tóxica.

Fuente: www.imujer.com